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Anclado en Cristo

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Vida Cristiana

10 cosas que Dios promete recompensar

30/09/2019 by kevin Leave a Comment

Tenemos miles de opciones sobre cómo gastar nuestro tiempo, nuestra energía y nuestros recursos. Algunos viven por su dinero y posesiones, acumulando todo lo que pueden mientras que otros invierten su tiempo en educación o entretenimiento, con la esperanza de encontrar valor duradero. 

¿Cómo aprovechamos las elecciones que tenemos teniendo la eternidad en mente? 

Imagínate que eres un inversionista, que estás investigando las mejores opciones para invertir tu dinero. Siente un empujón en el hombro y miras hacia arriba para ver a Jesucristo parado junto a su escritorio. Él sonríe, mete la mano en su bolsillo y le entrega una hoja con las 10 mejores compañías para invertir su dinero durante los próximos 50 años. ¡No puedes creer lo que acaba de pasar!

Dios te ha dado los ganadores que estabas tratando de predecir. Estás asombrado por la gracia de Dios y emocionado de invertirlo todo en esas compañías. ¡Sería un desperdicio no invertirlo todo! 

La verdad es que, si eres creyente, Dios ya te ha dado la increíble oportunidad de conocer el futuro para que puedas invertir tu vida sabiamente. Las Escrituras nos hablan específicamente sobre las cosas que Dios recompensará.

Mientras lees, haz que tu oración y tu ambición sean que Dios moldee tu corazón para invertir tu vida en lo que realmente importa en los ojos de Dios.

1. La oración y el ayuno.

“Pero tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cuando hayas cerrado la puerta, ora a tu Padre que está en secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. . . “Y cuando ayunen, no pongan cara triste, como los hipócritas; porque ellos desfiguran sus rostros para mostrar a los hombres que están ayunando. En verdad les digo que ya han recibido su recompensa. “Pero tú, cuando ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro, para no hacer ver a los hombres que ayunas, sino a tu Padre que está en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. (Mateo 6:6, 17-18)

“Y sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que El existe, y que es remunerador de los que le buscan.” Hebreos 11:6

 Dios quiere que le busquemos a través de la oración y el ayuno. Yo medito en la recompensa prometida para motivarme cuando no tengo ganas de buscar a Dios en oración y me muestra el corazón misericordioso de nuestro Señor. Tal vez para recordar esta verdad debes escribir Mateo 6:6 en un pedazo de papel y ponerlo en el espejo de tu baño o hacer un marcador para tu Biblia.

2. Mostrar compasión por nuestros hermanos vulnerables.

“Entonces los justos Le responderán, diciendo: ‘Señor, ¿cuándo Te vimos hambriento y Te dimos de comer, o sediento y Te dimos de beber? ‘¿Y cuándo Te vimos como extranjero y Te recibimos, o desnudo y Te vestimos? ‘¿Cuándo Te vimos enfermo o en la cárcel y vinimos a Ti?’ “El Rey les responderá: ‘En verdad les digo que en cuanto lo hicieron a uno de estos hermanos Míos, aun a los más pequeños, a Mí lo hicieron.’” (Mateo 25:37-40)

Dios ve a la compasión que tenemos por nuestros hermanos y hermanas necesitados como si estuviéramos haciendo estas acciones a Cristo mismo. Esta es una imagen magnífica de servir a Cristo porque estamos sirviendo su pueblo.

3. Ser perseguido por el nombre de Cristo

“Bienaventurados son ustedes cuando los hombres los aborrecen, cuando los apartan de sí, los colman de insultos y desechan su nombre como malo, por causa del Hijo del Hombre. Alégrense en ese día y salten de gozo, porque su recompensa es grande en el cielo, pues sus padres trataban de la misma manera a los profetas.” (Lucas 6:22-23)

Parece ser al revés cuando nos dice “alégrense” y “salten de gozo” cuando somos odiados por ser cristianos. Pero eso es lo que Jesús dice. Él sabe que ser perseguido por seguir a Cristo trae bendiciones y glorifica al Padre. El evangelio de Jesucristo es tan grande que, incluso cuando somos ridiculizados en la tierra por ello, recibiremos tesoro en el cielo.

4. Amar a los enemigos

“Amen a sus enemigos, y hagan bien, y presten no esperando nada a cambio, y su recompensa será grande, y serán hijos del Altísimo; porque El es bondadoso para con los ingratos y perversos.” (Lucas 6:35)

 Cuando amamos a nuestros enemigos, emulamos la misericordia y gracia que nuestro Salvador mostró a quienes lo crucificaron cuando dijo: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen” (Lucas 23:34).

5. Dar generosamente a otras

“Den, y les será dado; medida buena, apretada, remecida y rebosante, vaciarán en sus regazos. Porque con la medida con que midan, se les volverá a medir.” (Lucas 6:38)

Cada dólar que tienes, cada cosa material que posees, cada habilidad que tienes es un regalo de nuestro Dios Todopoderoso. ¿Por qué no tratar de dar generosamente a los demás, especialmente cuando consideramos que Dios promete recompensar?

6. Mostrar hospitalidad que no puede devolverse

Una parábola de Jesús termina así: “Cuando ofrezcas una comida o una cena, no llames a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a tus vecinos ricos, no sea que ellos a su vez también te conviden y tengas ya tu recompensa. Antes bien, cuando ofrezcas un banquete, llama a pobres, mancos, cojos, ciegos, y serás bienaventurado (feliz), ya que ellos no tienen para recompensarte; pues tú serás recompensado en la resurrección de los justos.”(Lucas 14:12-14)

Hay muchas cosas en la vida que no te pagarán aquí en la tierra. Pero Dios no pasa por alto nuestros esfuerzos. Él promete recompensarnos en la resurrección de los justos por nuestra hospitalidad en su nombre. ¿Cómo cambia eso tu actitud para mostrar hospitalidad a los demás? 

7. Perseverar a través de presiones en el ministerio.

“Pues esta aflicción leve y pasajera nos produce un eterno peso de gloria que sobrepasa toda comparación, al no poner nuestra vista en las cosas que se ven, sino en las que no se ven. Porque las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.” (2 Corintios 4:17-18)

Si alguna vez has estado desanimado en el ministerio, anímate. Dios promete recompensarnos por la manera que le servimos en la tierra. En lugar de caer en el desánimo, aférrate firmemente a la promesa de que Dios te recompensará por tu perseverancia durante pruebas y aflicciones.

8. Trabajar con calidad para su empleador.

“Todo lo que hagan, háganlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres, sabiendo que del Señor recibirán la recompensa de la herencia. Es a Cristo el Señor a quien sirven.” (Colosenses 3:23-24)

 El evangelio de Jesucristo penetra toda la vida, incluso el trabajo. Cuando hacemos nuestro mejor trabajo para nuestro empleador, estamos haciendo nuestro mejor trabajo para Jesús. Trabajar sinceramente para el Señor es una forma de mostrarle gratitud por las cosas asombrosas que le ha dado en Cristo.

[Cinco mentiras que creí sobre el trabajo] 

9. Ser fiel a través de las pruebas.

“En lo cual ustedes se regocijan grandemente, aunque ahora, por un poco de tiempo si es necesario, sean afligidos con diversas pruebas (tentaciones), para que la prueba de la fe de ustedes, más preciosa que el oro que perece, aunque probado por fuego, sea hallada que resulta en alabanza, gloria y honor en la revelación de Jesucristo…” (1 Pedro 1:6-7)

Dios desea que caminemos por fe en todo momento, y mantener la fe durante las pruebas no es una excepción. Luchar por la fe durante esos tiempos es difícil, pero seguir adelante demostrará que tu fe es genuina y traerá la recompensa de Dios. 

10. Ser fiel a la verdad.

“Pues muchos engañadores han salido al mundo que no confiesan que Jesucristo ha venido en carne. Ese es el engañador y el anticristo. Tengan ustedes cuidado para que no pierdan lo que hemos logrado, sino que reciban abundante recompensa.” (2 Juan 1:7-8)

“Además, tu siervo es amonestado por ellos; en guardar [la palabra de Dios] hay gran recompensa.” Salmo 19:11

Dios desea nuestro compromiso total a su verdad. Jesús dijo que Él es la verdad (Juan 14:6), ¡así que eso tiene sentido! Nuestro compromiso y autoexamen honra a Dios y asegura la recompensa que recibiremos.

Estas diez acciones son oportunidades excelentes de inversión. Dios te dice lo que será recompensado, ¡así que haz todo lo posible para invertir tu vida sabiamente! Y no solo enfocarse en la recompensa—enfocarse en nuestro gran Remunerador. Él ES la recompensa más grande que podemos imaginar y es digno de toda nuestra alabanza. 

“Por consiguiente, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios que presentéis vuestros cuerpos como sacrificio vivo y santo, aceptable a Dios, que es vuestro culto racional. Y no os adaptéis a este mundo, sino transformaos mediante la renovación de vuestra mente, para que verifiquéis cuál es la voluntad de Dios: lo que es bueno, aceptable y perfecto.” Romanos 12:1–2

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Filed Under: Vida Cristiana Tagged With: qué dice la Biblia acerca de

Cuando la oración empeora la ansiedad

11/09/2019 by kevin Leave a Comment

“Por nada estén afanosos; antes bien, en todo, mediante oración y súplica con acción de gracias, sean dadas a conocer sus peticiones delante de Dios. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará sus corazones y sus mentes en Cristo Jesús”, Filipenses 4:6-7.

Año tras año, los datos de búsqueda en los principales sitios web de la Biblia muestran que Filipenses 4:6-7 es uno de los pasajes más populares de las Escrituras, y con razón: nos muestra el camino aprobado por Dios para pasar de la ansiedad a la paz.

Desafortunadamente, nuestros corazones desesperados se desvían fácilmente buscando un remedio para nuestro estrés. Tratamos este precioso pasaje como un talismán, y nos perdemos el verdadero significado del pasaje y, además, nos perdemos del camino hacia la paz. Una situación reciente que me sucedió lo ilustra.

Mientras pensaba en mi situación estresante de manera práctica, mi ansiedad empeoró. Lo mismo sucedió cuando intenté fijar mi atención en otra cosa: la ansiedad aparecía de nuevo en poco tiempo.

Entonces Filipenses 4:6-7 me vino a la mente. ¡La oración es la respuesta!

Entonces me arrodillé para orar.

Mi oración comenzó bien, pero pronto sentí que estaba atrapado en un auto caliente, respirando el mismo aire una y otra vez. Cada línea de mi oración atrapaba mi aliento, y sentía un anhelo más profundo de tomar aire fresco. La oración empeoró mi ansiedad.

¿Que pasó? ¿Es la promesa de Dios en Filipenses 4:6–7 una farsa?

Al reflexionar sobre este problemático episodio, me di cuenta de que la promesa de Dios no era una farsa, sino que yo estaba equivocado.

Sentirte mal no te dará paz

Mi oración impulsada por la ansiedad no mejoró las cosas. Esto se debe a que Dios no promete que cualquier tipo de oración detendrá la ansiedad. Él prescribe que sea una súplica con acción de gracias (Fil. 4:6). Un corazón que carece de gratitud no encontrará la paz de Dios.

Pronto me di cuenta de mi falta. Mis lamentables intentos por dar gracias a Dios no venían del corazón, sino que siempre venían precedidos por un “pero…”, como si dijera: “Dios, te doy las gracias por esto, pero me debes una”. Pasar por alto la verdadera acción de gracias conduce a un cóctel de otros pecados, que incluyen refunfuños egocéntricos, cinismo, codiciar las situaciones de los demás, reclamar mis derechos y, en última instancia, incredulidad. Todo esto es contrario al agradecimiento.

Yo me lamentaba de mi situación siempre en lugar de regocijarme en el Señor siempre (Fil. 4:4). Debemos orar con acción de gracias “en todo” (Fil. 4:6). Un corazón agradecido no es solo un remedio para la ansiedad; es parte de una dieta espiritual saludable para cada circunstancia (véase 1 Tes. 5:16-18).

Meditar en tu ansiedad no te dará paz

Un segundo error en mi intento de oración fue meditar en lo incorrecto. Mis oraciones repetían los detalles de mi ansiosa situación ante el Señor, y derramaban gasolina sobre el fuego de mi ansiedad.

Lo que estaba haciendo era apoyarme en mi propio entendimiento, lo cual no debemos hacer por varias razones: primero, es lo opuesto a confiar en el Señor, y segundo, hacerlo supone que tenemos la capacidad de comprender nuestras situaciones, sin importar cuán simples o complejas parezcan (Pr. 3:5–6).

La única forma de apagar los fuegos de la ansiedad es, afortunadamente, poner nuestras mentes en las cosas buenas que menciona Filipenses 4:8 (“todo lo que es verdadero, todo lo digno, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo honorable, si hay alguna virtud o algo que merece elogio, en esto mediten”).

Poner nuestras mentes en estas cosas no es una acción única, ya que los fuegos de ansiedad pueden regresar rápidamente; es una mediación continua.

Pablo ofrece otro cosa en qué pensar: en su ejemplo.

“Lo que también han aprendido y recibido y oído y visto en mí, esto practiquen, y el Dios de paz estará con ustedes”, Filipenses 4:9.

Pablo tenía razones para estar ansioso, pues escribió Filipenses y varias otras de sus epístolas desde la prisión. Pero el enfoque de Pablo para combatir la ansiedad no solo era adoptar la perspectiva de Dios, sino también era ser impulsado por Su poder. Pablo podía aprender de la satisfacción a través del hambre, la abundancia, o la necesidad:

“Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”, Filipenses 4:13.

No es Pablo el único ejemplo. Tenemos una gran nube de testigos en las Escrituras (Heb. 11), los ejemplos de hombres y mujeres fieles de la historia de la iglesia, y creyentes en nuestras iglesias de hoy que modelan vidas de paz en la tribulación.

Seguir estos ejemplos te ayudará a luchar.

¿Paz en todo momento?

No se nos promete una vida sin problemas. En todo caso, lo contrario. Lo que distingue la vida cristiana es que, aunque se nos promete que habrán problemas, nuestro Salvador ha superado nuestros problemas porque Él ha vencido al mundo (Jn. 16:33).

Incluso cuando nuestra comprensión de las circunstancias va de mala a inimaginablemente peor, como sucedió con Habacuc, nuestra paz y alegría no descansan en nuestras circunstancias, sino en nuestro Padre fiel que juzga el mal y salva a Su pueblo, y es soberano sobre nuestras circunstancias (Hab. 3:17-19).

Nuestras ansiedades pueden fluir de situaciones mezquinas, graves, o de algún punto intermedio, pero siempre podemos estar seguros de Su presencia fiel y reconfortante (Sal. 23:4; Mt. 20:20).

El camino de la paz

Al reflexionar sobre mi análisis post mortem de mi episodio de ansiedad, me volví menos confiado en mi poder para fabricar paz por mí mismo, y más confiado en la capacidad que Dios tiene para darme la paz en las más sombrías de las circunstancias.

Lo que hace que Su paz sea especial no es que una simple oración elimine todos nuestros problemas de inmediato; es que podemos conocer a Aquel que lo trasciende todo, y podemos llamarlo nuestro Padre soberano y amoroso. Podemos confiar en que a menudo permite que las situaciones de la vida nos atraigan hacia Sí y nos hagan crecer más como Cristo.

Nuestras emociones no son esclavas a nuestras circunstancias, sino que Cristo las liberó para disfrutar de la paz y la alegría celestiales, sin importar lo que pase. Esta es la paz que el mundo anhela, la paz que Dios anhela dar, y la paz que es nuestra en Cristo.

Lee este artículo en ingles. Publicado originalmente por Coalición por el Evangelio. 

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Filed Under: Vida Cristiana Tagged With: Ansiedad, Oración

Honrando a Dios trabajando desde casa: Mi Entrevista con Coalición por el Evangelio

22/07/2019 by kevin Leave a Comment

En esta entrevista con Josué Barrios de Coalición por el Evangelio, contesto las siguientes preguntas. Dejé mi respuesta para la última pregunta.

  1. ¿Cómo conociste el evangelio y llegaste a ver cómo Cristo transforma nuestra visión del trabajo?
  2. El trabajo desde casa, o remoto, se hace más común incluso en empresas grandes. ¿Qué ventajas o desventajas hay en trabajar remoto?
  3. Algunas personas sueñan con trabajar desde casa porque lo consideran más cómodo. ¿Qué dirías al respecto? ¿Por qué es importante abrazar la vocación que Dios nos haya dado, sin importar si sea un trabajo “cómodo” o no?
  4. ¿Cuáles consejos compartirías a los creyentes que trabajan desde casa?
  5. Muchos creyentes que trabajan desde casa encuentran que usualmente tienen menos oportunidades para evangelizar a otras personas. ¿Qué consejos darías al respecto?
  6. ¿Cómo tener un balance correcto entre el trabajo y el descanso cuando trabajamos desde casa?

Trabajar requiere disciplina y entendimiento de lo que requieren tus jefes. ¿Tienes que cumplir ciertas horas o ciertas responsabilidades? Asegúrate de que estás haciendo lo que debes hacer, y que estés haciéndolo con calidad.

Si estás casado, habla con tu esposa (o un buen amigo si estás soltero) acerca de tu día y productividad para estar seguro de que estás dando al Señor y a tu jefe todo lo que debes.

También hay que entender lo que perdemos cuando trabajamos demasiado y nos negamos el descanso. Debemos recordar que el ritmo que Dios nos dio en la creación muestra que necesitamos descansar, podemos decir “no” a trabajar más y aprender cómo reposar en la manera que nos ayudará a ser productivos y más felices al largo plazo.

Hay mucho más que puedo decir, pero lo importante es darse cuenta del regalo que es el reposo y siempre tratar de hacerlo en la manera que Dios quiere. A veces vamos a pasar a través de temporadas cuando lo hacemos bien o mal, pero con sabiduría y la ayuda de amigos y personas maduras en la iglesia, vamos a crecer y poder vivir con más equilibrio.

Lee la entrevista.

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Filed Under: Vida Cristiana Tagged With: Trabajo

¿Por qué me cuesta entender la Biblia?

04/06/2019 by kevin Leave a Comment

Escribí este artículo por Coalición por el Evangelio y su serie #CoaliciónResponde


La Biblia está llena de riquezas espirituales que nos pueden hacer sabios para la salvación, capacitarnos para vivir en piedad, y equiparnos para el ministerio (2 Ti. 3:14-17). Aun así, la tarea de leer la Biblia puede ser como armar un rompecabezas enorme en el que faltan piezas.

¿Quiénes son los amalecitas? ¿Por qué Dios le ordena a Israel que se purifique tanto en Levítico? ¿Quiénes son los fariseos y cómo me afectan? ¿Qué significan los sellos y las trompetas en Apocalipsis?

Sé que cada jota y tilde de las Escrituras es importante para nosotros, pero ¿por qué puede ser tan difícil entender la Biblia? Aquí hay ocho razones y algunas palabras de ánimo.

1. Vivimos en un tiempo diferente

La Biblia fue escrita entre 2,000 y 3,000 años atrás. Los tiempos han cambiado desde que Moisés cruzó el Mar Rojo y David gobernó como rey sobre Israel. Comprender el contexto histórico de la Biblia y el libro específico que estás leyendo te ayudará a cerrar la brecha entre entonces y ahora.

2. Vivimos en una cultura diferente

Los autores bíblicos escribieron a distintos grupos de personas en distintos lugares del mundo antiguo. Ellos suponen que los lectores conocen detalles culturales específicos y con frecuencia usan estos detalles para enseñar una lección.

Por ejemplo, un judío de la época de Cristo habría visto en Juan 4 cómo Jesús cruzó los tabúes culturales de entonces al hablarle a una mujer samaritana que fue rechazada incluso por su propia gente. Al cruzar tales límites, Jesús honra a una mujer que Israel despreciaría y con ello demuestra que su evangelio es para todos. Esto es algo que solemos pasar por alto.

3. Hablamos diferentes idiomas

Los 66 libros de la Biblia fueron escritos en hebreo, arameo, y griego antiguo. La naturaleza del lenguaje hace que la traducción precisa a veces sea difícil. El idioma original puede tener palabras, para expresar algo crucial, que un lenguaje moderno tal vez no tenga.

4. Somos pecadores

Nuestro pecado nos separa de Dios y nos ciega a la realidad espiritual (Is. 59:2; Sal. 115:4-8). 1 Corintios 2:14 dice que “el hombre natural no acepta las cosas del Espíritu de Dios, porque para él son necedad; y no las puede entender, porque son cosas que se disciernen espiritualmente”. Nuestras mentes naturales a menudo luchan con lo que no podemos ver y lo que no es fácil de entender.

Cuando venimos a Cristo, recibimos el Espíritu Santo que nos ayuda en nuestra lucha contra el pecado y nos revela la verdad de las Escrituras (Jn. 14:26). Aun así, el pecado presenta una barrera para no captar completamente lo que Dios nos revela. Esta verdad se expone cuando las comunicaciones de Dios a través de sus profetas a veces tenían la intención expresa de ocultar la verdad de algunos y revelarla a otros (mira la explicación de Jesús de por qué enseñó en parábolas en Mr. 4:10–12; cp. Is. 6:9–10).

5. No sabemos cómo encaja la historia bíblica

La Biblia es fundamentalmente la historia de Dios reconciliando al mundo pecador con Él mismo a través de Jesucristo. Cada parte de la Biblia avanza esa historia o proporciona comentarios sobre asuntos importantes que se concretan en ella (por ejemplo, Proverbios o Levítico).

Entender las promesas claves, las personas, y los eventos de la Biblia le dan estructura y flujo. Por ejemplo, un capítulo clave de la Biblia es Génesis 12, donde Dios promete a los descendientes de Abraham una tierra, ser bendecidos, y ser una bendición. El resto del Antiguo Testamento desarrolla esas promesas a medida que la familia de Abraham (más tarde conocida como la nación de Israel) crece, lo que finalmente conduce al cumplimiento de ellas en Jesucristo. La disciplina de la teología bíblica nos ayuda a leer la Biblia como se debe leer.

6. Tenemos habilidades de lectura débiles

La tecnología moderna y las redes sociales no fomentan la lectura cuidadosa. Muchos hoy en día no suelen leer con cuidado porque no tienen que hacerlo, lo que dificulta la lectura de la Biblia y otras formas de literatura. Aprender técnicas simples como hacer preguntas de observación e interpretación del texto, buscar palabras y frases repetidas, y mantener una estrecha vigilancia sobre el contexto nos permitirá descubrir el significado de las Escrituras.

Parte de leer bien la Biblia incluye saber leer diferentes géneros bíblicos. No lees la sección editorial del periódico de la misma manera que lees los cómics o los anuncios: adaptas tu forma de pensar al tipo de contenido que estás leyendo. Lo mismo debe ser cierto con la Biblia: las narraciones históricas deben tratarse de manera diferente a la poesía, y la literatura apocalíptica de la Biblia debe tratarse de manera diferente a las cartas del Nuevo Testamento.

7. Somos perezosos

La Biblia no es una enciclopedia de verdades espirituales o un libro de frases mágicas al azar que podemos usar como queramos.Click To Tweet

A menudo queremos beneficios rápidos de la Biblia sin hacer el trabajo necesario. Podemos pasar un tiempo leyendo un capítulo y solo pensar en lo que nos viene a la mente con facilidad y en lo que nos gusta, perdiendo lo que Dios quiere comunicarnos por completo. Un predicador famoso dijo una vez que la verdadera lectura devocional de las Escrituras tiene que preocuparse por entender lo que el texto realmente está diciendo. Muchas veces somos como un marido que trata de mostrar amor a su esposa pero que no trata de entender sus palabras.

Como Pablo escribió a Timoteo: “Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que maneja con precisión la palabra de verdad” (2 Ti. 2:15).

8. No nos acercamos correctamente a la Biblia.

Muchos se acercan a la Biblia tratando de encontrar lo que quieren ver (por ejemplo, consejos para un mejor matrimonio o cómo combatir la ansiedad) en lugar de preguntar primero: “¿Qué es lo que Dios está comunicando?”. Sin esa última pregunta, nos acercamos a la Biblia como si se tratara primero de nosotros en lugar de Dios.

La Biblia no es una enciclopedia de verdades espirituales o un libro de frases mágicas al azar que podemos usar como queramos. Es la autorrevelación de Dios a través de 66 libros distintos. Un enfoque egocéntrico de la Biblia casi siempre pierde las cosas más importantes que Dios quiere comunicar acerca de sí mismo, nuestro pecado, y su provisión gloriosa en Cristo.

Razones para animarnos

Tener en cuenta estas dificultades solía desanimarme. ¿Por qué no puede Dios hacerlo más fácil?

Si alguna vez has pensado de esta manera, anímate. Cada razón que mencioné anteriormente es un estímulo para estudiar mucho o un motivador para alabar a Dios.

  • Sí, la Biblia fue escrita originalmente hace miles de años en diferentes culturas y lenguas extranjeras. Pero podemos alegrarnos de que la Biblia sea para todos los pueblos en todo momento (Ro. 15:4) y no se limita a un grupo específico de personas en un lugar específico. Nuestro Dios es el Rey de la historia y será alabado por personas de todas las tribus, lenguas, y naciones (Ap. 7:9).
  • Sí, nuestra falta de comprensión espiritual hace que algunos pasajes de las Escrituras sean difíciles de comprender (¡Incluso para Pedro! Mira 2 Pe. 3:16). Pero si entendiéramos y conociéramos todo, tal vez nuestro Dios y su evangelio serían pequeños ante nosotros. Regocíjate en que los pensamientos de Dios no son nuestros pensamientos (Is. 55:8) con las palabras de Romanos 11:33: “¡Oh, profundidad de las riquezas y de la sabiduría y del conocimiento de Dios! ¡Cuán insondables son Sus juicios e inescrutables Sus caminos!”.
  • Sí, algunos géneros bíblicos todavía nos hacen tropezar, pero podemos alabar a Dios por la belleza literaria a través de la cual Él comunica verdades espirituales a nuestras cabezas y corazones.
  • Sí, nuestro pecado dificulta la lectura de la Biblia, ¡pero alabado sea Dios por la oferta de perdón y la nueva comprensión espiritual en Cristo!

Creciendo en la Palabra

No hay atajos para conocer bien la Palabra. Debes leerla, y mientras lo haces, deléitate en ella.Click To Tweet

Por último, ¿quieres crecer en la Palabra? Considera incorporar estas sugerencias en tu vida:

  • Dedícate al estudio de las Escrituras (2 Ti. 2:15). No hay atajos para conocer bien la Palabra. Debes leerla, y mientras lo haces, deléitate en ella (Sal. 1; Sal. 19:10).
  • Ora por mayor comprensión. Dios nos da maravillosas palabras para orar en el Salmo 119:18: “Abre mis ojos, para que vea Las maravillas de Tu ley”.
  • Estudia la Biblia en comunidad. No descuides el regalo de la iglesia. Dios nunca quiso que entendiéramos las Escrituras o creciéramos espiritualmente aparte de otros hermanos en la fe. Recuerda también que Él nos dio pastores y maestros talentosos para que podamos llegar a la madurez (Ef. 4:11–16).
  • Si puedes, estudia en un seminario o un programa de capacitación como los Entrenamientos Coalición y el programa Pastores Entrenando Pastores.
  • Lee buenos libros, escucha sermones expositivos, y aprovecha recursos gratuitos como Cursos Coalición y Proyecto Biblia.

Oro que esto te aliente al estudio de la Palabra de Dios para que conozcas más al Cristo vivo y encuentres vida en Él (Jn. 5:39–40).

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Filed Under: Vida Cristiana

El fruto amargo de una vida enfocada en sí mismo

20/02/2019 by kevin Leave a Comment

En el capítulo de su libro El Sermón del Monte sobre Mateo 5:38–42 titulado “Negarse a Sí Mismo y Seguir a Cristo”, el doctor Martyn Lloyd-Jones retó a sus lectores a ver “hasta qué punto el yo controla su vida.”

He sido retado por sus palabras que describen la raíz de muchos problemas emocionales que he experimentado en mi vida. Espero que sus palabras te reten para tomar tu cruz y seguir a Cristo en fidelidad y gozo.

Examinen su vida, su trabajo ordinario, las cosas que hacen, los contactos que tienen que establecer con la gente. Piensen por unos momentos hasta qué punto el yo entra en todo esto. Es un descubrimiento sorprendente y terrible ver hasta qué extremo el interés propio y la preocupación por sí mismo están implicados, incluso en la predicación del evangelio. Es un descubrimiento horrible.

Demos un paso más. Me pregunto si alguna vez nos hemos dado cuenta de hasta qué punto la infelicidad, los problemas, los fracasos de nuestra vida se deben a una sola cosa, a saber, el yo. Recordemos lo ocurrido durante la semana pasada, los momentos o períodos tristes, de tensión, la irritabilidad, el mal carácter, las cosas hechas y dichas de las que se avergüenzan, las cosas que los turbaron y que los desequilibraron… La mayor parte de la infelicidad y dolor, la mayor parte de nuestros problemas en la vida y en nuestra experiencia, nacen de esta causa y fuente últimas, este yo.

El yo siempre significa desafiar a Dios; siempre significa ponerme a mí mismo en el pedestal en vez de a Dios, y por ello es siempre algo que me separa de Él. Todos los momentos de infelicidad en la vida se deben en último término a esta separación. Una persona que está en verdadera comunión con Dios y con el Señor Jesucristo es feliz. No importa que esté en una cárcel, que tenga los pies amarrados al cepo, que se esté quemando en una hoguera; es feliz si está en comunión con Dios. ¿No es ésta la experiencia de los santos a lo largo de los siglos? De modo que la causa última de toda aflicción o de la falta de gozo es la separación de Dios, y la única causa de la separación de Él es el yo. ¿Cuántas veces nos sentimos infelices? Quiere decir que, de una forma u otra nos buscamos a nosotros mismos o pensamos en nosotros mismos, en lugar de buscar la comunión con Dios. El hombre, según la Biblia, fue hecho para vivir por completo para la gloria de Dios. Fue hecho para amar al Señor Dios con todo el corazón, con todo el alma, con toda la mente y con todas las fuerzas. Todo el ser del hombre fue hecho para glorificar a Dios. Por consiguiente, todo deseo de glorificarse a sí mismo o de proteger los propios intereses es por necesidad pecaminosa, porque me miro a mí mismo en lugar de mirar a Dios y de buscar su honor y gloria.


“Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz, y sígame. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la salvará. Pues, ¿de qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero y perder su alma?” — Jesús en Marcos 8:34–36

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Filed Under: Vida Cristiana Tagged With: Martyn Lloyd-Jones

Las ventajas y los peligros de trabajar desde la casa

03/12/2018 by kevin Leave a Comment

La Internet ofrece a muchos cristianos la oportunidad sin precedentes de trabajar desde cualquier lugar del mundo, aun desde el hogar.

Como con todas las cosas en un mundo caído, si queremos glorificar a Dios con nuestro trabajo desde casa, debemos hacer lo mejor que podamos para aprovechar las ventajas y evitar las desventajas de trabajar así.

Por varios años he trabajado algunos días de la semana desde la casa y he disfrutado las ventajas de eso, pero también he visto algunos peligros en mi vida y en las de mis compañeros. Espero que la siguiente evaluación te ayude a pensar y trabajar con más fidelidad para la gloria de Dios.

Ventajas de trabajar desde la casa

  • Te ayuda a aprovechar el tiempo. Trabajar desde la casa significa que no necesitas ir en carro, bus, o tren a trabajar ni que perderás ese tiempo en el camino. Puedes levantarte en la mañana y trabajar inmediatamente si es tu preferencia. También puedes pasar más tiempo con el Señor o tu familia en las mañanas, ser más disciplinado con el ejercicio físico, o servir más en tu iglesia.
  • Te permite reducir gastos. Si trabajas desde casa, no gastarás tanto en el transporte para tu vehículo (gasolina, reparaciones, etc.). También, muchos trabajos no requieren ropa profesional como traje y corbata, permitiéndote ser más casual en tu vestimenta y así gastar menos en ropa.
  • Te permite trabajar desde muchos lugares. Algunos trabajos permiten que los empleados vivan lejos de la oficina, y algunos empleadores solo tienen oficinas digitales porque todos trabajan desde un lugar remoto. Mi casa en Chicago está a dos horas y media en carro de la casa de mi jefe pero, por medio de Internet, podemos hablar cada día cara a cara.
  • Te puede dar un horario flexible. Si estoy trabajando desde la casa y no tengo reuniones, mi horario normalmente es flexible y puedo tomar un descanso cuando quiera pasar tiempo con mi esposa, o salir a hacer las compras antes de que haya mucha gente en el supermercado.
  • Te da oportunidad de enfocarte y trabajar profundamente. Para mí, hay un montón de distracciones en la oficina que me impiden enfocarme para hacer trabajo profundo. Estas distracciones pueden ser conversaciones con compañeros, el sonido del teléfono, o personas hablando demasiado fuerte. La casa puede tener muchas distracciones también, pero con intencionalidad podemos transformar nuestra casa (o cuarto de la casa) en una zona perfecta para enfocarnos en nuestro trabajo.
  • Te puede reducir el estrés. El estrés a menudo viene por el mal tráfico, las relaciones estresantes, mayores gastos, y otras cosas que son normales para los que tienen un trabajo tradicional.
  • Muchas veces, los empleadores dan a sus empleados computadoras y celulares para su trabajo. Y todos que aman la tecnología dijeron: “¡Amen!”.

¡Estas ventajas son grandes! Al considerarlas, recordemos que las grandes oportunidades vienen con grandes responsabilidades de trabajar primero para nuestro amo principal: Cristo (Ef. 5:5–8).

Al mismo tiempo, no olvidemos que las consecuencias del pecado sobre el trabajo también afectan a quienes trabajamos desde casa (Gn. 3:17–19). También hay tentaciones y desventajas únicas.

Desventajas de trabajar desde la casa

  • Estar en la casa tiene sus distracciones. ¿Ver un partido de futbol durante el día? ¡Posible! ¿Lavar la ropa durante el día? ¡Posible! ¿Ser distraído por esas cosas? También posible. Un minuto de distracción en la casa rápidamente se expande para ser mucho más tiempo. Como creyentes llamados a ser sabios, aprovechando el tiempo que el Señor nos da (Ef. 5:15–16), es importante disciplinarnos con el uso de nuestro tiempo y estar seguros de que estamos agradando a nuestro Padre celestial al agradar a nuestro amo terrenal. Esto no significa no podemos poner la ropa en la lavadora durante el trabajo, pero sí significa que necesitamos administrar bien no solo los minutos del día, sino también nuestro enfoque. Si mi enfoque está en el trabajo de la casa en vez de mi trabajo, no estoy dando mi 100% al trabajo.
  • Es más fácil ser perezoso si nadie te supervisa. Trabajar desde casa requiere disciplina y organización. Nuestra productividad demuestra si somos verdaderos discípulos de Cristo. Es un asunto de integridad cristiana porque nuestros trabajos deben ser hechos en amor a Dios y a nuestro prójimo. Cada trabajo, no importa el que sea, sirve a alguien en este mundo, y nuestra pereza le roba la oportunidad a otros de disfrutar lo que hacemos. “También el que es negligente en su trabajo es hermano del que destruye” (Pr. 18:9).
  • Las relaciones con compañeros pueden ser más difíciles. Dios no nos hizo para relacionarnos a través de pantallas. Nos hizo para comunicarnos cara a cara. Aunque no es malo en sí hablar por el Internet, muchos de nosotros hemos perdido la bendición de tener mejores relaciones en persona. Alguien que trabaja desde la casa debe ser intencional en amar a otros y ser una luz para Cristo en su trabajo. Nos debe importar lo que está sucediendo en las vidas de nuestros compañeros, y debemos ver cómo podemos apoyarles en tiempos difíciles.
  • Se necesita mucha más intencionalidad en la comunicación. Sin ver a cada uno de tus compañeros día a día, tienes que construir estructuras para alcanzar tus metas. Por ejemplo, nuestro equipo se reúne por una hora cada semana para planear de nuestros proyectos, pedir ayuda, discutir retos que nos enfrentan, y orar. Sin embargo, debido a la distancia y los diferentes horarios, organizar esta clase de reuniones a veces puede ser difícil para muchos de nosotros.
  • Es fácil aislarse al trabajar desde la casa. Combina el aislamiento con acceso al Internet y tienes un ambiente perfecto para seguir los deseos de la carne en ver pornografía, comprar cosas que no necesitas, o perder tiempo en las redes sociales. Ten cuidado y busca el apoyo de tu cónyuge o iglesia para confesar tus pecados, rendir cuentas, y vivir en integridad.
  • Puede destruir tu cuerpo. Dios no nos creó para estar sentados por muchas horas cada día de cada semana por años y años. Yo he sufrido dolores en el cuello y también el síndrome del túnel carpiano por sentarme tanto enfrente de una computadora con una mala postura. Debemos ser cuidadosos con esto.
  • Puede ser estresante balancear la vida y el trabajo. Puede ser frustrante para ti y tu familia en casa comunicarles a veces la idea de que “estás allí pero no estás allí”, especialmente cuando alguien en el hogar tiene una pregunta que solo tomaría un minuto de tu tiempo. También, si usamos mal nuestra flexibilidad, nos da estrés porque no estamos haciendo lo que debemos hacer.

Si trabajas desde casa, probablemente reconoces muchas de estas ventajas y desventajas. Da gracias a Dios por tu privilegio, y pide su ayuda para maximizar tu productividad para su gloria. Te animo a ser agradecido por los beneficios de trabajar desde la comodidad de tu hogar, mientras al mismo tiempo te animo a estar al tanto de las desventajas que puedes experimentar.

Busca crecer en tus habilidades de enfocarte, bloquear distracciones, planear tu trabajo, y avanzar las metas de tu empleador, recordando “que cualquier cosa buena que cada uno haga, esto recibirá del Señor” (Ef. 6:8).

Publicado originalmente en Coalición por el Evangelio. También es disponible en ingles.

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Filed Under: Vida Cristiana Tagged With: Trabajo

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