Los autores australianos Colin Marshall y Tony Payne, hace más de diez años, escribieron su libro El Enrejado y La Vid: Una visión que transformará tu iglesia: discípulos que hacen discípulos (lee mi reseña por 9Marcas o escucha a un amigo resumir la importancia del libro). Mark Dever, el pastor de Capitol Hill Baptist Church en Washington, DC, dijo que este libro era “Lo mejor que he leído sobre la naturaleza del ministerio eclesial”.
Después de algunos años, Marshall y Payne se dieron cuenta que había una necesidad de explicar más cómo aplicar los principios de El Enrejado y La Vid en una iglesia local, y decidieron escribir El Proyecto De La Vid: Moldea Tu Cultura Ministerial En Torno Al Discipulado.
Comparto abajo un resumen de la primera parte del libro El Proyecto de La Vid con el amable permiso de Poiema Libros. El resumen es un recurso excelente que da una teología del discipulado.
Convicción 1: ¿Por qué hacer discípulos?
La razón por la que queremos hacer más y más discípulos de Jesucristo es esta: porque el propósito de Dios para todo el mundo y toda la historia de la humanidad es glorificar a Su amado Hijo en medio del pueblo que Él ha rescatado y transformado.
Dios está ejecutando este plan al rescatar a las personas de “este mundo de tinieblas” y llevarlas al Reino de Su Hijo por medio de Su muerte y resurrección —un pueblo que está siendo transformado para llegar a ser como Jesús y que ahora tiene un lugar seguro alrededor del trono de Cristo, en una nueva creación donde ya no existen el mal y la muerte. Esta es la imagen panorámica que explica por qué hacer más discípulos es una tarea tan importante y urgente.
Lo podríamos representar de la siguiente manera:
Convicción 2: ¿Qué es un discípulo?
Luego definimos lo que es un discípulo: un pecador perdonado que está aprendiendo a Cristo en arrepentimiento y fe.
Vimos en los Evangelios que un “aprendiz” (o “discípulo”) de Cristo en alguien que ha reconocido la oscuridad y el estado de perdición en el que vivía bajo el juicio de Dios, y que acudió a Cristo en arrepentimiento y fe para hacerlo su Señor, Salvador y Maestro; alguien que se compromete totalmente a obedecerlo, a aprender a guardar todos Sus mandamientos y a expresar arrepentimiento y fe con sus actos, cada día y por el resto de su vida. Este tipo de aprendizaje transformacional en realidad es otra forma de describir la totalidad de la vida cristiana.
Además, vimos cómo esta misma ideal llega al resto de Nuevo Testamento, en el que “aprender a Cristo” significa escuchar el evangelio (el acto salvador de Cristo), responder a esa Palabra en fe y, de esta manera, pasar de muerte a vida en Cristo —lo que resulta en una necesidad urgente de hacer morir el comportamiento pecaminoso que todavía conservamos de nuestra vida antigua, y en cambio revestirnos de Cristo.
Por tanto, convertirse en un aprendiz de Cristo es un paso decisivo y gigante de arrepentimiento para aceptar la salvación que Dios ha ganado para nosotros por medio de Cristo (simbolizado por el bautismo), y también un compromiso continuo diario de expresar con hechos las implicaciones y consecuencias de esta salvación enorme que Dios ganó para nosotros (simbolizado por el yugo).
Podríamos agregar un pequeño detalle a nuestro diagrama para representar este aspecto —específicamente una “A” (aprendiz) encima de la persona que ha pasado de la oscuridad al Reino del Hijo y que ahora sigue ese aprendizaje transformacional en todas las áreas de su vida, especialmente en la comunidad de aprendizaje transformacional que llamamos “iglesia”.
Convicción 3: ¿Cómo hacer discípulos?
¿Cómo suceden este rescate y esta redención? La tarea de hacer discípulos es una obra de Dios que se logra cuando Su palabra y Su Espíritu obran por medio de la actividad de los discípulos cristianos y en los corazones de los que los escuchan. Resumimos esa actividad diciendo que es cuando el pueblo de Dios proclama de forma perseverante la Palabra de Dios en dependencia del Espíritu de Dios, lo cual también se conoce como las 4P:
1. La Proclamación de la Palabra de múltiples formas
2. La Práctica de la oración en dependencia del Espíritu de Dios
3. Las Personas que son colaboradoras de Dios
4. La Perseverancia, paso a paso
Sugerimos que la meta de todo ministerio cristiano se podría resumir simplemente en que busca ayudar a cada persona, en donde sea que esté, a dar un paso a la derecha por medio de estas 4P —es decir, escuchar el evangelio y pasar del dominio de la oscuridad al Reino; y luego, avanzar hacia la madurez en Cristo en todos los aspectos de la vida, gracias a que las personas les proclaman la Palabra de Dios de diferentes maneras, en oración y con perseverancia.
Ahora nuestro diagrama sería algo así:
Para pensar más claramente en los diferentes “lugares” que las personas ocupan en el diagrama, podríamos identificar cuatro etapas generales por las que pasan las personas en su camino hacia la derecha:
- Algunas personas están muy “lejos” de Cristo y de Su Reino; puede que nunca hayan hablado con un cristiano o que ni siquiera hayan conocido a un cristiano antes. Con frecuencia, lo primero que necesitan para dar un paso a la derecha es conocer y entablar una conversación con un cristiano.
- Otros pueden haber conocido a personas cristianas y haberse relacionado con ellas o con el cristianismo de alguna manera. El siguiente paso para ellos es escuchar el evangelio; es decir, ser evangelizados.
- Para los que han respondido al evangelio en fe y arrepentimiento, su siguiente paso es ser establecidos como cristianos, echar raíces y comenzar a crecer en piedad y semejanza de Cristo (un caminar que continuará por el resto de sus vidas).
- A medida que los cristianos se establecen, y crecen en amor y conocimiento, se preocupan cada vez más no solo por seguir avanzando hacia la derecha, sino por ayudar a otros a hacerlo de cualquier manera posible. Disfrutarán del beneficio de ser equipados para hacerlo por medio de la enseñanza, el ánimo, la instrucción y la oración.
Pueden encontrar su propia forma de resumir este camino por el que pasan la mayoría de personas, pero a nosotros nos gusta usar estas 4E como señales prácticas de las diferentes etapas del camino: Entablar conversaciones, Evangelizar, Establecer y Equipar.
Para agregarlas a nuestro diagrama, podríamos hacer lo siguiente:
Convicción 4: ¿Quién está encargado de hacer discípulos?
En esta convicción profundizamos un poco más en la idea de que involucrarse en las 4P es una alegría y un privilegio para todo el pueblo de Dios. Le dimos un vistazo a la enseñanza bíblica de cómo Dios abre las bocas de todos los discípulos por Su Espíritu, para que hablen la Palabra de Cristo de formas muy variadas. Concluimos que hablar la Palabra de Dios a otros para que puedan ser salvos y para animarlos es algo que se supone que debemos hacer, y que es un componente indispensable de la vida cristiana ordinaria. De igual forma, una cultura de iglesia saludable es aquella en la que un número creciente de miembros ejerce una gran variedad de ministerios de la Palabra.
Luego vimos varios ejemplos prácticos de cómo esto se ve en la práctica y, en algunas de las preguntas, las barreras e inhibiciones que surgen.
Concluimos sugiriendo que la predicación expositiva se conecta de una forma vital con esta clase de “ministerio de la Palabra de todo miembro”. Un púlpito expositivo es el principal ministerio de la Palabra, el cual alimenta, regula, equipa y edifica a una iglesia expositiva, donde la congregación proclama la Palabra en múltiples niveles, en una gran variedad de formas.
En otras palabras, podríamos responder la pregunta “¿Quién está encargado de hacer discípulos?” de la siguiente manera: Los pastores equipan a todos los cristianos a través de su predicación, capacitación y ejemplo, para que sean aprendices de Cristo que ayudan a otros a aprender a Cristo.
O usando nuestro lenguaje de movernos a la derecha, podríamos cambiar la oración resumen al final de nuestro diagrama para que refleje esta imagen integrada de la iglesia expositiva:
Convicción 5: ¿En dónde hacemos discípulos?
Nuestra última convicción aclaró que hacer aprendices de Cristo y ayudarlos a crecer no es algo que sucede solo con los nuevos creyentes, en grupos pequeños o en consejería uno a. uno. Es la actividad básica que debería estar en el centro de todo lo que hacemos como iglesia —es decir, como una comunidad de aprendizaje transformacional— incluyendo (y en especial) nuestras reuniones dominicales. Una forma de describir la reunión dominical de la iglesia es como un escenario para hacer discípulos, en el que buscamos ayudar a todos los presentes a dar un paso a la derecha a través de la proclamación de la Palabra de Dios en dependencia del Espíritu Santo.
También aclaramos que el lado misionero o evangelístico de hacer aprendices de Cristo no es algo que solo sucede en otros países en la “obra misionera” tradicional. Tenemos que hacer más aprendices de Cristo en todo nuestro alrededor —en nuestras familias, nuestras calles, nuestras comunidades y en todas las esquinas de este mundo de tinieblas en el que las personas necesitan desesperadamente el evangelio de Cristo.
Entonces ¿en dónde se da el aprendizaje de Cristo? Se da en todos los aspectos y actividades de las comunidades de aprendizaje transformacional que llamamos iglesias, y por medio de nuestras iglesias, también se da en todos los rincones de este mundo de tinieblas.