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Vida Cristiana

Cuando orar es una lucha – Introducción: La lucha es real

06/02/2023 by kevin

Cuando orar es una lucha: una guía práctica para superar los obstáculos en la oración por Kevin P. Halloran. Disponible en Amazon, Portavoz, ChristianBook.com, P&R Books, Target, y otras tiendas.

“Todos luchan con orar. ¿Si quiera es posible una buena vida de oración?”.

Me arrepentí de esas palabras en cuanto salieron de mi boca. Yo sabía que tal pensamiento reflejaba una visión poco profunda de Dios, de Su evangelio y de la oración. Y, sin embargo, ¡acababa de soltarlas en frente de todo nuestro grupo de estudio bíblico!

Evitando el contacto visual con los demás por varios minutos, reflexioné en lo que había dicho. Aunque sabía que mis palabras estaban mal, reflejaban lo que había sentido por mucho tiempo. Yo había tenido muchos altibajos en mi búsqueda de Dios por medio de la oración. Estaba frustrado. Un buen sermón o libro me animaba durante días o semanas, pero después regresaba al punto de partida y me sentía derrotado por obstáculos aparentemente insuperables. Yo había pensado que asistir al seminario o tener puestos de liderazgo lo solucionarían, pero fue en vano. ¿Por qué mi crecimiento en la disciplina de la oración siempre se terminaba apagando?

¿Alguna vez te has sentido como yo? Sospecho que tú también luchas con la oración si escogiste un libro con este título. Tal vez has seguido a Cristo durante años; amas Su Palabra y Su iglesia. Pero cuando se trata de la oración, te sientes como un auto atrapado en el lodo. Haces un esfuerzo, pero tus ruedas giran y no avanzas. Sabes que Dios y la vida cristiana significan algo más, pero no estás seguro de cómo crecer en la oración. Sabes que la lucha por orar es real.

Pero ¿sabías que la lucha también es buena?

LA LUCHA ES… BUENA

Me escuchaste bien. Piénsalo: no luchas por hacer algo que quieres evitar. Por ejemplo, yo no lucho con el impulso ni de prenderle fuego a fajos de billetes que he ganado por mi duro trabajo ni de golpear a mi auto con un mazo. A veces, sí lucho con hacer ejercicio, aunque deseo estar sano. Sí lucho con administrar mi dinero con sabiduría, aunque quiero ser fiel a lo que Dios me ha confiado. De manera similar, todos luchamos con la oración porque tenemos un deseo por orar. Si no tuviéramos el deseo, no lucharíamos.

El deseo por orar no debe darse por sentado. Cuando el hom- bre se rebeló en el huerto del Edén, su pecado lo separó de la comunión con Dios (ver Génesis 3:8, 22-24). “Las iniquidades de ustedes han hecho separación entre ustedes y su Dios —escribe el profeta Isaías—, y los pecados le han hecho esconder Su rostro para no escucharlos” (Isaías 59:2). El apóstol Pablo dice algo similar: “Como está escrito: ‘No hay justo, ni aun uno; no hay quien entienda, no hay quien busque a Dios’” (Romanos 3:10-11; ver también Salmo 14:1-3). En términos espirituales, existe un abismo infinito entre la humanidad pecadora y un Dios santo. Su rostro está escondido de los pecadores. Él no tiene que responder a tu oración así como tú no tienes que hacerle un favor a alguien que te ha traicionado.

Gracias a Dios, Él envió a Su Hijo Jesús para ser el puente entre la humanidad pecadora y Él mismo. La muerte de Jesucristo en la cruz ha hecho expiación por nuestros pecados (ver Romanos 5:8-10; Hebreos 10:12). Su resurrección nos justifica ante Dios el Padre (ver Romanos 4:25). Su ascensión garantiza que Él intercede por nosotros a la diestra de Dios (Romanos 8:34). Gracias a la obra de Jesús, Dios ha llenado a Sus hijos con Su Espíritu, haciendo que nuestros corazones clamen “¡Abba! ¡Padre!” cuando oramos (Gálatas 4:6) y dándonos el deseo de buscarlo y de honrarlo. Para aquellos que confían en Jesús y que se arrepienten de sus pecados, Dios el Padre ya no es inalcanzable; ahora, no solo somos capaces de orarle a Él, sino que, de hecho, Él es quien nos invita a hacerlo. Gracias a la invitación misericordiosa que Dios da a través del evan- gelio de Su Hijo, la oración es posible.

Esas son todas buenas noticias. Nuestra lucha por orar es buena porque revela que el Espíritu nos ha dado un deseo de orar. El problema surge cuando deseos rivales nos distraen de buscar a Dios. (También nos enfrentamos a un enemigo que odia cuando los hijos de Dios oran y que hará lo que sea por evitar que participemos en ese poderoso acto). A veces, estas luchas vienen por falta de conocimiento: ¿De qué se trata la oración? Y ¿por qué debemos realizarla? A veces, son asuntos del corazón: nuestro pecado o nuestro dolor nos son de tropiezo. Otras veces, simplemente necesitamos aprender maneras prácticas para poner por obra lo que ya sabemos.

EL FUNDAMENTO DE LA VERDADERA ORACIÓN

Veamos dos actitudes del corazón que son esenciales para una vida de oración genuina y creciente.

Fe en Dios

El obstáculo número uno para la oración es la falta de fe. Santiago 4:2 dice: “No tienen, porque no piden”. Y no pedimos porque no creemos, ya sea en Dios o en la oración. “Sin fe es imposible agradar a Dios —escribe el escritor a los hebreos—. “Porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que Él existe, y que recompensa a los que lo buscan” (Hebreos 11:6). Mientras más participemos en actividades que fortalezcan nuestra fe como leer la Palabra de Dios y tener comunión con el pueblo de Dios, más fácil se volverá la oración. La oración es el rebose natural de una fe creciente.

Amor por Dios

No cualquier tipo de fe agrada a Dios; incluso los demonios creen… ¡y tiemblan (ver Santiago 2:19)! La verdadera fe fluye de un amor por Dios. Cuando Dios el Padre nos invita a Sí mismo a través del evangelio de Su Hijo, nos convertimos en Sus hijos (ver Efesios 1:3-6). A medida que vivimos en obediencia amorosa a nuestro Padre celestial, experimentamos más de Él (ver Juan 14:21). Y a medida que experimentamos más de Él, crecemos en nuestro amor por Él, deseamos más de Él y, por lo tanto, oramos más. Por esta razón, Cuando orar es una lucha es un libro sobre la oración, pero también es un libro sobre toda la vida cristiana porque fuimos diseñados para amar y adorar a nuestro Creador, y la oración es una expresión esencial de devoción a nuestro Señor.

No puedes superar alguna lucha en cuanto a la oración sin ambas cosas: fe en Dios y amor por Él. La fe es el aire en los pulmones de la vida de oración, y el amor es el palpitar de su corazón. No podemos avanzar en el camino de conocer a Dios orando sin aire en nuestros pulmones o sin sangre corriendo por nuestras venas. Mantén en mente a la fe y al amor mientras caminamos por las nueve luchas que se presentan en este libro.

UN ENFOQUE DE MENTE, CORAZÓN Y MANOS PARA SUPERAR LOS OBSTÁCULOS

Hace un par de años, mi hermano Kenny me convenció de participar en una carrera de obstáculos. La idea era sencilla: corre cinco kilómetros y conquista un par de docenas de obstáculos en el camino. Mi hermano era un atleta consumado que había ganado muchas de estas carreras antes; yo era un novato cuyo objetivo principal era no morir. Él terminó la carrera como una hora antes de que yo empezara la mía, lo cual me permitió investigar lo que sabía sobre la pista y escuchar sus consejos antes de correrla yo mismo. La sabiduría que me compartió hizo que la carrera fuera más fácil y divertida para mí; evité errores de novato y enfrenté obstáculos retadores con la sabiduría de un veterano. (¡También me mantuve vivo!)

Espero poder orientarte para superar los obstáculos en la oración como mi hermano me orientó para superar los obstáculos en aquella carrera. No soy un sabio de cabello cano con todas las respuestas. Soy un hombre normal quien se dio cuenta de que luchaba con orar y emprendió un viaje en busca de una vida de oración más fiel y gozosa, rogándole a Dios por ayuda en el camino. También es cierto que soy solo un individuo, así que he incluido citas e historias de otros creyentes, tanto pasados como presentes, para mostrarte cómo han vencido sus luchas y crecido en su propio amor por Dios.

Mi motivación principal para escribir este libro ha sido mi creencia en que una vida de oración fiel, fructífera y gozosa está al alcance de todo cristiano. Dios me ha ayudado de maneras espectaculares, y sé que te ayudará a ti también. ¿Lo crees? Si sí, ¿me acompañas en este trayecto para considerar con atención y cuidado por qué que luchamos y cómo podemos encarar de frente esas luchas?

Juntos, seguiremos un enfoque de mente, corazón y manos a medida que

  1. vemos cómo las verdades del evangelio abordan las luchas que enfrentamos en la oración (ya que la verdad bíblica es el fundamento sólido para una vida de oración);
  2. diagnosticamos los problemas del corazón que nos impiden una oración verdadera (ya que nuestros corazones le importan a Dios); y
  3. aprendemos cómo avanzar en la oración (ya que mentes informadas y corazones transformados aún requieren de ayuda práctica).

Creo firmemente que no se aprende a orar leyendo libros, así como no se aprende a andar en bicicleta escuchando clases en un salón; se aprende con la práctica. Eso significa que, si te encuentras con el deseo de orar mientras lees este libro, ponlo a un lado y ora… ¡de eso se trata el libro! Por esta razón, cada capítulo también incluye una oración y preguntas para reflexionar.

Dios puede transformarte mientras lees este libro, y lo hará. No es porque este libro sea tan bueno, sino porque Él es tan bueno. Él es “poderoso para hacer todo mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos” (Efesios 3:20). Lee este libro con oración. Léelo con humildad. Léelo con expectativa. Quizás te sorprenda cómo un poco de ayuda puede tener un gran impacto cuando es Dios quien la bendice.

ORACIÓN

Padre Dios, gracias por haberme llamado a ser parte de Tu familia en Jesús. Tú conoces mis luchas con la oración, mi falta de fe y mi falta de amor por Ti y por otros. ¡Ayúdame en mi incredulidad! Incrementa mi amor. Muéveme a ver al mundo como Tú lo ves y a ver a la oración como un regalo de gracia de Tu mano. Dame convicción de pecado y guíame a atesorar la cruz cada vez más. Gracias por todo lo que has hecho por nosotros al hacer la oración posible y poderosa. En el nombre de Jesús, amén.

PREGUNTAS PARA REFLEXIONAR

  1. ¿Alguna vez te has sentido atorado en tus intentos por orar, como un auto en el lodo con las ruedas girando? Si es así, ¿por qué?
  2. Explica en tus propias palabras por qué luchar con orar es en sí algo bueno.
  3. Mira la tabla de contenidos de este libro. ¿Cuál de los nueve capítulos del libro piensas que necesitas más? ¿Cuál menos?
  4. ¿Por qué son cruciales tanto la fe como el amor para crecer en la oración? ¿Qué sucedería si te faltara uno o el otro?

Aprende más sobre Cuando orar es una lucha.

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Cuando orar es una lucha – Prólogo por Colin S. Smith

06/02/2023 by kevin

En una escala del 1 al 10, ¿cómo calificarías tu vida de oración? Si es un 10, probablemente no necesitas este libro. En ese caso, ya estarás buscando a Dios con pasión, persistencia y persuasión en favor de tu familia, tu iglesia y tu mundo.

Este libro es para el resto de nosotros.

Ya que abriste este libro, supongo que no tienes un 10 y que estás interesado en obtener ayuda para tu vida de oración. No estás solo. Uno de los privilegios y responsabilidades que tiene un pastor es reunirse con miembros de su congregación para ofrecerles ayuda práctica y aliento. Pero esto es lo que he descubierto al hacerlo: a veces, cuando las personas se reúnen con un pastor, no saben qué decir y terminan llenando el tiempo con conversaciones generales. ¿Cómo podría yo, como pastor, abrirles las puertas a una interacción que tenga un valor espiritual duradero?

Hace algunos años, diseñé una lista de temas que pensé que la gente querría platicar con su pastor. Escribí preguntas al frente de unos sobres y después los llené con tarjetas que ofrecían varias respuestas posibles.

Ahora, cuando me reúno con un miembro de mi congregación, a veces comienzo diciendo: “Tenemos una hora juntos, así que aprovechemos bien nuestro tiempo. Si tienes algo de lo que te gustaría hablar, podemos hacerlo. Si no, tengo algunas sugerencias escritas en estos sobres. Podrías escoger una que te interese”.

La mayoría de las veces, las personas piden ver los sobres.

Los asuntos que están escritos en el frente de ellos incluyen doctrina, evangelización personal efectiva, crecimiento en madurez cristiana, relaciones con otros creyentes y ministerio cristiano. Pero hay otro sobre que ha sido, sin duda, el más popular. Estimo que, a lo largo de los años, el 80% de la gente que ha visto los sobres ha escogido el que dice: “¿Cómo describirías tu vida de oración?”.

Cuando abren este sobre y sacan las tarjetas, cada una contiene una palabra o dos que podrían describir la vida de oración de una persona: Placentera, Trabajo duro, Valiosa, Irregular, Poco estructurada, Sin objetivo, Un fracaso.

Es fascinante ver cómo las personas procesan estas tarjetas. Al ponerlas sobre la mesa, la mayoría de las personas pasan por un proceso de eliminación. “Bueno, no es un fracaso. Pero tampoco diría que es placentera…”. Lo más común es que escojan dos de las tarjetas: “Irregular” y “Sin objetivo”.

Las personas están buscando ayuda; y si tú eres una de ellas, este libro es para ti. Kevin Halloran ha reunido un tesoro de consejos sabios y prácticos que le añadirán profundidad a tus oraciones.

Kevin te ayudará a darle estructura y propósito a tu vida de oración. Te mostrará cómo utilizar cualquier sentimiento de fracaso que tengas para motivar, en lugar de limitar, tus oraciones. Este libro expandirá tus horizontes y te dará una nueva visión de cómo practicar la oración de manera más efectiva.

Que Dios lo utilice para bendecirte y animarte.

— Colin S. Smith Pastor principal, The Orchard, Presidente, Abre la Biblia

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Lee el libro Cuando orar es una lucha: Una guía práctica para superar los obstáculos en la oración.

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Dios siempre está haciendo 10.000 cosas en tu vida

01/01/2023 by kevin

Un artículo por John Piper publicado originalmente en Desiring God y usado con permiso.


“Dios siempre está haciendo 10,000 cosas en tu vida, y tú puedes estar consciente de tres de ellas”. Ese fue uno de nuestros tuits más difundidos en 2012. Así que queremos repetirlo para [este año nuevo] y hacer que esta promesa sea aún más sólida.

No sólo puedes ver una pequeña fracción de lo que Dios está haciendo en tu vida; la parte que sí ves, tal vez no tiene sentido para ti.

  • Es posible que te encuentres en la cárcel, y que Dios esté haciendo avanzar el evangelio entre los guardias y haciendo valientes a los hermanos libres. (Filipenses 1:12–14)
  • Puedes encontrarte con una espina dolorosa, y Dios puede estar haciendo que el poder de Cristo sea más hermoso en la debilidad. (2 Corintios 12:7–9)
  • Puedes encontrarte con un hermano muerto que Jesús podría haber sanado, y Dios puede estar preparándose para mostrar su gloria. (Juan 11:1–44)
  • Puedes encontrarte vendido como esclavo, acusado falsamente de abuso sexual y olvidado en una celda de prisión, y Dios puede estar preparándote para gobernar una nación. (Génesis 37–50)
  • Quizás te preguntes por qué un ser querido permanece en la incredulidad durante tanto tiempo y descubra que Dios está preparando una imagen de Su paciencia y un poderoso misionero. (Gálatas 1:15; 1 Timoteo 1:12–16)
  • Puedes vivir con toda pureza y humildad y verdad solo para terminar rechazado y muerto, y Dios puede estar haciendo una parábola de su Hijo y una extensión de sus misericordiosos sufrimientos en los tuyos. (Isaías 53:3; Marcos 8:31; Colosenses 1:24)
  • Puedes pasar hambre, ser expulsado de tu tierra natal, perder marido e hijos, y quedar desolado con una nuera extranjera, y Dios puede estar haciéndote un antepasado de un Rey. (Rut 1–4)
  • Puedes encontrar al mejor consejero que jamás hayas conocido dándote consejos tontos, y Dios puede estar preparando la destrucción de tu enemigo. (2 Samuel 17:14)
  • Puede que seas una persona soltera sexualmente pura y sin embargo acusada de inmoralidad, y Dios puede estar preparándote como una bendición virgen en formas que nadie puede soñar. (Lucas 1:35)
  • Es posible que no puedas dormir y mires un libro al azar, y Dios puede estar preparándose para avergonzar a tu arrogante enemigo y rescatar a un pueblo condenado. (Ester 6:1–13)
  • Puedes sentirte avergonzado y herido, y Dios puede estar confirmando tu posición como hijo suyo y purificándote para la herencia más elevada. (Hebreos 12:5–11)

Hay tres cimientos de granito bajo esta confianza: El amor de Dios. La soberanía de Dios. La sabiduría de Dios.

Amor: En la muerte de Cristo por nosotros, Dios ha quitado totalmente su ira de nosotros (Romanos 8:3; Gálatas 3:13). Ahora no solo no hay condenación (Romanos 8:1), sino que ahora Dios es solo misericordioso (Romanos 8:32). Incluso su disciplina es misericordia.

Soberanía: No hay poder en el universo que pueda impedirle cumplir sus planes totalmente buenos para ti. “Yo sé que Tú puedes hacer todas las cosas, y que ninguno de Tus propósitos puede ser frustrado” (Job 42:2).

Sabiduría: La sabiduría infinita de Dios siempre ve un camino para sacar el mayor bien de las situaciones más dolorosas y complejas. “¡Oh, profundidad de las riquezas y de la sabiduría y del conocimiento de Dios! ¡Cuán insondables son Sus juicios e inescrutables Sus caminos!” (Romanos 11:33).

Por lo tanto, no importa lo que enfrentes este año, Dios hará 10,000 cosas en tu vida que no puedes ver. Confía en Él. Lo ama. Y todos serán buenos para ti.

CITA por John Piper - Dios siempre está haciendo 10,000 cosas en tu vida, y tú puedes estar consciente de tres de ellas.

Filed Under: Vida Cristiana Tagged With: John Piper, La soberanía de Dios

¿Qué significa ‘La oración eficaz del justo puede lograr mucho’ en Santiago 5:16?

05/07/2022 by kevin

¿Qué significa 'La oración eficaz del justo puede lograr mucho'?

El libro de Santiago dice que «La oración eficaz del justo puede lograr mucho» (5:16). Esta frase nos motiva a clamar a nuestro Dios porque Él, en Su voluntad soberana, usa nuestras oraciones para cambiar el mundo. Pero ¿qué significa con exactitud esta frase de Santiago?

¿Significa que recibiremos todo lo que pedimos en oración o que la santidad fortalece nuestras oraciones? Antes de contestar estas preguntas y señalar las características de la oración eficaz, veamos el versículo en su contexto.

El contexto

El libro de Santiago termina con un llamado a la oración. Si hay sufrimiento en la iglesia, «que se haga oración» (v. 13). Si hay enfermedades, «que llame a los ancianos de la iglesia y que ellos oren por él» (v. 14). También describe los resultados de la oración: «La oración de fe restaurará al enfermo, y el Señor lo levantará» (v. 15). Si ha cometido pecados «le serán perdonados». Santiago dice que cuando hay problemas en las vidas de los creyentes, Dios está dispuesto a escuchar el clamor de sus hijos.

Santiago aplica esta verdad: «Por tanto, confiésense sus pecados unos a otros, y oren unos por otros para que sean sanados» (v. 16). En otras palabras, si la oración puede ayudar al hermano que sufre una enfermedad, por sus pecados u otra razón, ¡hay que orar! Santiago vincula a la oración con una promesa: «La oración eficaz del justo puede lograr mucho».

El significado

Veamos algunas características de la oración eficaz:

1) La oración eficaz se hace en fe

Santiago menciona la oración de fe en dos ocasiones (1:5-8; 5:15). La fe es necesaria para una oración eficaz porque, como dice el autor de Hebreos, «sin fe es imposible agradar a Dios» (11:6).

Algunas personas tratan de manipular a Dios en este punto, proclamando que recibirán sus peticiones porque ellos suponen que fueron hechas en fe. Pero la oración de fe no tiene que ver con los resultados de la oración. Por el contrario, tiene que ver con la creencia sencilla de que Dios existe, nos escucha y que cada resultado de la oración está en Sus manos soberanas y misericordiosas.

2) La oración eficaz tiene los motivos correctos

Santiago menciona otro obstáculo a la oración eficaz: «Piden y no reciben, porque piden con malos propósitos, para gastarlo en sus placeres» (4:3). Los motivos impuros pueden descalificar nuestras oraciones.

3) La oración eficaz viene de los labios «del justo»

Santiago no promete que la oración de todos puede obtener todo lo pedido. Debemos tener cuidado en este punto, porque nadie es perfecto y Dios nos escucha por causa de la justicia de Cristo, no por la nuestra. No obstante, nuestras vidas sí importan en la oración, como Santiago afirma.

El salmista reconoce: «Si observo iniquidad en mi corazón, el Señor no me escuchará» (66:18). Otros pasajes mencionan que nuestro pecado contra otras personas puede ser un obstáculo en la oración (p. ej., 1 P 3:7; cp. Mt 5:23-24, Mr 11:25, 1 Ti 2:8).

Nuestra motivación al buscar ser justos en nuestro comportamiento debe ser agradar a Dios primero, no recibir las cosas que queremos (¡no olvides el último punto!). Dios es el que decide cómo y cuándo contestarnos.

Vale la pena mencionar el ejemplo del rey Ezequías en Isaías 38. Después de escuchar que iba a morir (v. 1), Ezequías oró al Señor, «Te ruego, oh Señor, que te acuerdes ahora de cómo yo he andado delante de Ti en verdad y con corazón íntegro, y he hecho lo bueno ante Tus ojos” (v. 3, énfasis añadido). Dios le respondió, diciendo que había escuchado su oración y que iba a añadir quince años a su vida (v. 5). Tu justicia en este sentido sí importa en la oración (cp. Sal 7:8, 18:20).

4) La oración eficaz pide a Dios: «Hágase tu voluntad»

Un pensamiento equivocado sobre la oración eficaz enseña que esta siempre logrará lo que yo quiero. Las respuestas de Dios no siempre son las que queremos y en el tiempo deseado. Aun nuestro Señor Jesucristo, el hombre más justo, oró así: «pero no sea como Yo quiero, sino como Tú quieras», cuando pidió ser rescatado de morir en la cruz (Mt 26:39). Nuestra confianza delante de Dios es que «si pedimos cualquier cosa conforme a Su voluntad, Él nos oye» (1 Jn 5:14).

Hay más que puedo mencionar, pero vale la pena recomendar una práctica muy útil para la oración: el simple hecho de responder en oración a lo que dice la Biblia. No debe sorprendernos que orar siguiendo la guía de ciertos pasajes de la Biblia sea poderoso, porque ella produce lo que necesitamos para orar eficazmente: fe, vidas y motivaciones santas (Ro 10:17; Jn 17:17), y también porque revela la voluntad de Dios.

¿Qué resultados obtiene la oración eficaz?

La respuesta es sencilla: los resultados que quiere nuestro Dios todopoderoso. Toma en cuenta el ejemplo que Santiago comparte:

Elías era un hombre de pasiones semejantes a las nuestras, y oró fervientemente para que no lloviera, y no llovió sobre la tierra por tres años y seis meses. Oró de nuevo, y el cielo dio lluvia y la tierra produjo su fruto (Stg 5:17-18).

Según este ejemplo tomado del Antiguo Testamento, ¡la oración eficaz puede parar la lluvia por más de tres años! (1 R 17-18). Entonces, no hay límites en la manera que Dios puede contestar nuestras oraciones que siempre estén bajo Su voluntad soberana.

Me encantan las palabras de Pablo: «El que no negó ni a Su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también junto con Él todas las cosas?» (Ro 8:32). Si somos hijos de Dios y «más que vencedores» a Sus ojos (v. 37), ¿por qué no nos contestaría si oramos conforme a Su voluntad?

La oración eficaz cambia el mundo

Me gusta la historia (en inglés) que cuenta el Dr. Phil Ryken.

Cuando era miembro de una iglesia en Escocia, Ryken observó que los miembros de su iglesia dieron gracias a Dios por contestar sus oraciones para ayudar a los países de Europa del este a escapar del comunismo y el imperio soviético. Realmente pensaron que sus oraciones ayudaron en estos eventos globales. Ryken comentó que estuvo a punto de decirles a algunos que la situación era más complicada de lo que pensaban. Había asuntos de la economía global, las relaciones entre naciones, sus armas nucleares y las faltas graves del comunismo. Iba a decirles que solo sus oraciones no eran suficientes para derribar el Muro de Berlín. Pero no lo hizo. Sabía que tal pensamiento no era correcto y que Dios sí usa las oraciones de Sus hijos para cambiar la historia del mundo. ¿No es verdad que «Dios ha escogido lo necio del mundo para avergonzar a los sabios»? (1 Co 1:27). 

No olvidemos que Pablo manda que oremos «por los reyes y por todos los que están en autoridad» (1 Ti 2:2). ¿Por qué mandaría Dios esto si no tuviera planes para usar estas oraciones para cambiar el mundo?

La oración eficaz tiene resultados más grandes de lo que podemos imaginar. Dios es «poderoso para hacer todo mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos» (Ef 3:20). ¿Oras como si esto fuera verdad? No, Dios no siempre va a contestarnos en la manera que queremos ni en el tiempo que queremos. Pero cuando oramos en fe, todo es posible, no porque somos tan sabios o poderosos, sino porque Dios lo es.

 

Este articulo fue publicado en Coalición por el Evangelio.

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Lee más sobre la oración eficaz en el libro Cuando orar es una lucha: Una guía práctica para superar los obstáculos en la oración.

La oración eficaz puede lograr mucho

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Siete razones bíblicas por las que cantar alabanzas es importante

07/06/2022 by kevin

Tom Olson (pastor de The Orchard EFC) escribió este artículo para Abre La Biblia y fue traducido con su amable permiso.


¿Alguna vez te has preguntado por qué Dios desea que su pueblo cante? ¿Qué papel debe jugar el canto en la vida de un cristiano? ¿Y por qué es tan importante para Dios adorar a través del canto?

Tal vez no lo sepas, pero Dios ya ha respondido a estas preguntas en la Biblia.

Siete razones bíblicas por las que cantar alabanza es importante

Las siete razones a continuación responden a estas preguntas y revelan verdades más importantes sobre el canto en la vida de un cristiano individual y de la iglesia.

1. Cuando cantas, obedeces.

Cantar no es una opción en las Escrituras. Es un mandato:

“Que la palabra de Cristo habite en abundancia en ustedes, con toda sabiduría enseñándose y amonestándose unos a otros con salmos, himnos y canciones espirituales, cantando a Dios con acción de gracias en sus corazones.” (Colosenses 3:16)

“Y no se embriaguen con vino, en lo cual hay disolución, sino sean llenos del Espíritu. Hablen entre ustedes con salmos, himnos y cantos espirituales, cantando y alabando con su corazón al Señor.” (Efesios 5:18-19)

El pueblo de Dios está más que invitado a cantar; se nos ordena cantar. ¡Cuando cantamos, estamos haciendo lo que Dios nos pide!

2. Cuando cantas, echas raíces profundas en la Palabra.

“Que la palabra de Cristo habite en abundancia en ustedes… cantando [salmos, himnos, y canciones espirituales] a Dios con acción de gracias en sus corazones.” (Colosenses 3:16)

El apóstol Pablo presenta esta exhortación para estimularnos a que la Palabra de Dios more abundantemente en nosotros, y luego nos dice cómo vivir ese mandato. El primero, por supuesto, es la enseñanza. Pero el segundo, ¡es cantar!

El canto es una de las dos formas principales en las que la Palabra de Dios habita abundantemente en nosotros.

Y, como observamos en el último punto, cantar es un mandato. Pero este mandato viene con una promesa: mientras cantamos juntos salmos, himnos y cánticos espirituales, se nos promete que la Palabra de Cristo more ricamente en nosotros, ¡que es lo que debemos anhelar como creyentes!

Nuestro canto es más que un calentamiento para el sermón o un relleno en el servicio. Colosenses 3:16 nos señala claramente que el canto está junto a la predicación como una de las dos mayores maneras que Dios ha ordenado para que su Palabra more ricamente en cada uno de nosotros.

C.J. Mahaney llama al canto de la iglesia “Teología para llevar a casa” porque las mejores canciones que cantamos juntos sirven como un resumen profundamente bíblico de tres minutos, fácilmente memorizable, de importantes verdades de las Escrituras. Tomemos, por ejemplo, “Solo en Jesús“. ¡Allí, en una forma fácil de memorizar, tienes una teología completa de la cruz de Jesucristo con aplicaciones claras y prácticas que puedes usar para tu vida esta semana!

3. Cuando cantas, edificas a los demás.

Primero, edificas a tus compañeros creyentes. Note específicamente aquí en Efesios 5:19 que dice: “Hablen entre ustedes con salmos, himnos y cantos espirituales…”

Vemos lo mismo en Colosenses 3:13-16: la exhortación a cantar viene después de soportarse unos a otros (v. 13a), perdonarse unos a otros (v. 13b), vestirse de amor (v. 14), estar en paz como un cuerpo unido (v. 15), y enseñar la Palabra de Dios unos a otros (v. 16).

Cuando hacemos lo que dice la Biblia y cantamos juntos como una familia de la iglesia, ¡estamos escuchando confesiones de fe por todas partes! Estamos escuchando a cientos unirse a nosotros y cantar: “Solo en Jesús está mi fe, esperanza y mi canción.” ¡Estamos escuchando cientos de testimonios de fe a nuestro alrededor!

También es importante saber que mientras cantamos, estamos ayudando a los incrédulos. En el Salmo 105:1–2, el Señor está llamando a los israelitas a ser luz para las naciones, y para hacer esto les dice: “Cántenle, cántenle; hablen de todas Sus maravillas.”

¡Piensa en el impacto en alguien que no conoce a Cristo al escuchar esos cientos de testimonios, esos cientos de confesiones de fe mientras cantamos juntos! Es por eso que el pastor Tim Keller dice, “La buena adoración colectiva será naturalmente evangelística”.[1]

4. Cuando cantas, haces la guerra.

Lo más probable es que no conectas el canto y la guerra espiritual, pero es un tema visible en las Escrituras. En Colosenses 3, Pablo está desafiando a los colosenses a literalmente matar el pecado en sus vidas. ¡Así que todos los mandamientos de amor y paz y perdón y enseñanza y canto son actitudes y hábitos del creyente que matarán el pecado!

Vemos lo mismo en Efesios 5, el mandato de dirigirse unos a otros con cánticos viene justo después de “aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos” (Efesios 5:16).

Y cuanto más piensas en esto, tiene total sentido: ¿Qué postura debe ser más odiada por el maligno que la postura de un creyente que está cantando? ¡No puedo pensar en muchas posturas que puedas tomar que te identifiquen con Cristo y contra Satanás más que los ojos, el corazón, la mente, y la voz elevados al cielo en una canción!

Es muy difícil mentir, ser codicioso, o mirar algo inapropiado cuando estás “alabando con su corazón al Señor” (Efesios 5:19). Simplemente, un corazón que está haciendo eso no cederá fácilmente a la tentación.

Un corazón que canta es un corazón en guerra con la obra del maligno y el poder del pecado.

5. Cuando cantas, te fortaleces espiritualmente para la prueba.

Muchas veces pensamos solo en cantar cuando estamos felices y los tiempos son buenos, pero el canto que da fuerza para la prueba aparece en Hechos 16. Pablo y Silas están injustamente encarcelados por causa del evangelio, y ¿qué hacen mientras están en prisión? ¡Cantan! (Ver Hechos 16:25.)

Esta verdad se confirma en la vida de los creyentes perseguidos a lo largo de la historia. Escucha las palabras de un pastor recientemente encarcelado por su fe:

Cuando estábamos en la cárcel cantábamos casi todos los días porque Cristo estaba vivo en nosotros… nos pusieron cadenas en las manos y los pies. Nos encadenaron para aumentar nuestro dolor. ¡Sin embargo, descubrimos que las cadenas son instrumentos musicales espléndidos! Cuando los hacíamos sonar juntos al ritmo, podíamos cantar, ‘¡Este es el día (clink, clank), este es el día (clink, clank), que hizo el Señor (clink, clank), que hizo el Señor (tintineo, tintineo)![2]

Nuestros hermanos perseguidos nos están mostrando la verdad que vemos en Hechos 16 con Pablo y Silas. Cantar nos fortalece y nos ayuda a perseverar ante la prueba. Si puede fortalecerlos frente a estas pruebas, ¿qué puede hacer por ti?

¡Hasta en el sufrimiento, canta!

6. Cuando cantas, caminas por un camino diseñado por Dios hacia el gozo.

He aquí una muestra de lo que dicen los Salmos sobre el canto:

  • Salmos 5:11: “Pero alégrense todos los que en Ti se refugian; Para siempre canten con júbilo, Porque Tú los proteges; Regocíjense en Ti los que aman Tu nombre”.
  • Salmos 9:2: “En Ti me alegraré y me regocijaré; Cantaré alabanzas a Tu nombre, oh Altísimo”.
  • Salmo 51:14: “Líbrame de delitos de sangre, oh Dios, Dios de mi salvación, Entonces mi lengua cantará con gozo Tu justicia”.
  • Salmos 59:16: “Pero yo cantaré de Tu poder; Sí, gozoso cantaré por la mañana Tu misericordia; Porque Tú has sido mi baluarte Y refugio en el día de mi angustia”.
  • Salmos 63:7: “Porque Tú has sido mi ayuda, Y a la sombra de Tus alas canto gozoso.”

Si todavía no me crees, aquí hay un factor decisivo de Santiago 5:13: “¿Está alguien alegre? Que cante alabanzas”.

A medida que estudies las Escrituras sobre este punto, notarás que a veces el canto da nacimiento al gozo y otras veces el gozo da nacimiento al canto. Pero persistentemente en las Escrituras, el gozo y el canto están unidos. No se puede estudiar uno de esos dos temas bíblicos sin encontrarse con el otro.

Si luchas por la alegría… ¡canta! Si estás alegre… ¡canta! En el diseño perfecto de Dios y su comprensión de la condición humana, ha unido el gozo y el canto a su pueblo.

Las primeras seis razones se resumen con esto:

7. Cuando cantas, glorificas a Dios.

Obediencia verdadera, raíces profundas en la Palabra, edificación de los demás, guerra contra Satanás y el pecado, perseverancia, gozo en Dios: Todas estas cosas dan gloria a Dios, que es la meta y el propósito principal de cada persona.

Colosenses 3 y Efesios 5 resaltan esto de manera simple pero poderosa, diciéndonos que cantemos “a Dios” y “al Señor” porque Él es el objeto de nuestra alabanza. ¡Es a Él y sobre Él que cantamos!

Cantar tiene una manera tan única de unir tu corazón, alma, mente, y fuerza para enfocarse total y completamente en Dios. En una era de distracción, el canto capta la atención de todos nuestros sentidos y nos enfoca en Dios.

La eternidad espera

En Apocalipsis 7:9-10, el apóstol Juan describe un atisbo de la eternidad con una gran multitud de personas de todas las tribus, pueblos y lenguas cantando delante del Cordero: Clamaban a gran voz: “La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero”.

En ese día, ¿serás uno de la gran multitud que nadie puede contar, cantando el cántico del Cordero, cantando sus alabanzas? Espero que estés allí, cantando la canción de nuestro Salvador, Jesucristo.


[1] Tim Keller dice en el libro Worship by the Book, 219.

[2] https://www.persecutionblog.com/2007/03/praise_in_priso.html


¿Por qué no cantar ahora? 🙂

Artículo recomendado: Diez razones bíblicas para memorizar la Escritura

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Nueve peligros del pecado sexual

10/12/2021 by kevin

Benjamin Vrbicek escribió este artículo como parte de su libro Batalla Contra la Pornografía. Lee el libro en Soldados de Jesucristo, descarga el PDF, o compra el libro en Amazon.


En su icónica escena en el juzgado en la película Cuestión de honor [A Few Good Men], el coronel Nathan Jessup habla acerca de otro soldado que estuvo en peligro. Entonces, el teniente Daniel Kaffee pregunta: “¿Grave peligro?”, el coronel Jessup le responde: “¿Hay otro tipo de peligro?”.

Pienso que no lo hay; peligro es peligro. Aun así, pocos pecados cuentan con tantas alertas en la Biblia como el pecado sexual. Sin exagerar, el pecado sexual es un asunto de vida o muerte. Ya que las consecuencias son tan altas, es sabio reflexionar sobre esto por un momento. Permíteme mencionar nueve peligros del pecado sexual.

El pecado sexual conduce a condenación eterna. En Efesios, Pablo escribe: “Porque con certeza ustedes saben esto: que ningún inmoral […] tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios” (5:5). Si el pecado sexual define tu vida (estoy eligiendo con cuidado mis palabras), entonces no tienes herencia en el reino de Cristo y de Dios, ninguna esperanza del cielo. Esto no significa que no puedes ser salvo de tu pecado. Por supuesto que sí. Pero el pecado sexual que se persigue con alegría y que nunca se confiesa es incompatible con la fe salvadora porque la fe que nos salva también nos transforma, aun si en esta vida el proceso es lento e incompleto.

Los patrones de pecado sexual pueden no solo traer la ira de Dios en el futuro, sino que pueden ser ellos mismos la ira de Dios en el presente. En Romanos 1:18–31, Pablo argumenta que la depravación desenfrenada, incluyendo pecados sexuales, no es lo que provoca la ira de Dios. Por el contrario, la depravación generalizada ya es la muestra de Su ira. Permíteme decirlo de manera diferente. La ira de Dios en Romanos 1 no viene en forma de relámpagos y truenos, sino en el hecho de que Dios retira Sus limitaciones sobre nuestros deseos pecaminosos.

Para usar una imagen, imagina un globo inflado. Dios lo mantiene cerrado apretando con los dedos la boquilla. La ira de Dios que describe Romanos 1 es como si Dios soltara ese globo y lo dejara salir volando sin control. ¿Ves ahora el peligro? ¿Podría haber algo más peligroso que pensar que estás experimentando una libertad loca, genial y salvaje cuando en realidad estás experimentando (¡en tiempo presente!) la ira de Dios?

El pecado sexual provee un pago cada vez menor. La atracción del pecado nos empujará más allá de donde queremos ir. Siempre. Pocos imaginan que el pecado lleva a las cámaras de la muerte, pero cuando seguimos al dios falso del sexo, allí es a donde nos lleva (Pr 7:27). En este momento, puede que tengas una línea que no cruzarías. Simplemente pensar en cruzar esa línea te provoca náuseas. Piensas: No soy un pervertido. Pero si dejas que el pecado sexual haga de las suyas, mañana estarás más cerca de esa línea y, eventualmente, tendrás que crear otra línea a mayor distancia. “Nunca […] se sacian los ojos del hombre” (Pr 27:20). Russell Moore remarca que por esta razón “en rara ocasión encontrarás a un hombre adicto a una sola imagen pornográfica. Él se encuentra atrapado en un caleidoscopio en constante expansión”.[1]

En otras palabras, pocas veces nos metemos a un agujero espiritual con una retroexcavadora. Nos metemos con una pala, una pequeña paleada a la vez. Tras muchos siglos de pecado, esta es la razón por la que Dios le dice a Su pueblo que no han sabido ruborizarse (Jr 6:15). Sus patrones pecaminosos aniquilaron su habilidad para reconocer lo vergonzoso. Perseguir el pecado a menudo se convierte en un tipo de caricatura, y luego en la caricatura de la caricatura, y termina en lo absurdo. Así es como muchos hombres terminan por dejar de considerar imágenes tipo Playboy como pornografía porque no exhiben actos sexuales. La pornografía, dicen ellos, es solo lo explícito.[2]

Esto es lo que Pablo describe en Romanos 1: razonamiento vano, corazón entenebrecido y deshonra de sus cuerpos (vv. 21,24). Esta es la peligrosa trayectoria del pecado. Esto nos hace menos humanos y más animales.

El pecado sexual cauteriza tu conciencia. Recuerdo una temporada en la que Dios trabajó fuertemente en mi vida. Comenzó cuando me di cuenta de algo: me aterró que ya no me aterraba mi pecado sexual. Permíteme explicar.

Crecí en un hermoso hogar cristiano y, gracias a eso, mi conciencia estaba bien entrenada para distinguir entre lo bueno y lo malo según el diseño de Dios. Esta fue una razón por la que siempre me afligía cuando cedía ante el pecado sexual. Cuando miraba cosas que no debía mirar, me sentía culpable. Cuando sobrepasaba la línea con mi novia (o la ignoraba enteramente), sentía convicción. Yo sabía que lo que estaba haciendo estaba mal y eso me molestaba. Entonces, al principio lentamente, dejó de importarme. El pecado sexual ya no era gran cosa.

Esto me aterró. Yo entendía perfectamente que no debía cerrar con cinta la boca de mi conciencia y meterla en el clóset. Pero eso es lo que estaba haciendo. Por favor, no hagan lo que yo hice. Si ya lo estás haciendo, detente. Si sigues ignorando la conciencia que Dios te dio, no terminarás bien (1 Ti 4:1–2).

El pecado sexual destruye nuestra habilidad de disfrutar la belleza. ¿Acaso el dragón que acumula tesoros realmente disfruta de la belleza de esas joyas? La pornografía no se trata de disfrutar y honrar la belleza. Se trata de consumo egoísta. Quiérelo. Tómalo. Consúmelo. Déjalo atrás. Por esto, Matthew Lee Anderson habla de cómo la industria de la pornografía busca producir orgasmos baratos, como si los que están involucrados creando la pornografía fueran solo accesorios.[3] Sin embargo, una visión consumista del sexo está lejos de la belleza y maravilla que Dios planeó para la intimidad sexual (Pr 30:18–19).

El pecado sexual nos hace esclavos. A propósito, ¿posee el dragón el oro que acumula o sería más correcto decir que el oro lo posee a él? “Todo el que comete pecado es esclavo del pecado” (Jn 8:34).

El pecado sexual puede conducir a la pérdida de empleo y sustento. Para los que son pastores, esto puede ser evidente. Pero también es cierto para otros. ¿Crees que un empleado del gobierno puede navegar durante horas en sitios pornográficos desde su computadora de trabajo sin ser descubierto?

El pecado sexual puede conducir a la pérdida de familia y amigos. Tus amigos y familia pueden ser más perdonadores que tu jefe, pero no si continúas obstinadamente hacia el pecado. Reflexiona sobre las ramificaciones de perder para siempre el respeto de tus hijos porque te descubrieron mirando algo inapropiado. Reflexiona sobre el daño en tu intimidad con tu esposa si dejas de poder llegar al clímax con ella porque tu harén digital destrozó los circuitos de tu cerebro o porque desarrollaste una disfunción eréctil provocada por la pornografía. Y las cosas pueden salir peor que esto. He estado en el ministerio por suficiente tiempo como para conocer a varias mujeres que tuvieron que ser examinadas por enfermedades de transmisión sexual porque la adicción a la pornografía de sus maridos se convirtió en adulterio en serie. Devastador. Absolutamente devastador.

El pecado sexual puede llevar a enfermedades sexuales. No estoy tratando de instigar miedo. De verdad, no es mi intención. Simplemente quiero despertarnos ante el peligro que tenemos enfrente. Algunas enfermedades sexuales son incurables, algunas afectan la fertilidad o provocan otros problemas de salud y todas son transmisibles.

Podría seguir enumerando los diferentes peligros del pecado sexual porque son muy diversos, pero la conclusión es esta: cuando Satanás te tienta, no te va a leer los términos y condiciones. Él no te dirá que viene para robar, matar y destruir. En cambio, Jesús viene para que Sus ovejas tengan vida y para que la tengan en abundancia (Jn 10:10). Escucha la voz del Pastor y Él te ayudará a alejarte del peligro.

Preguntas de diagnóstico

  1. Alguien podría decir: “Ya que el pecado sexual es tan disfrutable, simplemente no puede estar mal”. En la Biblia, ¿quién más habló de esta manera y por qué no debes creer esta afirmación? (Pista: mira Génesis 3).
  2. ¿Alguna vez has sentido la muerte que involucra el pecado sexual? ¿Qué podrías perder si cedes ante el pecado sexual?
  3. En versículos como 1 Corintios 6:9–11, Efesios 5:5 y Apocalipsis 22:14–15 se hace una conexión entre el futuro eterno de una persona y el abrazar ciertos pecados. ¿Entiendes esta conexión y por qué es importante? En resumen, ¿cómo puede relacionarse tu lucha contra el pecado con tu salvación eterna? (Estas son preguntas importantes. Si no te quedan claras, pide ayuda a un pastor o a un cristiano maduro).
  4. Reflexionando sobre Romanos 1, ¿alguna vez habías pensado que la “libertad” que experimentas en tu pecado sexual es, no la indiferencia de Dios, sino de hecho Su ira? ¿Cómo te hace sentir esto?

[1] Russell Moore, “Fake Love, Fake War: Why So Many Men Are Addicted to Internet Porn and Video Games,” [“Amor falso, guerra falsa: por qué tantos hombres son adictos a la pornografía en Internet y a los videojuegos”] Desiring God, May 25, 2012, https://www.desiringgod.org/articles/fake-love-fake-war-why-so-many-men-are-addicted-to-internet-porn-and-video-games.

[2] Pamela Paul, Pornified: How Pornography Is Damaging Our Lives, Our Relationships, and Our Families [Pornificados: cómo la pornografía está dañando nuestras vidas, nuestras relaciones y nuestras familias] (New York: Holt, 2006), 5.

[3] Matthew Lee Anderson, “What Does the Culture Say?” [¿Qué dice la cultura?] en The Gospel & Pornography [El evangelio y la pornografía], ed. Russell D. Moore y Andrew T. Walker, Gospel for Life (Nashville: B&H, 2017), 94–97.


Artículo usado con el amable permiso de Soldados de Jesucristo.

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