Me encanta la historia de Jesús enseñando a los dos discípulos en el camino a Emaús cómo es que todo el Antiguo Testamento testifica de Él. Me fascinó (y todavía me fascina) el pensar en Cristo como la culminación de todo el Antiguo Testamento. Sin embargo, durante un tiempo me decepcionó que Lucas no incluyera una transcripción de su conversación para nosotros.
Quería entender más sobre cómo el Antiguo Testamento apunta a Jesús, pero no sabía qué hacer. No me di cuenta en ese momento, pero yo carecía de una comprensión de la teología bíblica, algo que es vital para todo cristiano. A pesar de la gran necesidad de que los predicadores entiendan la teología bíblica, la mayoría de los libros de predicación apenas tocan el tema.
Afortunadamente, Graeme Goldsworthy escribió Cómo predicar a Cristo usando toda la Biblia. El teólogo australiano define la teología bíblica como “permitir que la Biblia hable, en su totalidad, por sí sola; pues es la única palabra del único Dios sobre el único camino de salvación” (p. 7). En su primera parte, este recurso expone la metodología de teología bíblica en lo que se refiere a la predicación expositiva. Luego, en una segunda parte, pasa a aplicar sus métodos a ocho géneros bíblicos distintos. El propósito de Goldsworthy es “brindar un manual a los predicadores que les ayude a aplicar un enfoque sólidamente cristocéntrico en sus sermones” (p. 9).

Goldsworthy lamenta cuánto se pierde la unidad de la historia de la Biblia en la predicación evangélica de hoy:
“Los textos son sacados de contexto; la aplicación se lleva a cabo sin una preocupación por lo que el autor bíblico, en última instancia el Espíritu Santo, busca transmitir. La predicación temática y centrada en los problemas pasa a ser la norma, y los estudios basados en personajes tratan a los héroes y heroínas de la Biblia como ejemplos aislados de cómo vivir. Es importante reexaminar el viejo adagio que enseña que un texto sin contexto es un pretexto…” (p. 36).
La teología bíblica no es fácil, admite Goldsworthy, pero es esencial para comprender verdaderamente el mensaje de la Biblia y lo que significa para nosotros hoy. El autor muestra el enfoque cristológico de las Escrituras desempacando las dinámicas, a veces difíciles, de la tipología del Antiguo Testamento, la ley y el evangelio, promesa y cumplimiento, junto con el telos de la Biblia. Al hacerlo, se nos recuerda una y otra vez cuánto este mundo pecaminoso necesita escuchar el mensaje de Cristo:
“¿Por qué querría uno tratar de predicar un mensaje cristiano sin mencionar a Jesús? ¿Podemos mirar en la otra dirección para ver a Dios?, ¿para ver a la verdadera humanidad?, ¿para ver el significado de cualquier elemento de la creación? […] Si queremos ver a Dios, él se revela con la mayor claridad en Jesucristo. Si deseamos ver el propósito de Dios para nuestra humanidad, este se revela con mayor claridad en Jesucristo. Si queremos ver el propósito de Dios para el orden creado descubriremos que está ligado a nuestra humanidad y, por lo tanto, también es revelado en Jesucristo” (p. 163-164).
La segunda mitad del libro proporciona un marco de referencia, ejemplos, y consejos prácticos para predicar a Cristo desde todos los géneros literarios de las Escrituras. Esta sección (para la cual “manual” es una gran etiqueta) es útil, pero no exhaustiva (lo que sería casi imposible). Puede decidir omitir algunas partes de esta sección a favor de estudiar el género de un libro que esté estudiando o con el que tenga dificultades.
Recomendación
Como sugiere el título de este libro, Cómo predicar a Cristo usando toda la Biblia es más valioso para los predicadores y otros comunicadores de la Palabra. Este recurso nos muestra que dejar de predicar a Cristo a partir de toda la Escritura es un gran peligro:
“Cualquier sermón que busque aplicar el texto bíblico a la congregación y lo haga sin dejar absolutamente claro que solo en Cristo y por medio de Cristo se realiza la aplicación, no es un sermón cristiano. Es, en el mejor de los casos, un simple ejercicio de buenos deseos y pensamientos piadosos. En el peor de los casos, es demoníaco, por su legalismo que niega a Cristo” (p. 175).
La contribución única de este libro es combinar métodos teológicos bíblicos con la práctica. La mayoría de los otros libros no proporcionarán una fiesta teológica tan rica (e importante) como la que encontramos en la primera parte, ni la guía práctica que está en la segunda; mucho menos la combinación. Muchos predicadores se encontrarán consultando este libro después de leerlo, incluso si es un poco erudito y extenso.
Cómo predicar a Cristo usando toda la Biblia es un libro muy importante. Desafiará las suposiciones del predicador y lo alentará a profundizar en el texto bíblico, lo cual es la única manera de crecer como predicador de Cristo. Creo que alentará a muchos a predicar a Jesús y su evangelio de diversas maneras, ya que imparte ideas sobre las inescrutables riquezas de Cristo desde varias partes de la Biblia. Este no será el único libro que predicadores necesitan sobre la teología bíblica y la predicación de Cristo, pero sería difícil encontrar uno más útil para alguien con una comprensión intermedia de la teología bíblica. Para aquellos que quieran un libro más de introducción, recomiendo “El gran panorama divino” de Vaughan Roberts.
Hoy, estoy contento de que no tenemos el sermón de Jesús de Lucas 24. (¡Aunque todavía me gustaría leerlo!). Cristo quiere que descubramos sus gloriosas riquezas para nosotros en los 66 libros de la Biblia. Nuestra tarea de predicar a Cristo de todas las Escrituras nunca será fácil. Pero a medida que trabajamos fielmente y crezcamos en la comprensión, nuestra alegría crecerá cuando veamos a Aquel de quien la ley, los profetas y los Salmos testifican y le predican a nuestro pueblo.