Una de las primeras cosas que aprendí en el matrimonio es que el hecho de asumir cierta información a menudo causa problemas.
Una vez planeé reunirme con mi esposa en una tienda para hacer compras, pero me olvidé de decirle cuál local (hay varios cerca de nosotros), y ella llegó a otro lugar 25 minutos de donde yo estaba. Perdimos la oportunidad de disfrutar tiempo juntos porque yo asumí que ella entendía lo que yo estaba pensando.
El asumir información es también peligroso en el cristianismo, y en casos extremos, puede llevar aún a la autodestrucción. En las páginas 68–69 del libro La Cruz y el ministerio cristiano: Principios para un liderazgo dinámico y cristocéntrico, D.A. Carson comparte lo que, según él, es la única cosa que puede destruir el Cristianismo desde adentro:
He escuchado a un líder Menonita respaldando a su propio movimiento de esta forma. Una generación de Menonitas apreció mucho el Evangelio, y creyó que el Evangelio iba unido a cierta entrega social y política. La siguiente generación consideró el Evangelio como algo asumido y potenció la entrega a lo social y a la política. La generación actual se identifica con la sociedad y la política, mientras que unos confiesan y otros dejan de lado el Evangelio; éste ya no está en el centro del sistema de creencias de algunos que se consideran Menonitas.
Tanto si esta es una buena imagen de los Menonitas como si no, seguro que constituye un saludable aviso para los evangélicos en general. Ya estamos en un momento en que muchos pastores evangélicos se limitan a asumir el mensaje de la cruz, pero ya no lo enfatizan demasiado. Su centro está en otro sitio. Y me parece que unos pocos corren el peligro de distanciarse de ciertos componentes del mensaje de la cruz, mientras siguen operando dentro del contexto del movimiento evangélico. Al menos es posible que seamos la generación de creyentes que destruirán gran parte del Cristianismo histórico desde adentro; no, en primer lugar, mediante una rancia incredulidad, sino al formular cuestiones relativamente periféricas hasta el punto en que, en la práctica, desplacen lo que es central. Y, ¿cuál será el final de este vagabundeo?
Debemos volver a la cruz y al plan divino de la redención, que se centra en la cruz, convirtiéndolo en el centro de nuestra identidad. Debemos resistir conscientemente todos los halagos de los distintos movimientos, filosofías, y sistemas de valores que toleran la cruz —o incluso, nominalmente, la promueven— pero que, en realidad, la desplazan. Debemos reconocer que lo que significa ser sabios, lo que quiere decir ser espiritual, es abrazar, con la ayuda del Espíritu de Dios, el mensaje del Mesías crucificado.
No podemos asumir la muerte y la resurrección de Cristo Jesús ni sus implicaciones. Si asumimos el evangelio en nuestras iglesias en vez de proclamarlo fielmente, cómo dice Carson, la próxima generación lo perderá.
Hermanos—hagamos todo lo posible para evitar esto.
Ocho maneras prácticas de centrarnos en el evangelio
- Démonos cuenta de nuestra necesidad diaria por el evangelio. Es el poder de Dios para la salvación (Romanos 1:16) y para la santificación (Tito 2:11-14). Me encanta cómo Tim Keller lo dice, “El evangelio no es sólo el A-B-C sino que es el A a la Z de la vida cristiana.”
- Enseñemos el evangelio a nosotros mismos, en nuestras iglesias, y en nuestras familias como primera importancia (1 Corintios 15:3). Nos examinamos a nosotros mismos y a nuestros ministerios para ver donde asumimos el evangelio y cómo podemos fortalecerlos. Siempre vivamos en el espíritu de reformación en nuestras vidas e iglesias, arrepintiéndonos cuando sea necesario.
- Prediquemos sermones expositivos centrados en la persona y obra de Cristo. Esto requiere un entendimiento de la historia de la Biblia y cómo cada parte testifica de Cristo (la teología bíblica). Recomiendo los libros El Gran Panorama Divino para enseñar la historia principal de la Biblia y Cómo Predicar de Cristo Usando Toda La Biblia por Graeme Goldsworthy (mi reseña), para aprender más acerca de cómo predicar a Cristo. También, recomiendo nuestro programa Predicando Expositivamente La Palabra.
- Nunca olvidemos la necesidad de testificar acerca de nuestro Rey y Salvador a este mundo perdido. Hay tanto dolor y sufrimiento en este mundo y sólo Cristo es la respuesta. Que el amor de Cristo nos constriña a proclamar el mensaje que todos necesitan.
- Cuando apoyamos obras sociales en la iglesia, enfoquémonos en los ministerios centrados en el evangelio. Es bueno ayudar a la comunidad de muchas maneras, pero al enfocarnos en ministerios que ponen al evangelio primero, nos ayuda a recordar y enseñar a otros lo que es primero.
- Debemos leer libros acerca de la cruz y el evangelio. Estoy leyendo La Cruz de Cristo por John Stott y es excelente. Recomiendo el libro que escribió mi pastor Colin S. Smith El Cielo, Cómo Llegué Aquí para restaurar tu asombro de la cruz (mi reseña y audiolibro gratis). También, recomiendo todos los libros de 9Marcas que nos enseñan cómo debe funcionar una iglesia saludable centrada en el evangelio (hay libros gratis aquí). Pastores, vean ¿Qué es el Evangelio? por Greg Gilbert para entender lo que es el evangelio y lo que no es, y El Evangelio por Ray Ortlund para ver cómo se centra una iglesia en el evangelio.
- Tengamos cuidado al hablar de la política en la iglesia y entre amigos, sabiendo que nuestra ciudadanía principal está en el cielo. Está bien apoyar a un candidato o una causa, pero no está bien poner a esta persona o causa en el lugar de Cristo. Sólo hay un Salvador. (Lea: Cómo Alabar—No Alarmarse—Durante Elecciones)
- Vivamos siempre en oración, pidiendo a Dios ayuda para crecer en el evangelio y depender de Él. Elevemos en todo momento oraciones moldeadas por la Biblia (como las oraciones de Pablo) para tener las prioridades que Dios quiere.
Recordar el evangelio y enseñarlo no es una carga, es el privilegio más grande que podemos tener.
¡Que Dios nos ayude a no dar por sentado o asumir que entendemos el evangelio, sino a profundizar en él cada día hasta el regreso de Cristo!
Leave a Reply