Me encanta leer las predicas del gran predicador Charles Spurgeon. Él siempre me alienta con sus palabras bíblicas e imaginativo lenguaje. Aquí comparto una colección de citas sobre la oración y la unión con Cristo. Muchas son del libro El Poder de la Oración en la Vida del Creyente. También recomiendo dos libros en inglés de Spurgeon sobre la oración: Encouraged to Pray y Lessons from the Apostle Paul’s Prayers. Si no tienes tiempo para leer un libro, lee el sermón titulado El Secreto del Poder de la Oración (sobre Juan 15:7).
¡Que estas citas alienten sus corazones a orar!
- En la medida en que permanezcan en Cristo tendrán una confianza más firme, un gozo más rico, una mayor estabilidad, más comunión con Jesús, y un deleite mayor en el Señor su Dios.
- Jesús, en la estima de los creyentes que permanecen en Él, se vuelve más dulce y más amado, más hermoso y más atractivo día a día. No que Él mejore en Sí mismo, pues Él es perfecto; pero en la medida en que crecemos en nuestro conocimiento de Él, apreciamos de manera más profunda Sus excelencias incomparables.
- La oración es la emanación natural de un alma en comunión con Jesús. De la misma manera que la hoja y el fruto brotan de la rama de la vid, sin ningún esfuerzo consciente de parte de la rama, sino simplemente a consecuencia de su unión viva con el tronco, de igual manera brotan de las almas que permanecen en Jesús, los capullos de la oración y las flores y los frutos.
- Así como brillan las estrellas, así oran los que permanecen en Jesús. Es su hábito y su segunda naturaleza.
- Los corazones que permanecen en Cristo exhalan súplicas de la misma manera que el fuego despide llamas y chispas.
- La verdadera oración es medida por peso, y no por longitud. Un simple gemido ante Dios puede contener mayor plenitud de oración que un fino discurso de gran longitud.
- No sean siervos de los hombres, sino que permanezcan en Cristo. Que Él sea el fin así como la fuente de su existencia. Oh, si llegan allí, y se detienen allí en comunión perpetua con su Señor, pronto se darán cuenta de un gozo, de un deleite, de un poder en la oración, tal como no los conocieron antes.
- El trabajo de ustedes para Cristo debe ser la obra de Cristo en ustedes, o de lo contrario no será bueno para nada.
- ¡Oh, que la gracia fluyera a través de estas puertas dobles, estas puertas de oro! “Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros.” Empujen ambas hojas de la puerta y entren en este amplio salón: “pedid todo lo que queréis, y os será hecho.”
- El mejor hombre de oración es aquél que más cree y está más familiarizado con las promesas de Dios. Después de todo, la oración no es otra cosa que llevar las promesas de Dios a Él mismo, y decirle: “Haz así como has dicho.” La oración es la promesa utilizada. Una oración que no esté basada en una promesa no tiene un cimiento verdadero.
- Como el eco responde a la voz, así el corazón regenerado hace eco a la mente del Señor. Nuestro deseos son rayos que reflejan la voluntad divina: pedid todo lo que queréis, y os será hecho.
- Cuando tú y yo permanecemos en una unión real con Cristo, el Señor Dios nos mira de la misma manera que ve a Jesús, y nos dice: “No les negaré nada; pedid todo lo que queréis, y os será hecho”? Así entiendo yo el texto.
- Para que la oración tenga algún valor, debe tener peticiones definidas por las cuales suplicar. Hermanos míos, a menudo divagamos en nuestras oraciones, yendo tras esto, eso, y lo otro, sin obtener nada, porque en cada caso realmente no deseamos nada.
- No pidan a Dios simplemente por los pecadores en general, sino siempre mencionen a algunos pecadores específicos. Si eres un maestro en la escuela dominical, no pidas simplemente que tu clase sea bendecida, sino ora por cada uno de tus niños, específicamente, delante del Altísimo. Si hay alguna misericordia que anhelas para tu hogar, no vayas dando rodeos, sino sé claro y directo en tus peticiones a Dios.
- La convicción de mi propia alma es que la oración es el mayor poder en el universo entero; que tiene una fuerza más omnipotente que la electricidad, que la atracción, que la gravedad, o que cualquier otra de estas fuerzas secretas que los hombres han llamado por nombres, pero que no entienden. La oración tiene una influencia tan invariable, tan segura, tan verdadera, tan palpable sobre el universo entero, como cualquiera de las leyes de la materia.
- He confiado en el hombre y he sido engañado, pero mi Dios nunca me ha denegado la petición que le he hecho, cuando he apoyado la petición con fe en Su disposición a escucharme, y en la seguridad de Su promesa.
- La razón por la que hemos sido derrotados, y por qué nuestros estandartes se arrastran en el polvo, es porque no hemos orado.
- Cristiano, mira hacia arriba y regocíjate. Siempre hay un oído abierto para una boca abierta. Siempre hay una mano lista cuando hay un corazón listo. No tienes más que clamar y el Señor oirá; es más, antes de que llames, Él responderá, y mientras estés hablando, Él oirá. ¡Oh, entonces no seas tardo en la oración. Acércate a Él cuando llegues a tu casa; no, en el propio camino alza tu corazón silenciosamente; y cualesquiera que sean tus peticiones o tus súplicas, pídelo todo en el nombre de Jesús, y te será concedido.
- La oración misma es un arte que únicamente el Espíritu Santo puede enseñarnos. Él es el dador de toda oración.
- Oren para poder orar: oren hasta que puedan orar; oren para recibir ayuda para orar, y no renuncien a la oración porque no puedan orar, pues precisamente cuando piensas que no puedes orar, es cuando estás orando más; y algunas veces cuando no tienes ningún tipo de consuelo en tus súplicas, es cuando tu corazón todo quebrantado y abatido está realmente luchando y verdaderamente prevaleciendo con el Altísimo.
- Los antiguos santos solían argumentar en la oración. Cuando llegamos a la puerta de la misericordia, los argumentos eficaces son los golpes del aldabón que hacen que se abra la puerta.
- Él es estrictamente puntual; nunca llega antes de tiempo, pero tampoco se retrasa nunca. Hermanos, me temo que no entendemos qué es lo que tenemos a nuestra disposición cuando se nos permite argumentar con Dios por medio de Cristo. Me encontré con este pensamiento el otro día: era de alguna manera nuevo para mí, pero creo que no debió haberlo sido. Cuando le pedimos a Dios que nos escuche, argumentando el nombre de Cristo, usualmente queremos decir: “Oh Señor, Tu amado Hijo merece esto de Ti; concédeme esto por Sus méritos”. Pero si lo supiésemos, podríamos ir más lejos.
- Suponiendo que ustedes, que mantienen una bodega en la ciudad, me dijeran: “señor, vaya a mi oficina, y usando mi nombre, diga que deben darle tal y tal cosa.” Yo iría, y usaría su nombre, y debería obtener lo que solicito como un derecho, y como un asunto de necesidad.
- Hermanos, les iría mejor si en sus oraciones a veces pensaran más en los dolores y gemidos de Cristo. Lleven Sus heridas delante del Señor, díganle Sus clamores, hagan que los gemidos de Jesús clamen de nuevo desde Getsemaní, y que Su sangre hable de nuevo desde frío Calvario. Habla y dile al Señor que con esos dolores, y clamores, y gemidos con los cuales argumentas, no puedes aceptar una negativa: argumentos como estos te favorecerán.
- El hombre que tiene su boca llena de argumentos en la oración, pronto tendrá su boca llena de bendiciones en respuesta a la oración.
- Nuestras necesidades son grandes, por tanto que nuestra petición sea grande, y el abastecimiento será grande también.
- La oración es el pequeño nervio que mueve el músculo del Omnipotente.
- Los dones de la gracia no son gozados por los creyentes, todos de una vez. Al venir a Cristo, somos salvados mediante una verdadera unión con Él; pero es por permanecer en esa unión que recibimos mayor pureza, gozo, poder, y bendición, los cuales están depositados en Él para Su pueblo.
- A veces creemos que estamos demasiados ocupados para orar. Este es un gran engaño, porque orar es ganar tiempo.
- No orar porque no te sientes apto para orar es como decir: ‘No tomaré medicamentos porque estoy demasiado enfermo.’
Concluyo con una cita larga, pero poderosa, sobre la oración en el nombre de Jesús:
Esto es lo que Jesucristo nos dice virtualmente a nosotros. “Si necesitan cualquier cosa de Dios, todo lo que el Padre tiene me pertenece; vayan y usen mi nombre.” Supongan que le dieran a un hombre su chequera con los cheques firmados por ustedes y todos los cheques en blanco, para ser llenados como él quisiera; eso sería muy cercano a lo que ha hecho Jesús cuando dijo estas palabras: “De cierto, de cierto os digo, que todo cuanto pidiereis en mi nombre, Yo os lo concederé.” Si yo tuviera una firma buena en el cheque, debería estar seguro de poder cobrar el efectivo cuando fuera con él al banquero; de la misma manera, cuando tienen el nombre de Cristo (ante quien la propia justicia de Dios se ha vuelto deudora, y cuyos méritos tienen argumentos con el Altísimo), cuando tienen el nombre de Cristo no hay necesidad de hablar con miedo y temblor y aliento entrecortado. ¡Oh, no vacilen y que su fe no titubee! Cuando piden en el nombre de Cristo están argumentando lo que sacude las puertas del infierno, y que obedecen las huestes del cielo, y Dios mismo siente el sagrado poder de ese divino argumento.
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- Cuando nuestras oraciones parecen no tener respuesta (R.C. Sproul)
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