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Vida Cristiana

Diez razones para evitar la inmoralidad sexual

10/03/2021 by kevin

El sexo fácil evitará que seas sabio.

Para aclarar este punto, Salomón enumera diez consecuencias de la inmoralidad sexual en Proverbios 6:24-35. Antes de leer mi lista, te animo a que leas el pasaje para ti mismo y veas cuántas consecuencias puedes observar. Quizás hacer tu propia lista te ayudaría a recordar estas cosas cuando te enfrentes a la tentación.

1. Participarás en el mal

“Para librarte de la mujer mala, 
De la lengua suave de la desconocida.” (Proverbios 6:24, NBLA)

La inmoralidad es mala y la tentación es una invitación a hacer el mal. Pero la sabiduría preserva al sabio del mal. Cuando crees en las promesas suaves y engañosas de la inmoralidad, eliges la culpa por asociación: ahora también eres malvado.

2. Tu deseo te llevará cautivo

“No codicies su hermosura en tu corazón, 
Ni dejes que te cautive con sus párpados.” (Proverbios 6:25)

Cristo los ha hecho libres por la libertad, pero la inmoralidad busca esclavizarlos. La capitulación será cada vez más fácil. La resistencia se volverá cada vez más difícil. Es mucho mejor que liberes tu corazón de estas fantasías mientras puedas.

3. Lo perderás todo

“Porque por causa de una ramera uno es reducido a un pedazo de pan, 
Pero la adúltera anda a la caza de la vida preciosa.” (Proverbios 6:26)

El costo comienza bajo: solo un pedazo de pan. Pero con rendimientos decrecientes, tendrás que dar más y más hasta que pierdas tu propia vida. La inmoralidad te engancha mientras es barata. Una mirada aquí, un toque allá. Pero antes de que te des cuenta, no puedes dormir sin liberación sexual. Simplemente no puedes quitar las manos de encima y perderás todo en el proceso.

4. Tu castigo es inevitable

“¿Puede un hombre poner fuego en su seno 
Sin que arda su ropa? 
¿O puede caminar un hombre sobre carbones encendidos 
Sin que se quemen sus pies? 
Así es el que se llega a la mujer de su prójimo; 
Cualquiera que la toque no quedará sin castigo.” (Proverbios 6:27-29)

No puedes jugar con la inmoralidad y esperar escapar. Es posible que puedas encubrirlo por un tiempo, pero eventualmente lo descubrirán. Dios lo ve todo y es fuego consumidor.

5. No se puede devolver lo que se ha robado

“No se desprecia al ladrón si roba 
Para saciarse cuando tiene hambre; 
Pero cuando es sorprendido, debe pagar siete veces; 
Tiene que dar todos los bienes de su casa. 
No aceptará ningún rescate, 
Ni se dará por satisfecho aunque le des muchos presentes.” (Proverbios 6:30-31, 35)

Este punto no se trata de justificar el robo, sino de condenar la inmoralidad sexual. La gente puede entender los motivos de un ladrón, aunque todavía le hacen pagar lo que robó. ¿Cuánto menos te entenderán cuando te descubran?

Tal vez le robes a tu cónyuge actual o futuro de tu mejor amor y atención. Quizás robas la inocencia de alguien. O tal vez continúes apoyando a la horrible industria del porno, que destruye a las mujeres jóvenes y las mantiene cautivas. Las imágenes nunca son inofensivas; no debemos mentirnos a nosotros mismos.

6. Te faltará sentido

“El que comete adulterio no tiene entendimiento.” (Proverbios 6:32a)

Ahí va la sabiduría y, con ella, la vida, la paz, la satisfacción y la alegría.

7. Te destruirás a ti mismo

“El que lo hace destruye su alma.” (Proverbios 6:32b)

Lo hacemos porque se siente bien. Pero, como un alcohólico que le destroza el hígado, o un fumador que descuida sus pulmones, nos matamos con buenos sentimientos. El sexo fácil tiene que ver con la autogratificación, pero Jesús dijo que el que se ama a sí mismo se pierde a sí mismo. La sabiduría atraviesa estos sentimientos para encontrar la verdad.

8. Crearás tus propias heridas

“Heridas… hallará.” (Proverbios 6:33)

Es como tocar una estufa caliente. O usar tarjetas de crédito para gastar dinero que no tienes. O rascarse una costra. O jugar a la rayuela en la carretera. Te dolerá haber hecho eso más tarde, y te habrás provocado el dolor a ti mismo.

9. Encontrarás deshonra y vergüenza

“Heridas y vergüenza hallará, 
Y su afrenta no se borrará.” (Proverbios 6:33)

Te preparas para un reproche constante y un mal nombre. Siempre serás ese tipo que se escapó con la chica y arruinó algo bueno (familia, ministerio, carrera, etc.).

10. Perderás todo el tiempo

“Porque los celos enfurecen al hombre, 
Y no perdonará en el día de la venganza.” (Proverbios 6:34)

La inmoralidad sexual enfurece con razón. Los maridos celosos no perdonarán el día de la venganza.

Pero, ¿y si tu inmoralidad no implica seducir a una persona casada? Entonces no hay celos que temer, ¿verdad? “Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor” (Romanos 12:19). Recuerda que Dios, el Gran Esposo, tiene un lugar especial en su corazón para aquellos que no tienen protectores humanos. ¿Puedes cuidar tu espalda cuando se trata de él?

Si, como yo, ya ha fallado en el ámbito sexual, anímese y recuerde que siempre hay esperanza en Cristo. Proporciona una salida. Esta lista no es para enviarte para mantenerte en la culpa y el castigo, sino para advertirte de futuras locuras.


Escrito por Peter Krol por Knowable Word y usado con amable permiso.

Filed Under: Vida Cristiana Tagged With: La Pureza Sexual, Santidad

Cómo orar cuando prosperan los malvados: sabiduría de los Salmos

04/03/2021 by kevin

La oración a menudo es difícil, y el sufrimiento solo lo hace más difícil.

El sufrimiento surge cuando vemos a personas malvadas que disfrutan del éxito. Si eres como yo, te vuelves loco cuando observas a las personas avanzar en sus carreras a través del engaño, a los políticos que actúan de manera corrupta, y a los estafadores que utilizan la crisis del COVID-19 como pretexto para explotar a otros. ¿No va a hacer Dios nada con respecto a su maldad?

La oración es un arma segura y firme para tiempos como estos, y no hay una guía más segura para la oración que los Salmos. Este artículo comparte cinco Salmos que nos enseñan cómo orar cuando los malvados prosperan.

1. Salmo 37 – Cuando nuestros corazones necesitan un nuevo enfoque

El Salmo 37 es probablemente más conocido por el versículo cuatro, “Pon tu delicia en el Señor, y Él te dará las peticiones de tu corazón.” Es una gran promesa, pero a menudo se saca de su contexto. El Salmo trata de no envidiar a los malvados, y el versículo cuatro es parte de una letanía de mandamientos que nos ayudan a no envidiar a los malvados:

  • “No te irrites” (versículo 1)
  • “Confía en el Señor, y haz el bien” (versículo 3)
  • “Pon tu delicia en el Señor” (versículo 4)
  • “Encomienda al Señor tu camino” (versículo 5)

Estos mandamientos a menudo se siguen con razones para no envidiar a los malvados y los resultados tanto para los justos como para los malvados. Los malvados “se marchitarán como la hierba verde” (versículo 2) y serán “exterminados” (versículo 9). Mientras los justos sufren por un tiempo, sabemos que Dios actuará a favor de ellos y hará que su justicia sea clara para todos (versículos 5 y 6).

El versículo 34 resume el Salmo:

Espera en el Señor y guarda Su camino, 
Y Él te exaltará para que poseas la tierra. 
Cuando los impíos sean exterminados, tú lo verás.

Puntos de oración:

  • Pídele a Dios que te ayude a confiar en Él y no te concentres en quién o qué te molesta de tu situación.
  • Espera tu glorioso futuro en Cristo, uno que “heredará la tierra” de los cielos nuevos y la tierra nueva.
  • Haz de Dios tu fortaleza y refugio en tiempos de angustia.

2. Salmo 73 – Cuando nos volvemos envidiosos y amargos al considerar a los malvados

Asaf, el escritor de este Salmo, luchó contra la envidia, la ira, y la amargura. Para él, parecía que los malvados no enfrentaban ningún castigo o problemas como el resto de nosotros. Tal pensamiento es suficiente para descarrilar la fe de uno y traicionar al pueblo de Dios (versículo 15). Lo que cambió la ecuación para Asaf fue entrar en el santuario de Dios y discernir el fin de los malvados. Nuestro Dios de perfecta justicia dará a los malvados su merecido castigo (18-20). Después de confesar su pecado (21-22), Asaf expresó su confianza en Dios:

Sin embargo, yo siempre estoy contigo; 
Tú me has tomado de la mano derecha. 
Con Tu consejo me guiarás, 
Y después me recibirás en gloria. 
¿A quién tengo yo en los cielos sino a Ti? 
Fuera de Ti, nada deseo en la tierra. 
Mi carne y mi corazón pueden desfallecer, 
Pero Dios es la fortaleza de mi corazón y mi porción para siempre. (Salmo 73:23-26)

Puntos de oración:

  • Cuando te encuentres en una situación abrumadora, adora a Dios y llena tu mente con Su verdad. No te preocupes por lo que te amarga.
  • Recuerda la justicia de Dios. Él castigará a los malhechores y traerá a Sus hijos sanos y salvos a casa.
  • Haz de Dios tu mayor tesoro, no una gran situación terrenal. A menudo valoramos más a Dios cuando todo lo demás nos es quitado.

3. Salmo 10 – Cuando los malvados oprimen a los pobres y vulnerables

El Salmo 10 comienza con el salmista clamando a Dios por parecer lejano mientras los malvados persiguen a los pobres. Llenos de orgullo, los malvados actúan como si Dios nunca viera sus acciones (versículo 11) o los llamara a cuentas (versículo 13). Y puede parecer así. Pero el salmo termina afirmando la justicia y el señorío de Dios. Proclama que Él ve la angustia de los afligidos (versículo 14) y que hará “justicia al huérfano y al afligido; para que no vuelva a causar terror el hombre que es de la tierra” (versículo 18).

Puntos de oración:

  • Está bien preguntarle a Dios por qué parece estar distante durante nuestros problemas.
  • También podemos pedir justicia para los malvados (versículo 15). Recomiendo equilibrar las porciones imprecatorias de los Salmos con oraciones por la salvación (e incluso la bendición centrada en Cristo) de los malvados. Señor, concédele la salvación al impío, pero si no se aparta de sus caminos, “quiébrale su brazo” (versículo 15) de una manera que haga que él y otros te vean.
  • Ora con confianza en el carácter de Dios para que, incluso cuando los malvados opriman a muchos, traiga justicia y vindique a Sus hijos oprimidos en Su tiempo.

4. Salmo 49 – Cuando los tramposos prosperan financieramente

¿Por qué Dios permite que los inmorales se hagan ricos mientras yo lucho por salir adelante? Esa es la pregunta detrás de este Salmo. La respuesta es recordar que no importa cuán ricos o poderosos se vuelvan los malvados, no pueden llevarse nada consigo a la tumba.

No temas cuando alguien se enriquece, 
Cuando la gloria de su casa aumenta; 
Porque nada se llevará cuando muera, 
Ni su gloria descenderá con él.  (Salmo 49:16-17)

Puntos de oración:

  • Recuerda que todas las riquezas terrenales, el poder, y el reconocimiento son temporales, pero que nuestras recompensas celestiales son eternas.
  • Nuestra comprensión del mundo se basa en nuestra relación con Dios, no en el éxito terrenal (versículo 20; ver también Proverbios 1:7). Agradece a Dios por esta verdad y pídele una perspectiva eterna.
  • Recuerda que Dios nos levantará a todos de entre los muertos, a los justos por recompensa y a los impíos por la desgracia. ¡Gracias a Dios que Jesús tomó el castigo que merecemos!

5. Salmo 2 – Cuando los líderes mundiales (incluido los tuyos) te vuelven loco

Cuando las naciones y sus líderes conspiran contra Cristo y Su Reino (versículos 1-3), la respuesta de Dios es contundente. Él no se sienta en el cielo retorciéndose las manos con desesperación; se ríe (versículo 4). Él tiene todo el poder en el universo y ha designado a Su Rey elegido, Su Hijo Jesús, sobre las naciones como gobernante y juez.

¿Nuestra respuesta? Adoración y servicio a este Rey. A medida que nos sometemos a Él como Señor, la frase final del salmo se vuelve verdadera para nosotros: “¡Cuán bienaventurados son todos los que en Él se refugian!”

Puntos de oración:

  • Las naciones y sus gobernantes continuarán enfureciéndose contra Jesús y Su reino hasta que Jesús los elimine en el juicio final. Establece tus expectativas según esta verdad.
  • Dios puede reírse de las personas más malvadas de la historia del mundo y “obrará todas las cosas según el consejo de su voluntad” (Efesios 1:11). Cuando confiamos en Su mano soberana, también podemos reírnos.
  • Encontrar refugio en Cristo nos lleva a una bendición que el dictador más malvado jamás podrá quitarnos.

Dios nuestro refugio

La oración no suele cambiar nuestra situación de inmediato, pero nos cambia a nosotros. Crecemos en la confianza de nuestro Dios soberano, y nos refugiamos en que el Señor “sabe rescatar de tentación a los piadosos, y reservar a los injustos bajo castigo para el día del juicio” (2 Pedro 2:9).

Nuestra situación puede permanecer igual o empeorar a corto plazo, pero somos “más que vencedores” (Romanos 8:37) en Cristo y veremos la justicia de Dios a su debido tiempo.

Hasta entonces, refúgiate en Dios a través de la oración.

Lee este artículo en ingles.


Recursos Recomendados:

  • eBook gratis: La Oración (Recursos Coalición)
  • Cuatro peticiones de oración para conocer más a Cristo – Sermon de Efesios 1:15–23

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10 cambios de mentalidad necesarios para luchar contra el pecado

08/12/2020 by kevin

Estoy seguro de que tu batalla contra el pecado es similar a la mía: has tenido altibajos, con diferentes luchas en diferentes estaciones.

A veces te sientes impotente para cambiar tus pensamientos y hábitos pecaminosos que están profundamente arraigados. Otras veces, encontrar una verdad en la Escritura puede resultar un verdadero cambio en tu perspectiva hacia el pecado, y creces.

Crecer en santidad implica sacar la basura del pensamiento equivocado y aprender a pensar con “la mente de Cristo” (1 Corintios 2:16), llenando nuestras mentes con la verdad que da vida y produce santidad (Juan 17:17). A continuación, comparto diez formas de pensar que debes adoptar para tu lucha por la santidad.

1. Piensa: “Necesito concentrarme en la gracia de Dios” en vez de “Necesito concentrarme en detener mi pecado.”

Si te digo que no pienses en todos tus fracasos pasados, ¿en qué pensarías? Tus fracasos pasados. Nuestro enfoque no debe ser en cómo detener nuestro pecado o nuestros fracasos porque la ley (simplemente saber lo que se debe y no se debe hacer) no tiene poder para liberarnos de la esclavitud del pecado.

Pero la gracia de Cristo sí tiene el poder. La gracia de Dios nos enseña a decir “no” a la impiedad y a las pasiones mundanas y a decir “sí” a vivir una “vida autocontrolada, recta y piadosa” (Tito 2:11-12). En lugar de concentrarte en tu pecado, concéntrate en la belleza y la gracia de Cristo. Después, cuando comiences a pensar en pecar, alégrate de que Cristo te haya liberado de la pena y el poder del pecado (incluso si todavía sientes la atracción de la tentación).

2. Piensa: “Necesito ayuda del pueblo de Dios” en vez de “Puedo hacerlo solo.”

Nuestra cultura idolatra la autonomía personal y aquellos que se abren paso en la carrera de la vida solos. En la gracia de Dios, la vida cristiana no funciona así. Dios nos ha dado su iglesia como una comunidad santa formada por el evangelio. Conocemos mejor a Dios y su amor cuando tenemos comunión unos con otros. Nos llevamos mutuamente hacia una fe y santidad más profunda mientras nos animamos mutuamente, confesamos nuestros pecados, y oramos por los demás (Santiago 5:16). Dios ha dado maestros talentosos y experimentados para edificar el cuerpo de Cristo y conducirnos a la madurez en Cristo (Efesios 4:11-13).

3. Piensa: “Necesito complacer a Dios” en vez de “Necesito sentirme mejor conmigo mismo.

Si tu arrepentimiento implica arrepentirte lo suficiente como para hacerte sentir mejor, no es verdadero arrepentimiento (lee 2 Corintios 7:8-12). El arrepentimiento que honra a Dios desea complacerlo a Él, no solo evitarte los malos sentimientos o las consecuencias. Tratar de sentirte mejor contigo mismo significa que la raíz del pecado con la que luchas permanecerá en la tierra y volverá a surgir en el futuro.

4. Piensa: “Estoy totalmente equipado para obedecer todo el tiempo” en vez de “Es demasiado difícil para mí obedecer.”

Si alguna vez pensaste que vencer los hábitos pecaminosos es imposible, recuerda que no tienes que ser un “Super Cristiano” para vivir en obediencia.

  • En Cristo, Dios te ha equipado con todo lo que necesitas para la vida y la piedad (2 Pedro 1:3). Puedes caminar en la justicia que Dios desea para ti.
  • En Cristo, ninguna tentación es demasiado fuerte para ti (1 Corintios 10:13). Tienes lo necesario en todo tiempo para superar la tentación cuando se te presente.

Este cambio de mentalidad no significa que eres perfecto, pero te recordará el poder de Cristo para vencer la tentación y evitará que pongas excusas.

5. Piensa: “Necesito vivir en obediencia” en vez de “Necesito tener la victoria.”

Este cambio de mente se centra en la terminología. Las palabras que utilizamos son poderosas y moldean sutilmente nuestro pensamiento y expectativas, por lo que debemos enfocarnos en la terminología bíblica.

Cuando describimos nuestra batalla por la santidad como una “victoria” o “derrota”, podríamos pensar que nuestra lucha contra el pecado es algo externo a nosotros; algo que no está bajo nuestro control. Pero la Escritura describe el pecado y la tentación en términos de “obediencia” y “desobediencia”, no “victoria” o “derrota.”

No suavices el peso del pecado contra un Dios santo: Encárgate de tus pecados llamándolos por su nombre: desobediencia.

6. Piensa: “Necesito confesar mi pecado” en vez de “Necesito ocultar mi pecado.”

Nuestra naturaleza pecaminosa quiere ocultar nuestros pecados para evitar la vergüenza de ser descubiertos. Dios quiere lo opuesto: confesión de pecados, algo contrario a nuestra naturaleza pecaminosa. La confesión saca el pecado de la oscuridad a la luz y le quita su poder, trayendo sanidad (Santiago 5:16). En lugar de temer a la confesión, deja que te recuerde la gracia de Dios dada en la cruz. Las personas que realmente odian su pecado, adoran confesarlo, porque la confesión es un canal dado por Dios hacia la restauración (lee Salmos 32:1-2; 1 Juan 1:9).

7. Piensa: “Necesito hacer morir al pecado” en vez de “Solo intentaré alejarme de él.”

“Porque si vivís conforme a la carne, habréis de morir; pero si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis.” (Romanos 8:13 LBLA, énfasis mío)

Dar muerte al pecado requiere diligencia; es algo que no sucede por sí solo. Lamentablemente, con tanta frecuencia en nuestras batallas, no buscamos matar el pecado, sino engañarnos a nosotros mismos para pensar que nuestro problema desaparecerá. Esa es una receta para caer en el mismo pecado nuevamente en un momento de debilidad. Las tentaciones fluyen de nuestros deseos, y el simple hecho de evitarlas no las hará desaparecer (Santiago 1:13-14). Esto puede requerir medidas drásticas como abandonar relaciones, cambiar de trabajo, o cambiar cómo usas la tecnología (dependiendo de tus luchas), pero nunca te debes de arrepentir de los sacrificios hechos en la búsqueda por Cristo.

Necesitamos la actitud que John Owen recomendó: “Mata el pecado o el pecado te matará a ti.” Este cambio de mente viene con una advertencia: es imposible cambiar sin el siguiente punto.

8. Piensa: “Vivir por el Espíritu” en vez de “Vivir por la carne.”

No estamos desarmados en nuestra batalla contra el pecado. Dios está activamente trabajando en nosotros, dándonos poder a través de Su Espíritu para luchar contra el pecado y para vivir en rectitud. Esfuérzate por una vida dependiente del Espíritu que contiende contra el pecado y camina en justicia (lee Gálatas 5 y Romanos 8 para más sobre la vida en el Espíritu). Vive en obediencia para que no entristezcas al Espíritu con tu pecado y lo apagues (Efesios 4:30), y así perder la oportunidad de seguir Su guía.

La vida en el Espíritu está incompleta sin la espada del Espíritu, la Biblia (Efesios 6:17). Haz que la Palabra de Dios sea tu deleite, que sea parte de tu dieta diaria y que sea un arma para luchar contra la carne y los dardos del enemigo. Escucha la advertencia de Jerry Bridges: “Es hipócrita orar por la victoria sobre nuestros pecados y descuidar nuestro consumo de la Palabra de Dios.”

9. Piensa: “El arrepentimiento es adoración” en vez de “Estoy avergonzado ante Dios.”

¿Alguna vez tu pecado te ha avergonzado y has dejado de buscar a Dios? Solía ​​pensar que necesitaba limpiarme antes de acercarme a Dios nuevamente. La cruz nos libera de esta mentalidad porque Cristo ha tomado nuestro pecado sobre Sí mismo y nos perdona y nos limpia toda nuestra injusticia (1 Juan 1:9)

En lugar de mantener nuestra distancia de Dios debido a la vergüenza, predicate a tí mismo que Cristo tomó tu vergüenza y el castigo en la cruz y recuerda que ahora estás vestido con la justicia de Cristo. Alégrate de que en Cristo eres perdonado y ve a Dios, no como alguien a quien debes evitar, sino alguien a quien debes de correr, porque el arrepentimiento es adoración y honra enormemente al Señor.

10. Piensa: “La oración es vital” en vez de “La oración es opcional.”

Si alguna vez te has sentido impotente para vencer algún pecado por tu cuenta, recuerda que todas las cosas son posibles con Dios (Mateo 19:26). Para crecer en la santidad y avanzar en la vida cristiana, debemos dedicarnos a la oración, rogando por la ayuda del Señor para resistir la tentación y convertir nuestros deseos de acuerdo con los de Dios.

Una forma práctica de aplicar esto es orar diariamente las Escrituras. Las Escrituras son útiles para “enseñar”, “redargüir”, “corregir” y “para instruir en justicia” (2 Timoteo 3:16-17), y al orarlas diariamente, hacemos eco de la oración de Jesús en Juan 17:17, “Santifícalos en la verdad; tu palabra es verdad.”

Sólo Dios sabe el efecto positivo de las oraciones empapadas en las Escrituras, sólo Él sabe el alcance que tendrán a lo largo de toda la vida.

Lee este artículo en ingles.

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¿Qué pasa si mi iglesia no predica la Biblia?

06/10/2020 by kevin

Recuerdo que cuando visité una iglesia hace años pensé: ¿Cuándo terminará su introducción y empezará con el texto?

Repentinamente, el pastor concluyó con una oración. Su “introducción” fue el sermón completo, compartiendo historias entretenidas y aplicaciones terapéuticas, solo ligeramente (y vagamente) refiriéndose a la verdad de las Escrituras. Asistí a la iglesia ese día para escuchar a Dios, y escuché un mensaje que podría haberse oído en el show de Oprah. Me sentí estafado.

¿Qué debería hacer un cristiano si se encuentra en una iglesia donde no se predica la Biblia? No hay una respuesta exclusiva, pero podemos practicar la sabiduría cuando enfrentemos esta situación.

¿Por qué necesitan las iglesias una predicación bíblica?

La necesidad de predicar la Biblia se basa en cuatro convicciones clave:1

  1. El Dios que creó el universo ha hablado.
  2. La Palabra oral de Dios ha sido registrada en la Biblia.
  3. Se nos ordena que prediquemos la Palabra de Dios (2 Ti. 4:1-2).
  4. La Palabra de Dios da vida a aquellos que la reciben por fe (Is. 55:11, Stg. 1:21).

La comunicación fiel de la Biblia da vida a las personas y a las iglesias, pues las palabras de Dios influyen en los oyentes. Predicar cualquier cosa que no sea la Palabra de Dios no solo evita que las personas escuchen y reciban el alimento de la Palabra, sino que potencialmente conduce a la destrucción espiritual (véase 2 Ti. 2:14-19, Jer. 23:9-40).

La falla en comunicar la Palabra de Dios generalmente ocurre de una de estas dos maneras:

  1. Cuando un predicador le agrega a la Palabra de Dios, generalmente insertando reglas u opiniones y/o especulaciones.
  2. Cuando un predicador sustrae de la Palabra de Dios, no proclamando completamente lo que Dios ha dicho. (Muchos hacen esto hoy al no predicar una visión bíblica del pecado y del juicio).

Por lo tanto, los predicadores deben “predicar la verdad, toda la verdad, y nada más que la verdad”.2

Diagnosticando el problema

Antes de abordar los pasos que puedes tomar si tu iglesia no predica la Biblia, veamos el problema de cerca, pues puede ser uno complejo.

Si me dijeras que tu iglesia no predica la Biblia, te preguntaría: “¿Por qué dices eso?”. Hay muchos estilos de predicación que presentan la verdad bíblica de diferentes maneras (predicación expositiva, a través de libros completos; predicación temática; predicación centrada en la aplicación de la verdad bíblica). Algunos que afirman que su iglesia no predica la Palabra, en realidad pueden estar observando que su pastor no predica con el mismo estilo de su predicador favorito al que escuchan en internet.

Otros (y sospecho que es la mayoría de los que hacen la pregunta que este artículo intenta responder) dirían que su pastor predica sus propios pensamientos, temas de conversación política, ideas populares del día, o discursos de motivación.

El hecho de que un pastor cite la Biblia no significa que está predicándola. Es fácil extraer versículos fuera de contexto para defender nuestras ideas. Trágicamente, muchas personas hicieron eso para apoyar la esclavitud en los siglos XVI y XVII, y muchos lo hacen hoy para defender puntos de vista seculares sobre el pecado y la sexualidad. No olvidemos que Satanás tentó a Jesús con las Escrituras en el desierto (Mt. 4:1-11), ¡y ciertamente no estaba predicando la Biblia!

La verdadera predicación bíblica explica y aplica las Escrituras de acuerdo con el propósito de Dios; hace que la Palabra de Dios sea la autoridad, no la palabra del predicador; exalta a Dios, no al hombre; e intenta producir fe y arrepentimiento, además de elevar al Cristo resucitado, quien es el único que puede salvar. 

Si este tipo de predicación es ajena a tu iglesia, es probablemente el momento de dejarla.

¿Qué hacer si tu iglesia no predica la Biblia?

Debido a que cada situación es diferente, estos pasos son sugerencias que se deben considerar cuidadosamente.

1. Ora.

Dios se preocupa por tu situación y por tu deseo de escuchar Su Palabra cada semana en la iglesia. Pídele sabiduría y humildad sobre la decisión que debes tomar. Pídele al Señor que evite que tu corazón engañoso influya erróneamente en la situación.

2. Busca consejo bíblico.

Busca creyentes maduros que te ayuden a evaluar la situación. Si hablas con otras personas en tu iglesia, habla cuidadosamente para no crear una disensión o división innecesaria. Esto puede ser difícil para ti si tus únicas conexiones cristianas asisten a tu iglesia, o a una similar.

3. Habla con tu pastor.

Este paso no es para todos, y debe darse en oración, humildad, y con mucha consideración. Puedes acercarte al pastor con una pregunta como: “¿Cuál es su opinión sobre la manera en que la Biblia debe influenciar la predicación?”, o “¿Puede ayudarme a entender cómo su predicación comunica la Biblia?”.

Tu pastor podría tener una excelente respuesta y ayudarte a hacer diferencia entre el estilo de predicación y el contenido. Tu pastor también podría desenmascararse y decirte que no quiere ofender a las personas con las Escrituras, o que estas son irrelevantes para la vida del siglo XXI.

Rechazar la autoridad y la suficiencia de las Escrituras es una grave señal de advertencia, y una gran razón para abandonar una iglesia. Debido a que los pastores son pecadores y (esperamos) están creciendo en teología y ministerio, Dios podría usar una conversación así para alentar a tu pastor a tener un ministerio más fiel.

4. Si te sientes llamado a quedarte, sé una influencia piadosa en tu iglesia.

Esto significa buscar oportunidades para servir a los demás y transmitir la Palabra de Dios en diversos entornos, como en los grupos pequeños, la escuela dominical, o en las relaciones interpersonales. Cada miembro de la iglesia está llamado al ministerio (Ef. 4:11-14). El Señor puede usarte en la vida de tu pastor y en tu iglesia para moverlos hacia un modelo más bíblico de predicación. (Esto no es fácil, y el Señor no llamará a todos a hacer esto).

5. Si te sientes llamado a partir, encuentra una iglesia comprometida con el ministerio bíblico.

No existen iglesias perfectas; así que asegúrate de que tu razón para irte sea buena. Hay personas que constantemente cambian de iglesia, encontrando fallas en todas. En algunos casos, las iglesias son buenas, y la culpa recae en el detector de fallas.

Cuando no hay una respuesta clara

Desafortunadamente, algunos de los que leen este artículo pueden no tener buenas opciones. Si te sientes atrapado, díselo a Dios. Dios quiere que sus hijos lo adoren en iglesias saludables que proclamen la Biblia (He. 10:24-25), y te guiará a donde Él quiera que vayas (Pr. 3:5-6).

Deja que tu anhelo te lleve a orar por los obreros del evangelio (Mt. 9:38). Aprovecha los excelentes recursos en línea para profundizar en la Palabra (considera que escuchar un sermón en casa es diferente a asistir a la iglesia, y es por lo tanto insuficiente). Para algunos, el anhelo profundo de una iglesia que proclame la Biblia en su ciudad puede ser el llamado de Dios para que ingrese al ministerio a tiempo completo y plante una iglesia.

Me doy cuenta del carácter delicado de este artículo, y estaré orando por ti, para que encuentres una comunidad de creyentes donde se predique la Biblia, y donde puedas crecer en Cristo y usar tus dones para ayudar a otros a crecer también.

Artículo Recomendado: 50 cosas que pierdes cuando no vas a una iglesia


[1] Peter Adam en Speaking God’s Words (Hablando las palabras de Dios; INTERVARSITY: 1996), 27.
[2] Vea “Staying on the Line”, en el libro Dig & Discover de LRI.

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¿Cómo puedo ser santo si sigo pecando?

12/08/2020 by kevin

En este diálogo de mesa redonda de Coalición por el Evangelio, hablo con Nathan Díaz y Sugel Michelén acerca de la santificación, el pecado, y cómo debe lucir un cristiano en proceso de crecimiento.

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¿Qué quiere Dios de nosotros? Miqueas 6:8 tiene la respuesta

15/06/2020 by kevin

Yo creo que la pregunta más importante del mundo es ¿Qué espera Dios de nosotros?

Nadie quiere vivir su vida y pensar que está agradando a Dios y darse cuenta que ha desperdiciado toda su vida y que no ha logrado lo que Dios espera.

El profeta Miqueas comparte lo que Dios espera de nosotros en un versículo que resume el corazón de la vida cristiana, y es un versículo con tanta influencia que está escrito en el edificio de la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos. El hecho de poner este versículo allí demuestra la importancia que los fundadores vieron en el versículo y cómo es algo fundamental para una sociedad.

La Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos en Washington, DC.

El versículo es Miqueas 6:8 (NVI) que dice:

¡Ya se te ha declarado lo que es bueno! Ya se te ha dicho lo que de ti espera el Señor: Practicar la justicia, amar la misericordia, y humillarte ante tu Dios.

Para entender el versículo profundamente, necesitamos pensar un momento en el contexto. Miqueas era un profeta del Antiguo Testamento que escribió al pueblo de Dios y los reprendió por ser religiosos por fuera, pero corruptos por dentro. Miqueas describió el pueblo de Dios como un pueblo idólatra que robaba la propiedad y las herencias de los pobres, un pueblo violento, un pueblo de mentiras que solo buscaba sus propios intereses.

Y en los dos versículos antes del versículo de hoy, Dios describió la religión vacía. Los de Israel sabían que habían pecado contra Dios y están diciendo prácticamente, “OK, OK yo sé que soy culpable, pero ¿Cuánto cuesta limpiarme de mis pecados?” Y en versículos 6 y 7 de capítulo 6 Israel estaba subiendo lo que ofrece a Dios cada vez más:

¿Cómo podré acercarme al Señor 
y postrarme ante el Dios Altísimo? 
¿Podré presentarme con holocaustos 
o con becerros de un año? 
¿Se complacerá el Señor con miles de carneros, 
o con diez mil arroyos de aceite? 
¿Ofreceré a mi primogénito por mi delito, 
al fruto de mis entrañas por mi pecado? (Miqueas 6:6–7)

La religión vacía del pueblo de Dios quiere comparar perdón y una conciencia limpia. Es una religión de transacciones: “Dios, te doy estas cosas y me debes perdón.” Tal persona parece ser muy religiosa, pero peca en su religiosidad. 

Dios no se agrada en montones de animales muertos ni en sacrificios grandes—Dios quiere corazones que valoren lo que Él valora y que sean piadosos en la manera correcta.

Y vemos en versículo 8 tres cosas que Dios quiere de nosotros en vez de una religión muerta. Practicar estas tres cosas no nos asegura la salvación, sino que esto es cómo se ve la vida de alguien que agrada a Dios.

Practicar la justicia

La justicia es lo que es justo, imparcial; es vivir una vida de integridad, tratar a los demás en la manera que Dios quiere. Es no pedir sobornos, no favorecer a nadie, ni oprimir a los pobres, o vivir solo por uno mismo.

En Miqueas 3:1–2, Miqueas reprendió a los líderes de Israel por su falta de justicia:

¿Acaso no les corresponde a ustedes conocer la justicia? Ustedes odian el bien y aman el mal…

Practicar la justicia significa amar el bien y odiar el mal de manera que va a influenciar tus pensamientos y tus acciones a los demás.

Hay tanta injusticia en este mundo, y Dios quiere que reflejemos su carácter justo y quiere que bendigamos a otras personas practicando la justicia. Hay injusticias grandes como la esclavitud sexual, el robo, el racismo, el asesinato, violaciones; y hay injusticias más pequeñas, pero todavía serias: defraudar en los impuestos, robar tiempo de nuestro empleado, o hablar una verdad parcial con la intención de engañar.

Dios odia estas cosas. Él nos llama a practicar la justicia en cada área de nuestra vida pública y privada. Esto significa hacer lo bueno aun cuando te cuesta, servir a los demás aun cuando no recibes nada, defender los derechos de los pobres y oprimidos, aun vivir en integridad y santidad cuando estás solo. Es no callarnos cuando hay injusticias. ¿En cuales áreas de tu vida está Dios llamándote a practicar la justicia?

Amar la Misericordia

Es interesante que no dice que debemos “practicar la misericordia” como si fuera simplemente un hecho, dice “amar la misericordia”— es un afecto del corazón.

La misericordia es compasión mostrada a alguien que no la merece. Los que aman la misericordia quieren mostrarla en cada oportunidad que tienen. Esto significa que como seguidores de Cristo, hay que perdonar como Cristo nos perdonó (Efesios 4:32). ¿Cuál es tu actitud hacia personas que te han causado daño? Naturalmente estamos enojados. Naturalmente queremos venganza.

En los tiempos de Miqueas, el pueblo idolatra no mostraba misericordia. Sino eran violentos, mentirosos, se aprovechaban de sus vecinos, y así se quebrantaba la ley de Dios. Sabían que necesitaban la misericordia de Dios (por eso trataban de agradar a Dios con sacrificios extravagantes que Dios no pedía).

Para nosotros, sabemos que Dios nos ofrece misericordia porque podemos ver el ejemplo supremo de la misericordia de Dios: la muerte de Jesucristo en la cruz. Jesús murió en nuestro lugar y tomó el castigo de nuestros pecados en su cuerpo.

Si repito la pregunta que hacían los pecadores en el pueblo de Dios (la pregunta detrás las preguntas), “¿Cuánto cuesta limpiarme de mis pecados?”, La respuesta es que costó la sangre del Hijo de Dios.

Jesucristo, el Hijo de Dios, quien practicaba la justicia cada segundo de su vida, dio su vida voluntariamente para salvar a pecadores como tú y como yo. Y este mismo libro de Miqueas muestra la gran misericordia de Dios en 7:18–19:

¿Qué Dios hay como tú, que perdone la maldad y pase por alto el delito del remanente de su pueblo?
No siempre estarás airado, porque tu mayor placer es amar.
Vuelve a compadecerte de nosotros.
Pon tu pie sobre nuestras maldades y arroja al fondo del mar todos nuestros pecados. 

No sé si algunos de ustedes han estado en un barco y han dejado caer su celular, o lentes de sol en el mar, pero la verdad es que no vas a encontrar esos lentes—se perdieron para siempre. Esa es la realidad. Pero es igual con el perdón que Dios nos ofrece en Cristo Jesús: Él arroja al fondo del mar todos nuestros pecados. Dios no va a castigarte por estos pecados, están en el fondo del mar—te da perdón completo.

Esta es la misericordia. Esto es lo que nos da poder de mostrar misericordia a otras personas. ¿A quiénes en tu vida necesitas mostrar misericordia, ya que sea perdón, servicio a personas que necesitan ayuda, o amando a una persona que no lo merece?

Para amar la misericordia, necesitamos recordar la misericordia de Dios y darnos cuenta que Dios puede ministrar su misericordia a través de nosotros. Tenemos la gran oportunidad de ser sus manos y sus pies a este mundo perdido que anhela la misericordia.

Humillarnos ante nuestro Dios

Prefiero otras traducciones que dicen “andar humildemente con tu Dios” (como LBLA porque es una traducción de la Biblia más literal del hebreo original) porque enfatiza que humillarte ante Dios no es algo que hacemos una vez y después volvemos a hacer lo que queremos. Es un estilo de vida: andar diariamente humillándonos ante nuestro Dios, recordando que Dios es Dios y que nosotros somos sus criaturas, pecadores que necesitan de su gracia, pero pecadores que han recibido Su gracia en Cristo Jesús.

Las primeras dos características (practicar la justicia y amar la misericordia) se hacen a su hermano, pero esta última cosa es algo que se trata de nuestra relación con Dios.

Para andar humildemente con nuestro Dios necesitamos cultivar una relación con Él: escuchando su voz en su Palabra y dándole nuestras alabanzas y cargas en oración. Necesitamos amar lo que Dios ama y odiar lo que Dios odia. Hay que querer seguir y agradar a Cristo más que cualquier otra cosa, y no tratar de comprar su aprobación con sacrificios extravagantes. Dios ya hizo el único sacrificio necesario. Este sacrificio de su Hijo en la cruz te da la oportunidad de disfrutar una relación con Él.

Cuando andamos humildemente con nuestro Dios, nuestra vida hace eco de lo que Miqueas dice en Miqueas 4:5:

Todos los pueblos marchan en nombre de sus dioses, pero nosotros marchamos en el nombre del Señor, en el nombre de nuestro Dios, desde ahora y para siempre.

Conclusión

¿Cuál es la motivación de tu religión? ¿Cuál es la motivación tuya de asistir a tu iglesia? ¿Cuál es la motivación tuya de tus interacciones con las demás personas, sean familiares, vecinos, pobres, o enemigos?

No necesitas preocuparte más de lo que Dios espera de ti.

¡Ya se te ha declarado lo que es bueno! Ya se te ha dicho lo que de ti espera el Señor: Practicar la justicia, amar la misericordia, y humillarte ante tu Dios.

Justo como la Biblioteca del Congreso de Los Estados Unidos tiene este versículo colgado para que todas las personas lo vean, deseamos que Dios escriba este versículo en nuestros corazones tanto que el mundo pueda ver que Cristo vive en nosotros.

Oración

Padre celestial, Te damos gracias por Tu Palabra. Gracias que no necesitamos adivinar lo que Tú quieres de nosotros. Pedimos la ayuda de tu Espíritu para entender estas verdades en las partes más profundas de nuestros corazones para poder vivir este mensaje de manera que glorifique a Jesucristo y sirva a nuestro prójimo. Pedimos todo en el nombre del Señor Jesucristo, amén.

Filed Under: Vida Cristiana Tagged With: Miqueas

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