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Anclado en Cristo

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Vida Cristiana

Esperanza gloriosa para asesinos en serie

24/10/2017 by kevin Leave a Comment

“¡¿Cómo no se daba cuenta que su padre era un asesino en serie?!”

Durante un almuerzo reciente, esta fue la pregunta que dirigió la conversación entre mis compañeros del trabajo y yo. Una amiga de una compañera había conocido a la hija de un asesino en serie famoso aquí en Estados Unidos. Esta misma hija confesó que no tenía idea que su padre estaba regularmente matando a gente durante su niñez.

¡¿Cómo no lo podía ver?! ¿Cómo sucede algo así?

Este asesino era astuto en esconder sus pecados; y no es el único. Al ver entrevistas en la televisión, muchas veces los amigos o vecinos de los asesinos dicen algo parecido a, “¡Parecía un hombre bueno y amable! No tenía idea que sería capaz de algo así!”

Escondiendo nuestros pecados

La terrible verdad es que todos escondemos pecado. Gracias a Dios, la mayoría de nosotros no escondemos pecado de asesinato, pero hay otros pecados que luchamos para esconder.

Algunos se ponen la máscara de buenas obras, éxito, la religión, o la falta de religión para esconder su pecado. Otros se burlan de la necesidad de poner este tipo de mascara. Algunos llaman al pecado un “error”, o dicen que solo si la gente tuviera más educación o una mejor crianza, todo estaría bien.

Aunque el pecado debe ser evidente, muchas personas no creen en la pecaminosidad de la humanidad. No es muy común ver a alguien entrar a una tienda y decir, “¡Aquel fulano es un pecador que merece el infierno!”. Pero sigue siendo verdad. Fuera de Cristo, todos somos pecadores camino al infierno. Si no fuera por el testimonio del Espíritu Santo y nuestra conciencia, todo nuestro tiempo sería básicamente uno de pecar y esconder el pecado. Estoy de acuerdo con G.K. Chesterton quien dijo que el pecado original es, “la única parte de teología cristiana que realmente puede ser probada”.

Esconder nuestro pecado puede funcionar por un rato en este mundo, pero habrá un día cuando todo lo que hemos hecho ha será revelado delante del Dios Altísimo. Vamos a rendir cuentas a Dios por todos nuestros pecados: sea una mentirita o un homicidio doble. Las máscaras serán rasgadas de nuestras caras y se revelarán los corazones sucios de la humanidad.

¿Qué puede ser más terrible que estar de pie delante un Dios santo en el día de juicio?

Nuestra esperanza gloriosa

Las buenas noticias para los cristianos es que Cristo nos ha liberado de este temor. Él murió en la cruz y pagó la deuda que nunca podríamos pagar. Colosenses 2:13-15 nos dice:

Y cuando ustedes estaban muertos en sus delitos y en la incircuncisión de su carne, Dios les dio vida juntamente con Cristo, habiéndonos perdonado todos los delitos, habiendo cancelado el documento de deuda que consistía en decretos contra nosotros y que nos era adverso, y lo ha quitado de en medio, clavándolo en la cruz. Y habiendo despojado a los poderes y autoridades, hizo de ellos un espectáculo público, triunfando sobre ellos por medio de El.

Las buenas noticias del evangelio es para todos los que creen: no importa si son un miembro pecaminoso de los jóvenes de la iglesia (como era yo), un fulano en la tiendita, un miembro de las maras salvatruchas, o un asesino serial como David Berkowitz.

Esperanza gloriosa para un asesino serial

David Berkowitz mató a seis mujeres en la ciudad de Nueva York en los 1970s. Desde su niñez, su vida era difícil; tenía ataques epilépticos, pensamientos suicidas, y sufrió la muerte de su madre cuando tenía catorce años.

Su vida, que ya estaba bien oscura y aislada, se oscureció más cuando empezó a experimentar con el satanismo después de conocer algunos satanistas en una fiesta. Rápidamente se sumergió en la oscuridad y, durante un año entre el verano de 1976 y 1977, siguió las instrucciones de demonios para matar a seis mujeres brutalmente.

Berkowitz cubrió sus hechos y escapó la ley… por un tiempo. Su pecado eventualmente lo alcanzó. Él recibió el castigo de 365 años consecutivos en la cárcel (una sentencia de vida por cada mujer que mató). Él describió su sentencia como el ser “enterrado vivo tras los muros de la cárcel.”

Aunque la situación de Berkowitz parecía sin esperanza, la esperanza no estaba lejos.

Diez años había pasado en la cárcel cuando otro prisionero empezó una amistad con él y compartió el evangelio con David. Al principio, Berkowitz rechazó a tal prisionero. Poco tiempo después, se dio cuenta que anhelaba relaciones y amistades, y decidió hablar más con él. Su amigo nuevo pronto le regaló una Biblia y le instruyó a empezar a leer los Salmos. Aquí una descripción de lo que sucedió en las propias palabras de Berkowitz:

Una noche, leí Salmo 34. Leí el sexto verso, que dice, “Este pobre clamó, y el Señor le oyó, y lo salvó de todas sus angustias”. En este momento exacto, en 1987, empecé a derramar mi corazón a Dios. Todo me golpeó a la vez. La culpabilidad de lo que hacía…la repugnancia de la persona que era…tarde esa noche en mi celda fría, me arrodillé y clamé a Jesucristo. Le dije que yo estaba enfermo y cansado de mi maldad. Pedí a Jesús a perdonar todos mis pecados. Pasé mucho tiempo en mis rodillas en oración al Señor. Cuando me puse de pie, sentí como una cadena pesada y invisible que había estado alrededor de mí había sido rota. Una paz inundó mi corazón. No entendía lo que estaba sucediendo, pero en mi corazón, yo sabía que mi vida, en alguna manera, iba a ser muy diferente.

Hoy, Berkowitz ministra a otros prisioneros; y aunque está encarcelado, tiene un ministerio escribiendo cartas para compartir su testimonio y advertir acerca de los peligros del satanismo. Dios aun ha abierto la puerta para compartir su testimonio en televisión nacional de los Estados Unidos varias veces.

La historia de David Berkowitz es evidencia de que Jesús nos da libertad verdadera. Podemos ser honestos con Dios y nosotros mismos y recibir perdón.

Esperanza gloriosa para ti y para mí

Tu pecado probablemente no es tan horrible como el de David Berkowitz, pero si eres humano, tienes pecado suficiente para condenarte para la eternidad.

Ahora, si estás en Cristo, puedes estar seguro que tu pecado ha sido borrado. No tienes que esconder tu pecado porque estamos libres porque podemos confiar en la sangre de Jesucristo para limpiarnos de todo pecado. Y aunque luchamos contra el pecado diariamente, tu corazón nuevo y tu identidad nueva en Cristo te ayudan a decir “no” a la impiedad y hacer lo bueno (Tito 2:11-12). No te enfocas en cubrir tus pecados porque estás enfocándote en hacer buenas obras para el Señor (Tito 2:14). Tus ojos están puestos en Jesús, quien oyó tu clamor y te salvó de todas tus angustias.

Mientras algunas odian la verdad de que asesinos en serie pueden ser perdonados, debemos regocijarnos en gran manera. Pudiéramos ser nosotros con una sentencia larguísima: no una sentencia de vida tras las rejas, sino una eternidad de tormento y el juicio de Dios por rechazar el perdón que Cristo nos ofrece.

En Cristo hay perdón.

No conozco mejores noticias para un asesino en serie, para la hija de un asesino en serie, o para cualquier otra persona.


Puedes encontrar este artículo en inglés aquí.

Imagen de Berkowitz: By Source, Fair use, https://en.wikipedia.org/w/index.php?curid=39082375

Filed Under: Vida Cristiana

Una oración para una vida de trabajo que honre a Dios

10/10/2017 by kevin Leave a Comment

“Todo lo que hagan, háganlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres, sabiendo que del Señor recibirán la recompensa de la herencia. Es a Cristo el Señor a quien sirven” Colosenses 3:23-24.

Padre, vengo a ti agradecido de la oportunidad de glorificarte con poder trabajar. Gracias porque puedo trabajar duro y dormir cansado cada día. Gracias por los días buenos y los días malos, y por los dones que me has dado para ayudar a este mundo a ser un lugar mejor.

Mientras que entiendo que el trabajo es bueno, también entiendo que hoy no es lo que querías que fuera, y que es a menudo difícil y algo frustrante. Experimentamos las consecuencias del pecado: trabajo laborioso, injusticia y pruebas causadas por el trabajo; y también el dolor de querer trabajar sin la posibilidad de encontrarlo. Que estas situaciones me conduzcan a anhelar más la venida de Cristo y la consumación de todas las cosas: incluyendo nuestro trabajo.

Que la Palabra moldee mis hábitos y actitudes en el trabajo. Ayúdame a evitar ambos peligros, el de ser perezoso y el de idolatrar mi trabajo. Ayúdame a ser un empleado humilde, enseñable, que trabaja duro y sin quejarme, aun cuando las tareas que hago no son mis favoritas. Que yo pueda trabajar lleno de fe y motivado por el amor a Ti y a aquellos se benefician de mi trabajo.

Confirma la obra de mis manos, ayudándome a ser productivo, paciente, enfocado, y perspicaz. Protégeme de las distracciones y de la tecnología que pueden estar obstaculizando mi trabajo en vez de ayudarme a hacerlo mejor. Que el Espíritu me guie en mi trabajo a ser gozoso, creativo, productivo y estar en constante adoración; recordándome siempre de tu amor y de que eres la razón por la que respiro. Enséñame a alinear mi trabajo, mi familia, mi participación en mi iglesia y mi descanso en una manera que maximice el fruto que doy para tu reino.

Haz que mi trabajo y mi actitud a adornen el evangelio y haz brillar la luz de Cristo en este mundo oscuro. Ayúdame a bendecir mi lugar de trabajo viviendo una vida digna del evangelio frente a mis compañeros, y ayúdame a honrar a mi jefe como te honro a ti.

Y mientras trabajo, fija mis ojos en Jesús y su obra consumada en la cruz que me da un tesoro que no podría ganar, descanso que no podría experimentar, y una esperanza viva que me anime a trabajar para la gloria de Dios.

Oro estas cosas sabiendo que me escuchas, en Cristo Jesús y para tu gloria. Amén.

Publicado originalmente en Coalición por el Evangelio.

Filed Under: Vida Cristiana Tagged With: Trabajo

50 cosas que pierdes cuando no vas a una iglesia

20/09/2017 by kevin Leave a Comment

Descargar mp3 | Gracias a Coalición por el Evangelio por la grabación.

http://tgc-audio.s3.amazonaws.com/Coalicion_Radio_Podcast/A080-50_cosas_que_pierdas_cuando_no_vas_a_una_iglesia.mp3

Los cristianos crean todo tipos de excusas para huirle al mandato de no dejar de congregarnos (Hebreos 10:24-25).

Algunos creen las mentiras de la sociedad secular, que dice que la iglesia no es necesaria y que nosotros mismos podemos ser las autoridades de nuestras vidas. Otros rechazan la institución de la iglesia porque líderes han abusado del poder. Otros dicen que pueden encontrar a Dios en lugares como la naturaleza o haciendo sus pasatiempos favoritos. Para otros, no piensan mucho en la iglesia porque no entienden su importancia para nuestras vidas espirituales y como testigo público.

Es triste ver la actitud de muchos cristianos que evitan la iglesia, especialmente al pensar en hermanos y hermanas en necesidad que hacen grandes sacrificios para congregarse. Oí una vez de un pastor que alquila un autobús para los servicios de su iglesia. Pero no es para traer a más personas al edificio de la iglesia: el autobús es su edificio, y la iglesia da vueltas por la ciudad para evitar a la policía y la persecución.

Desafortunadamente, para muchas personas en lugares más cómodos, la iglesia no es una prioridad. Cosas como dormir, los partidos de fútbol, Netflix, o las vacaciones son la prioridad.

Cuando evitamos la agenda de Dios y al pueblo de Dios, cosechamos las consecuencias. Si ya estás involucrado en una iglesia, que estas verdades te recuerden de todas las bendiciones que disfrutas a través de su cuerpo. Si no lo estás, que te pueda servir de aliento y advertencia.

50 cosas que pierdes

1. Te pierdes de obedecer el mandato de no dejar de congregarte (Hebreos 10:24-25).

2. Te pierdes de amar a Dios con tu obediencia, y por resultado, el experimentarlo más profundamente (Juan 14:21).

3. Te pierdes de amar a Jesús amando a su esposa por la cual dio su vida (Efesios 5:25-27; Hechos 20:28).

4. Te pierdes de escuchar la Palabra de Dios proclamada, y el crecimiento espiritual que vendría de ello.

5. Te pierdes de escuchar aplicación de la Palabra de Dios a tu vida, tu comunidad, y tu cultura (1 Corintios 2:5; 2 Timoteo 4:1-2).

6. Te pierdes el aprender cómo leer la Biblia mejor por ser instruido por personas con dones divinos de enseñar y predicar.

7. Te pierdes la oportunidad de estar equipado para discernir doctrinas engañosas y peligrosas que niegan o cambian el evangelio (Efesios 4:11-14).

8. Te pierdes de animar a otros hacia el amor y las buenas obras, y también recibir el ánimo que otras te pueden dar (Hebreos 10:25).

9. Te pierdes de usar tus dones para edificar al cuerpo de Cristo para la gloria de Dios (1 Pedro 4:10-11; Efesios 4:11-14).

10. Te pierdes la oportunidad de beneficiarte de los dones de otros creyentes (1 Pedro 4:10-11; Efesios 4:11-14).

11. Te pierdes de beneficiarte de los líderes que Dios te ha dado (Efesios 4:11-14; Hebreos 13:7).

12. Te pierdes el someterte a los líderes que Dios te ha dado, y por consecuencia, de someterte a Dios mismo (Hebreos 13:17).

13. Te pierdes de ser pastoreado a través de los gozos y dificultades de la vida (Santiago 5:13-14; 1 Pedro 5:1-2).

14. Te pierdes el aprender de y seguir el ejemplo de tu pastor (1 Timoteo 4:12; Hebreos 13:7; Tito 2:7).

15. Te pierdes el rendir cuentas por tus acciones a través de la disciplina de la iglesia, que es la disciplina de Dios (Mateo 18:15-17).

16. Te pierdes de ministrar a otros con tu presencia, es decir, animar a otros por tu presencia y compromiso al pueblo de Dios (Hebreos 10:24-25; Hechos 4:32-33).

17. Te pierdes de estar capacitado para la obra del ministerio y el fruto que tal capacitación produce (Efesios 4:11-14).

18. Te pierdes de dar y recibir oración para crecimiento personal y necesidades personales (Santiago 5:16).

19. Te pierdes las bendiciones de la oración grupal y la instrucción que viene de escuchar las oraciones de otros (1 Timoteo 2:1-2; Hechos 6:1-6).

20. Te pierdes el cuidar de los pobres como cuerpo de Cristo, o el recibir cuidado necesario (Hechos 11:29; 2 Corintios 8:4; 1 Juan 3:17).

21. Te pierdes el servir a otros, quitando tu enfoque de ti mismo (Romanos 12:9-13).

22. Te pierdes estar en el centro de la voluntad de Dios, la cual es revelada más mientras lo obedecemos y renovamos nuestras mentes en su verdad (Proverbios 3:5-6; Romanos 12:1-2; 1 Tesalonicenses 5:15-18).

23. Te pierdes de celebrar el evangelio a través del bautismo (Romanos 6:4; Mateo 28:19).

24. Te pierdes la participación regular de la Santa Cena para unirte con creyentes a través de la historia para celebrar la obra salvadora de Cristo y su reino venidero (1 Corintios 11:23-26).

25. Te pierdes de la ministración de “los unos a los otros” entre hermanos y hermanas en Cristo (Juan 13:34-35; Efesios 4:12; Romanos 12:10-16; Gálatas 5:16; etc.)

26. Te pierdes el cantar alabanzas a Dios con la iglesia de Cristo (Colosenses 3:16).

27. Te pierdes el demostrar la unidad del evangelio al hacer amigos con personas diversas en un mundo dividido por raza, nacionalidad, clase económica, y lengua (Efesios 2:11-22; Efesios 4:3; Santiago 2:1; Apocalipsis 5:9).

28. Te pierdes el hablar la verdad en amor a otros creyentes que creen o practican doctrinas que no son bíblicas (Efesios 4:15-16).

29. Te pierdes de dar gozo al Señor como su pueblo reunido (Sofonías 3:17; Salmos 149:4).

30. Te pierdes de regocijarte al ver a personas creer en Cristo y abrazarlos como hermanos (Hechos 16:5).

31. Te pierdes de invitar amigos y familiares que no son creyentes a la iglesia para escuchar del Cristo que salva (Mateo 28:18-20; Colosenses 4:5).

32. Te pierdes de aceptar a otros como Cristo te ha aceptado (Romanos 15:7).

33. Te pierdes el experimentar cómo el amor de Dios es perfeccionado a través de su cuerpo (1 Juan 4:12).

34. Te pierdes el recibir la ayuda que la Palabra de Dios, el Espíritu de Dios, y el pueblo de Dios te dan para crecer en madurez cristiana (2 Timoteo 3:16-17; Salmos 19:7; Efesios 4:11-14).

35. Te pierdes de experimentar el Espíritu Santo morando en la comunión de la iglesia (2 Corintios 13:14).

36. Te pierdes el recibir recordatorios de tu identidad y posición en Cristo (2 Corintios 5:17; Tito 3:3-7).

37. Te pierdes ser influenciado por hombres piadosos y mujeres piadosas que aman a Jesús más que el mundo, y la oportunidad de influenciar a otros (Tito 2:1-8).

38. Tierdes ver cómo Jesús, la cabeza de la iglesia, obra a través de su cuerpo para llevar a cabo su misión en el mundo (Efesios 5:23; Colosenses 1:18).

39. Te pierdes de amistades cercanas con personas que invocan al Señor con un corazón puro (2 Timoteo 2:22).

40. Te pierdes recordatorios de vivir una vida centrada en Dios, enfocada en sus planes para el mundo y tu papel en ellos (Efesios 1:3-7; Efesios 3:9­-10).

41. Te pierdes de entender con todos los santos cuál es la anchura, la longitud, la altura, y la profundidad del amor de Cristo (Efesios 3:18).

42. Te pierdes la oportunidad de dar a Dios ofrenda de lo que te ha dado (2 Corintios 9:6-8).

43. Te pierdes la oportunidad de que la Palabra de Cristo more en ti en abundancia por cantos, himnos, y canciones espirituales (Colosenses 3:16).

44. Te pierdes de compartir los sufrimientos de Cristo por llorar con los que lloran y llevar las cargas de otros (2 Corintios 1:3-5; Romanos 12:15; Gálatas 6:2).

45. Te pierdes de dar a conocer la infinita sabiduría de Dios a los principados y potestades en los lugares celestiales a través de la iglesia (Efesios 3:9-10).

46. Te pierdes el potencial de recibir el llamado al ministerio (1 Timoteo 4:14; 1 Samuel 3).

47. Te pierdes el enseñar a otros, en palabra y hecho, cómo seguir a Cristo (Tito 2).

48. Te pierdes el recibir ayuda al luchar contra el pecado y ayudando a otros a luchar contra pecado (1 Pedro 2:11; Santiago 5:16; Gálatas 6:1-2).

49. Te pierdes el apoyar a misioneros como iglesia (Filipenses 4:16-17).

50. Te pierdes ver cómo la iglesia es edificada y fortalecida cuando cada miembro del cuerpo funciona como debe, madurando el cuerpo y edificándolo en amor (1 Corintios 12:12-20; Efesios 4:16).

Hay mucho más que puedo añadir… esta lista solo sirve para empezar.

La idea central: Por el diseño perfecto de Dios, nosotros necesitamos la iglesia.

Cuando Jesús apareció a Saulo en el camino a Damasco, no dijo, “¿Por qué persigues a mi iglesia?” Dijo Jesús, “¿Por qué me persigues?” (Hechos 9:4). Jesús se identifica tanto con la iglesia que un ataque a su cuerpo es un ataque a Él.

Podría ser que Jesús mismo te esté diciendo no solo, “¿Por qué evades a mi iglesia?” sino también, “¿Por qué me evades a mí?”

Mi deseo no es forzar reglas legalistas a los lectores; al contrario, quiero despertar a los que están perdiendo una relación abundante con el Señor por causa de evadir a su cuerpo. En lugar de ser algo que evitar, la iglesia es una bendición grande de la mano de Dios, y debemos amarla y regocijarnos en ella.

5 maneras de responder

1. Confía en Jesucristo. Jesús murió en la cruz para reconciliar rebeldes con Dios el Padre y crear un pueblo santo para sí mismo. Cree en Él y su plan para ti, lo cual incluye a la Iglesia.

2. Estudia para tener una perspectiva bíblica de la Iglesia. Te recomiendo que leas Efesios, porque Pablo explica los propósitos gloriosos de Dios para la Iglesia y da sentido a por qué Dios nos manda a no dejar de congregarnos (Hebreos 10:24-25). También puedes escuchar un mensaje llamado “Pasión de la Iglesia” por Sugel Michelén.

3. Si no asistes a una iglesia saludable que predica la Biblia, busca una. Considera usar el directorio de Coalición por el Evangelio o Iglered.

4. Involúcrate. Comprométete a una congregación buena, involucrándote en un estudio bíblico, o incluso pidiendo que un creyente más maduro te enseñe en la verdad. Tal vez esto es lo que necesitas para superar dudas o debilidades que impiden tu crecimiento espiritual.

5. Ora que el Señor te guíe acerca de cómo participar en una iglesia y usar los dones que te ha dado para bendecir a otros y edificar la iglesia.

Publicado originalmente en Coalición por el Evangelio. 

Este artículo está disponible en ingles también.

Filed Under: Vida Cristiana Tagged With: Iglesia

La Importancia de Meditar en Las Escrituras y Cómo Hacerlo

18/09/2017 by kevin 1 Comment

Las luchas que muchos cristianos tienen en recordar lo que leen en las escrituras no son el resultado de una mala memoria, sino un mal método, según Donald Whitney. En el capítulo tres de su libro Disciplinas Espirituales Para La Vida Cristiana, comparte su solución: meditar en la Biblia, y además da dos ilustraciones para probar su punto.

¿Por qué es necesario meditar en las escrituras?

1. Una taza de té.

“Una analogía sencilla sería una taza de té. En esta analogía, su mente es la taza con agua caliente y la bolsita de té representa su asimilación de las Escrituras. Escuchar la Palabra de Dios es como sumergir la bolsita de té en la taza una vez. El agua absorbe algo del sabor del té, pero no tanto como ocurriría si sumergiera la bolsita por más tiempo. Leer, estudiar y memorizar la Palabra de Dios son como las zambullidas adicionales de la bolsita de té en la taza. Mientras más veces entre el té en el agua, más penetrante será su efecto. La meditación, sin embargo, es como sumergir completamente la bolsita y dejarla en remojo hasta que todo el sabor intenso del té se haya extraído y el agua esté completamente castaño-rojiza. Meditar en las Escrituras es dejar que la Biblia se remoje en la cabeza”. (Página 52)

2. Acercarse a un fuego.

“La meditación también puede compararse con permanecer cerca del fuego. Imagine que usted estuvo afuera en un día helado, y luego entra adonde hay una chimenea con fuego vivo y caliente. Mientras camina hacia él, usted siente mucho frío. Extiende sus manos hacia el fuego y las frota enérgicamente durante los dos segundos que tarda en pasar más allá del resplandor y el calor. Cuando llega al otro lado de la sala, cae en cuenta: Todavía tengo frío. ¿Qué le pasa? ¿Hay algo mal dentro de usted?…No, el problema no es usted; es su método. Usted no se quedó cerca del fuego. Si quiere calentarse, tiene que permanecer cerca del fuego hasta que le caliente [el cuerpo.]…El no permanecer es la razón por la que muchos no recuerdan o no logran calentar su corazón cerca del fuego de la Palabra de Dios”. (Página 54)

Cómo meditar en las Escrituras

Whitney recomienda 17 métodos de meditación en las escrituras. Todos son útiles, pero algunos van a ayudarles más que otros. Yo sugiero las siguientes dos formas de meditar.

El patrón de oración:

  • Adoración: ¿Cómo me ayuda este pasaje a alabar a Dios por su carácter y sus obras?
  • Confesión: ¿Cuáles pecados necesito confesar que relatan en este texto?
  • Acción de Gracias: ¿Por cuáles cosas mencionadas en este texto puedo dar gracias al Señor?
  • Suplicas/Peticiones: ¿Cómo necesito que Dios me ayude a obedecer y creer esta verdad completamente?

También recomiendo que sigan el patrón de la teología bíblica:

  • Creación: ¿Cómo apunta este pasaje a la buena creación de Dios?
  • Caída: ¿Qué dice este pasaje sobre mi pecaminosidad y el pecado en todo ser humano?
  • Cristo: ¿Cómo apunta este pasaje a la persona y la obra de Cristo?
  • Consumación: ¿Cómo puede este pasaje avivar mi corazón a anhelar más el reino perfecto de Cristo?

Usando uno de estos métodos te ayudará a masticar la verdad de la Biblia en pedazos digeribles no sólo para alimentar tu alma, también para recordar la verdad de las Escrituras firmemente en tu memoria.

Una Última Exhortación

Whitney: “Lea menos (si es necesario) para meditar más…Si no puede ampliar su horario para meditar en la lectura bíblica, lea menos para tener un poco de tiempo tranquilo para la meditación.” (75-76)

Estoy de acuerdo. La meditación en la Biblia es una clave perfecta para la transformación espiritual. Cristiano, disciplínate a meditar en la Palabra de Dios y encontrarás un gran tesoro espiritual, gozo divino, y la bendición de Dios (Salmo 1; Salmo 19:10).

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Filed Under: Vida Cristiana Tagged With: Donald Whitney, Meditación en las Escrituras

Cómo George Mueller Superaba las Distracciones en la Oración

11/09/2017 by kevin 1 Comment

John Piper compartió en su recurso “Las Marcas de un líder espiritual” el ejemplo de cómo George Mueller, el gran hombre de fe que empezó muchos orfanatos en Inglaterra, superaba distraciones en oración. He encontrado su enfoque en oración y sus palabras muy útil en mis devociones, y las recomiendo a todos.

Miré con mayor claridad que nunca que mi primera y más grande responsabilidad, la cual debo cumplir diariamente, es tener un alma feliz en el Señor. Mi primera preocupacion no es cuanto debo servir al Señor ni cuanto debo glorificar al Señor sino cómo puedo llevar mi alma a un estado de felicidad, y cómo mi hombre interior puede ser alimentado… Antes de este descubrimiento mi costumbre por casi diez años fue el darme en oración justo después de vestirme en la mañana. Ahora veo que la cosa más importante que debo hacer es entregarme a la lectura de la palabra de Dios y la meditación en ella para que de esta manera mi corazón sea consolado, favorecido, advertido, reprobado e instruido de tal manera que, mientras medito, mi corazón podrá llegar a un punto de comunión experimental con el Señor. Empecé entonces a meditar en el Nuevo Testamento desde el principio temprano en la mañana. Lo primero que hice después de presentar una breve petición para que El bendijera su preciosa palabra fue empezar a meditar en la palabra de Dios buscando obtener de cada verso una bendición. No con el fin del ministerio público de la palabra; no con el fin de la predicación sobre mis meditaciones; sino con el fin de obtener alimento para mi alma. El resultado que he encontrado casi invariablemente es que después de algunos minutos mi alma es llevada a confesión, gratitud intercesión o súplica. De tal manera que aún no entregándome a la oración sino a la meditación, con frecuencia casi de manera inmediata mi meditación se transformaba más o menos en oración. Así cuando confieso, intercedo, suplico o doy gracias al proceder al siguiente verso me sumerjo en oración por mi y por otros según me guia la palabra, pero aún manteniendo como prioridad que el objeto de mi meditación es alimentar mi alma.

El resultado es que casi siempre hay una gran cantidad de confesión, gratitud, súplica e intercesión entretejidos en mi meditación y mi hombre interno casi invariablemente es sensatamente alimentado y fortalecido y cuando llega la hora del desayuno con raras excepciones me encuentro en un estado sino feliz al menos en paz.

Ahora que Dios me ha enseñado este punto, es tan sencillo para mi como cualquier cosa, que lo primero que debe hacer un hijo de Dios en la mañana es obtener alimento para su hombre interior. Así como el hombre externo no está capacitado para trabajar por cualquier periodo de tiempo a no ser que se alimente, y siendo esto una de las primeras cosas que hacemos en la mañana, de la misma manera lo debemos hacer con nuestro hombre interior. Debemos tomar alimento para eso según se nos permita a todos. Ahora bien, ¿Cual es el alimento para el hombre interior? No la oración sino la palabra de Dios y he aquí de nuevo, no la simple lectura de la palabra de Dios de tal manera que pase por nuestras mentes como el agua corre por un tubo, sino considerando lo que leemos. Reflexionando sobre ella y aplicándola a nuestros corazones.

Por la bendición de Dios, atribuyo a este método la ayuda y fortaleza que he tenido para cruzar en paz profundas pruebas en tal forma como nunca antes experimenté; y después de haber utilizado este método por más de cuarenta años, puedo de la manera más completa y en el temor de Dios elogiar este método. ¡Que diferente es cuando el alma es refrescada y y llevada hacia la felicidad temprano en la mañana; que cuando sin ninguna preparación espiritual enfrentamos el servicio, las pruebas y las tentaciones que se nos presentan!

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Filed Under: Vida Cristiana Tagged With: George Mueller, Oración

10 preguntas que los cristianos deberíamos hacernos sobre el entretenimiento

06/09/2017 by kevin 1 Comment

“Pero, dirá alguien, ¿no deberíamos tener entretenimiento? Sí, solo la diversión que puedas llevar a cabo con temor de Dios. Haz lo que Jesús hubiese hecho”. —Charles Spurgeon

Vivimos en una época sin precedentes con respecto al entretenimiento. El estadounidense promedio pasa más de diez horas al día frente a una pantalla.

Nunca antes habíamos tenido tantas opciones de programas de televisión, películas, música, blogs, redes sociales, y libros disponibles a través de muchos diferentes medios (TV, Internet, Netflix, etc.). ¿Cómo podemos asegurarnos de seguir fielmente a Cristo en esta nueva era de entretenimiento?

El discernimiento sobre lo que consumimos en los medios necesita algo más que simplemente decir: no debemos ver excesiva violencia o sexualidad (lo cual es cierto). Necesitamos entender los efectos complejos, y a menudo sutiles, de los medios de comunicación sobre nuestras vidas.

Permítanme ser el primero en decir que me fascinan los diferentes tipos de medios digitales, y me produce mucho beneficio espiritual el pensar en ellos a la luz de las Escrituras. Mi objetivo con esta sencilla lista es ayudarte a pensar más cristianamente acerca de lo que consumes. A medida que lees, pregúntale al Señor si hay algo que Él quiere que cambies para poder sacar el máximo provecho a tu corta vida.

1. Tus elecciones de entretenimiento ¿le agregan algo de valor a tu vida?

Para los cristianos, el consumo en los medios puede ir desde ser una diversión inofensiva y una herramienta para construir relaciones, hasta convertirse en una máquina creadora de ídolos que hace que desperdicies tu vida y tu eficacia para el Señor. Piensa en cómo el entretenimiento te ayuda a alcanzar los propósitos de Dios para ti durante esta etapa de la vida terrenal. ¿Qué cosa valiosa te faltaría si nunca más volvieras a encender tu TV, o si eliminaras esas aplicaciones que más te distraen?

2. ¿Qué deseos se cultivan en tu corazón con tus elecciones de entretenimiento?

¿Cómo impacta el entretenimiento tus deseos para con Dios? Si no soy intencional, mi consumo de medios de comunicación cultivará deseos pecaminosos.

Una vez, en casa de un amigo de la escuela, vimos una película que no esperaba que fuera tan atrevida y lujuriosa, y recuerdo que después me sentí distanciado de Dios. Me di cuenta de que algunos de mis deseos cambiaron después de ver la película. Ya no deseaba orar ni leer la Palabra como lo hacía antes. Mi carne anhelaba la lujuria que vi en la película, y tuve que confesar mi pecado a Dios y alimentarme con su Palabra para renovar mi mente (Ro. 12:2). Es muy probable que mi ejemplo no te sea del todo extraño. El salmo 1 describe a esa persona bendecida como alguien que constantemente medita en la Palabra de Dios y no se detiene en el camino de los pecadores. Esa noche, cuando estaba en casa de mi amigo, sentado en ese sofá, me encontraba en el camino de los pecadores, mientras los mensajes pervertidos de la película sutilmente daban nueva forma a mis deseos.

Sin embargo, debo decir que no todas las opciones de entretenimiento tendrán los mismos efectos. Podemos entrenarnos, durante el disfrute de entretenimientos más “neutrales”, a dirigir nuestra mirada al Señor en adoración, y reflexionar sobre el entretenimiento a través de la lente del evangelio. Aquí te dejo cuatro preguntas que te pueden ayudar a hacer eso:

  • ¿Cómo refleja esto la belleza y la bondad de la creación de Dios?
  • ¿Cómo refleja esto la pecaminosidad de la humanidad?
  • ¿Cómo refleja esto nuestra necesidad de un Salvador que cambie nuestros corazones?
  • ¿Cómo puede esto profundizar nuestro anhelo por la restauración, la paz, y la plenitud de vida que disfrutaremos por toda la eternidad?

3. ¿Pasas más tiempo quejándote de la maldad en el entretenimiento de lo que inviertes orando por las personas que lo producen?

El entretenimiento esta lleno de tonterías, sensacionalismo, y pecaminosidad. Puede ser muy fuerte la tentación a quejarse de las acciones tontas y perversas que las personas hacen, en lugar de ver esas acciones como viniendo de un pecador que necesita un Salvador. En lugar de quejarte, ruega por la salvación de aquellos a quienes fácilmente podrías criticar (1 Ti. 2:1-4).

4. ¿Me ayuda mi consumo de entretenimiento a aprovechar bien el tiempo, en estos días malos (Ef. 5:16)?

Kent Hughes escribe en Disciplines of a Godly Man (Las disciplinas del hombre de Dios): “Es imposible para cualquier cristiano tener una mente cristiana cuando pasa la mayor parte de sus noches, mes a mes, semana a semana, y día a día, viendo las principales cadenas contemporáneas de televisión o videos… Un programa mental bíblico no puede coexistir con la programación mundana”.

Si el mundo comparara tus hábitos de entretenimiento con tus hábitos de buscar a Dios a través de la oración y la lectura de la Biblia, ¿qué es lo que verían como más importante en tu vida? La vida es como una respiración, como un aliento, y como hierba que se desvanece rápidamente. No dejes que las cosas fáciles de la vida te roben lo más valioso.

5. ¿Me gustaría que mis hábitos de entretenimiento fueran imitados por mis hijos (o por aquellos a quienes lidero)?

Si eres un padre, o un líder de cualquier tipo, ten cuidado de transmitir tus malos hábitos a la próxima generación. Tu también eres susceptible a permitir que tus hijos sean discipulados por el entretenimiento y se conviertan en materialistas amantes del placer, con corazones aburridos a la verdad espiritual. Busca transmitir un ejemplo piadoso en cuanto a tu consumo de entretenimiento.

6. ¿Qué es lo que glorifica este entretenimiento?

Cada artista tiene valores, y aquellos que entretienen promueven sus valores a través de lo que producen. Muchas veces sus valores son puramente financieros; lo que significa que son capaces de hacer cualquier cosa que venda. Muy pocas veces los valores cristianos como la sabiduría, la integridad, el temor de Dios, o la exaltación de Jesucristo, tienen tiempo en el aire. Por lo tanto, debemos preguntarnos: ¿qué valores promueve este o aquel programa de televisión, o película? Si fallamos en analizar esto, los deseos de nuestro corazón serán deformados y alejados de la Escritura.

7. ¿Hace la TV más grande mi chisme?

El chisme se presenta de maneras diferentes, para diferentes personas. El chisme, para muchas mujeres, podría verse como criticar el peso de una actriz, o lo que fulanita vestía en alguna entrega de premios. Para los hombres que se burlan del culto hacia las celebridades, tal vez no se den cuenta que probablemente hacen lo mismo pero con atletas, al alabarlos o criticarlos. No conocer a alguien personalmente no significa que tenemos libertad para hacerlos el blanco de nuestros chismes.

“No salga de la boca de ustedes ninguna palabra mala, sino solo la que sea buena para edificación, según la necesidad del momento, para que imparta gracia a los que escuchan”, Efesios 4:29.

8. ¿Qué estás más dispuesto a comprometer: tus creencias cristianas, o tus opciones de entretenimiento?

Una vez más, esto no supone que todo el entretenimiento es completamente malo, pero esta pregunta debería ayudar a desenmascarar un ídolo, si es que este existe. Ten cuidado si a menudo te encuentras diciendo, o pensando: “Sé que como cristiano no debería ver ______, pero…”. Esto podría ser una señal de que amas más al entretenimiento que a Dios.

9. ¿Cuál entretenimiento sacrificarías con tal de tener una vida que honre más a Dios?

Mi esposa y yo decidimos vivir sin televisión por cable, por lo tanto, es muy raro que vea algo en la televisión. Esto nos ayuda no solo a ahorrar dinero, sino también a administrar nuestro tiempo para que no sea absorbido por espectáculos (o juegos) que no agregan nada de valor a nuestras vidas. También elijo no tener las aplicaciones ni de Facebook ni de Twitter instaladas en mi teléfono, para combatir otra tentación a perder el tiempo. Menos es más, y la vida es más plena cuando hacemos los sacrificios correctos para honrar a Dios.

10. ¿Ayudan tus opciones de entretenimiento a cumplir con aquello a lo que Dios te ha llamado?

El entretenimiento, usado correctamente, puede servir a un gran propósito: ayudarnos a disfrutar la vida que Dios nos ha dado, acercarnos a aquellos que amamos, y tener una mejor comprensión del mundo complejo en el que vivimos. Pero también puede distraernos de nuestro llamado dado por Dios.

Si tu entretenimiento es únicamente un consumo pasivo y no te motiva a crear o a pensar más profundamente, tus opciones de entretenimiento no son saludables. Si el “compañerismo” en torno al entretenimiento es la base principal de tus relaciones, tus opciones de entretenimiento no son saludables.

Dios quiere más de nosotros, no que solo estemos divirtiéndonos hasta la muerte (tomando la frase prestada de Neil Postman). Él quiere ser nuestro mayor deleite. Él quiere una mayor semejanza a Cristo y una vida abundante para sus hijos. Él quiere liderarnos y guiarnos con su voz tenue y delicada. ¿Estás escuchando?

Mi oración es que el Señor use estas sencillas preguntas para moldear tu mente y corazón, y así amarlo más en todo lo que haces.

Publicado originalmente en Coalición por el Evangelio y por Kevin Halloran en ingles. Traducido por Juan Manuel López Palacios.

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