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Vida Cristiana

10 cambios de mentalidad necesarios para luchar contra el pecado

08/12/2020 by kevin

Estoy seguro de que tu batalla contra el pecado es similar a la mía: has tenido altibajos, con diferentes luchas en diferentes estaciones.

A veces te sientes impotente para cambiar tus pensamientos y hábitos pecaminosos que están profundamente arraigados. Otras veces, encontrar una verdad en la Escritura puede resultar un verdadero cambio en tu perspectiva hacia el pecado, y creces.

Crecer en santidad implica sacar la basura del pensamiento equivocado y aprender a pensar con “la mente de Cristo” (1 Corintios 2:16), llenando nuestras mentes con la verdad que da vida y produce santidad (Juan 17:17). A continuación, comparto diez formas de pensar que debes adoptar para tu lucha por la santidad.

1. Piensa: “Necesito concentrarme en la gracia de Dios” en vez de “Necesito concentrarme en detener mi pecado.”

Si te digo que no pienses en todos tus fracasos pasados, ¿en qué pensarías? Tus fracasos pasados. Nuestro enfoque no debe ser en cómo detener nuestro pecado o nuestros fracasos porque la ley (simplemente saber lo que se debe y no se debe hacer) no tiene poder para liberarnos de la esclavitud del pecado.

Pero la gracia de Cristo sí tiene el poder. La gracia de Dios nos enseña a decir “no” a la impiedad y a las pasiones mundanas y a decir “sí” a vivir una “vida autocontrolada, recta y piadosa” (Tito 2:11-12). En lugar de concentrarte en tu pecado, concéntrate en la belleza y la gracia de Cristo. Después, cuando comiences a pensar en pecar, alégrate de que Cristo te haya liberado de la pena y el poder del pecado (incluso si todavía sientes la atracción de la tentación).

2. Piensa: “Necesito ayuda del pueblo de Dios” en vez de “Puedo hacerlo solo.”

Nuestra cultura idolatra la autonomía personal y aquellos que se abren paso en la carrera de la vida solos. En la gracia de Dios, la vida cristiana no funciona así. Dios nos ha dado su iglesia como una comunidad santa formada por el evangelio. Conocemos mejor a Dios y su amor cuando tenemos comunión unos con otros. Nos llevamos mutuamente hacia una fe y santidad más profunda mientras nos animamos mutuamente, confesamos nuestros pecados, y oramos por los demás (Santiago 5:16). Dios ha dado maestros talentosos y experimentados para edificar el cuerpo de Cristo y conducirnos a la madurez en Cristo (Efesios 4:11-13).

3. Piensa: “Necesito complacer a Dios” en vez de “Necesito sentirme mejor conmigo mismo.

Si tu arrepentimiento implica arrepentirte lo suficiente como para hacerte sentir mejor, no es verdadero arrepentimiento (lee 2 Corintios 7:8-12). El arrepentimiento que honra a Dios desea complacerlo a Él, no solo evitarte los malos sentimientos o las consecuencias. Tratar de sentirte mejor contigo mismo significa que la raíz del pecado con la que luchas permanecerá en la tierra y volverá a surgir en el futuro.

4. Piensa: “Estoy totalmente equipado para obedecer todo el tiempo” en vez de “Es demasiado difícil para mí obedecer.”

Si alguna vez pensaste que vencer los hábitos pecaminosos es imposible, recuerda que no tienes que ser un “Super Cristiano” para vivir en obediencia.

  • En Cristo, Dios te ha equipado con todo lo que necesitas para la vida y la piedad (2 Pedro 1:3). Puedes caminar en la justicia que Dios desea para ti.
  • En Cristo, ninguna tentación es demasiado fuerte para ti (1 Corintios 10:13). Tienes lo necesario en todo tiempo para superar la tentación cuando se te presente.

Este cambio de mentalidad no significa que eres perfecto, pero te recordará el poder de Cristo para vencer la tentación y evitará que pongas excusas.

5. Piensa: “Necesito vivir en obediencia” en vez de “Necesito tener la victoria.”

Este cambio de mente se centra en la terminología. Las palabras que utilizamos son poderosas y moldean sutilmente nuestro pensamiento y expectativas, por lo que debemos enfocarnos en la terminología bíblica.

Cuando describimos nuestra batalla por la santidad como una “victoria” o “derrota”, podríamos pensar que nuestra lucha contra el pecado es algo externo a nosotros; algo que no está bajo nuestro control. Pero la Escritura describe el pecado y la tentación en términos de “obediencia” y “desobediencia”, no “victoria” o “derrota.”

No suavices el peso del pecado contra un Dios santo: Encárgate de tus pecados llamándolos por su nombre: desobediencia.

6. Piensa: “Necesito confesar mi pecado” en vez de “Necesito ocultar mi pecado.”

Nuestra naturaleza pecaminosa quiere ocultar nuestros pecados para evitar la vergüenza de ser descubiertos. Dios quiere lo opuesto: confesión de pecados, algo contrario a nuestra naturaleza pecaminosa. La confesión saca el pecado de la oscuridad a la luz y le quita su poder, trayendo sanidad (Santiago 5:16). En lugar de temer a la confesión, deja que te recuerde la gracia de Dios dada en la cruz. Las personas que realmente odian su pecado, adoran confesarlo, porque la confesión es un canal dado por Dios hacia la restauración (lee Salmos 32:1-2; 1 Juan 1:9).

7. Piensa: “Necesito hacer morir al pecado” en vez de “Solo intentaré alejarme de él.”

“Porque si vivís conforme a la carne, habréis de morir; pero si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis.” (Romanos 8:13 LBLA, énfasis mío)

Dar muerte al pecado requiere diligencia; es algo que no sucede por sí solo. Lamentablemente, con tanta frecuencia en nuestras batallas, no buscamos matar el pecado, sino engañarnos a nosotros mismos para pensar que nuestro problema desaparecerá. Esa es una receta para caer en el mismo pecado nuevamente en un momento de debilidad. Las tentaciones fluyen de nuestros deseos, y el simple hecho de evitarlas no las hará desaparecer (Santiago 1:13-14). Esto puede requerir medidas drásticas como abandonar relaciones, cambiar de trabajo, o cambiar cómo usas la tecnología (dependiendo de tus luchas), pero nunca te debes de arrepentir de los sacrificios hechos en la búsqueda por Cristo.

Necesitamos la actitud que John Owen recomendó: “Mata el pecado o el pecado te matará a ti.” Este cambio de mente viene con una advertencia: es imposible cambiar sin el siguiente punto.

8. Piensa: “Vivir por el Espíritu” en vez de “Vivir por la carne.”

No estamos desarmados en nuestra batalla contra el pecado. Dios está activamente trabajando en nosotros, dándonos poder a través de Su Espíritu para luchar contra el pecado y para vivir en rectitud. Esfuérzate por una vida dependiente del Espíritu que contiende contra el pecado y camina en justicia (lee Gálatas 5 y Romanos 8 para más sobre la vida en el Espíritu). Vive en obediencia para que no entristezcas al Espíritu con tu pecado y lo apagues (Efesios 4:30), y así perder la oportunidad de seguir Su guía.

La vida en el Espíritu está incompleta sin la espada del Espíritu, la Biblia (Efesios 6:17). Haz que la Palabra de Dios sea tu deleite, que sea parte de tu dieta diaria y que sea un arma para luchar contra la carne y los dardos del enemigo. Escucha la advertencia de Jerry Bridges: “Es hipócrita orar por la victoria sobre nuestros pecados y descuidar nuestro consumo de la Palabra de Dios.”

9. Piensa: “El arrepentimiento es adoración” en vez de “Estoy avergonzado ante Dios.”

¿Alguna vez tu pecado te ha avergonzado y has dejado de buscar a Dios? Solía ​​pensar que necesitaba limpiarme antes de acercarme a Dios nuevamente. La cruz nos libera de esta mentalidad porque Cristo ha tomado nuestro pecado sobre Sí mismo y nos perdona y nos limpia toda nuestra injusticia (1 Juan 1:9)

En lugar de mantener nuestra distancia de Dios debido a la vergüenza, predicate a tí mismo que Cristo tomó tu vergüenza y el castigo en la cruz y recuerda que ahora estás vestido con la justicia de Cristo. Alégrate de que en Cristo eres perdonado y ve a Dios, no como alguien a quien debes evitar, sino alguien a quien debes de correr, porque el arrepentimiento es adoración y honra enormemente al Señor.

10. Piensa: “La oración es vital” en vez de “La oración es opcional.”

Si alguna vez te has sentido impotente para vencer algún pecado por tu cuenta, recuerda que todas las cosas son posibles con Dios (Mateo 19:26). Para crecer en la santidad y avanzar en la vida cristiana, debemos dedicarnos a la oración, rogando por la ayuda del Señor para resistir la tentación y convertir nuestros deseos de acuerdo con los de Dios.

Una forma práctica de aplicar esto es orar diariamente las Escrituras. Las Escrituras son útiles para “enseñar”, “redargüir”, “corregir” y “para instruir en justicia” (2 Timoteo 3:16-17), y al orarlas diariamente, hacemos eco de la oración de Jesús en Juan 17:17, “Santifícalos en la verdad; tu palabra es verdad.”

Sólo Dios sabe el efecto positivo de las oraciones empapadas en las Escrituras, sólo Él sabe el alcance que tendrán a lo largo de toda la vida.

Lee este artículo en ingles.

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¿Qué pasa si mi iglesia no predica la Biblia?

06/10/2020 by kevin

Recuerdo que cuando visité una iglesia hace años pensé: ¿Cuándo terminará su introducción y empezará con el texto?

Repentinamente, el pastor concluyó con una oración. Su “introducción” fue el sermón completo, compartiendo historias entretenidas y aplicaciones terapéuticas, solo ligeramente (y vagamente) refiriéndose a la verdad de las Escrituras. Asistí a la iglesia ese día para escuchar a Dios, y escuché un mensaje que podría haberse oído en el show de Oprah. Me sentí estafado.

¿Qué debería hacer un cristiano si se encuentra en una iglesia donde no se predica la Biblia? No hay una respuesta exclusiva, pero podemos practicar la sabiduría cuando enfrentemos esta situación.

¿Por qué necesitan las iglesias una predicación bíblica?

La necesidad de predicar la Biblia se basa en cuatro convicciones clave:1

  1. El Dios que creó el universo ha hablado.
  2. La Palabra oral de Dios ha sido registrada en la Biblia.
  3. Se nos ordena que prediquemos la Palabra de Dios (2 Ti. 4:1-2).
  4. La Palabra de Dios da vida a aquellos que la reciben por fe (Is. 55:11, Stg. 1:21).

La comunicación fiel de la Biblia da vida a las personas y a las iglesias, pues las palabras de Dios influyen en los oyentes. Predicar cualquier cosa que no sea la Palabra de Dios no solo evita que las personas escuchen y reciban el alimento de la Palabra, sino que potencialmente conduce a la destrucción espiritual (véase 2 Ti. 2:14-19, Jer. 23:9-40).

La falla en comunicar la Palabra de Dios generalmente ocurre de una de estas dos maneras:

  1. Cuando un predicador le agrega a la Palabra de Dios, generalmente insertando reglas u opiniones y/o especulaciones.
  2. Cuando un predicador sustrae de la Palabra de Dios, no proclamando completamente lo que Dios ha dicho. (Muchos hacen esto hoy al no predicar una visión bíblica del pecado y del juicio).

Por lo tanto, los predicadores deben “predicar la verdad, toda la verdad, y nada más que la verdad”.2

Diagnosticando el problema

Antes de abordar los pasos que puedes tomar si tu iglesia no predica la Biblia, veamos el problema de cerca, pues puede ser uno complejo.

Si me dijeras que tu iglesia no predica la Biblia, te preguntaría: “¿Por qué dices eso?”. Hay muchos estilos de predicación que presentan la verdad bíblica de diferentes maneras (predicación expositiva, a través de libros completos; predicación temática; predicación centrada en la aplicación de la verdad bíblica). Algunos que afirman que su iglesia no predica la Palabra, en realidad pueden estar observando que su pastor no predica con el mismo estilo de su predicador favorito al que escuchan en internet.

Otros (y sospecho que es la mayoría de los que hacen la pregunta que este artículo intenta responder) dirían que su pastor predica sus propios pensamientos, temas de conversación política, ideas populares del día, o discursos de motivación.

El hecho de que un pastor cite la Biblia no significa que está predicándola. Es fácil extraer versículos fuera de contexto para defender nuestras ideas. Trágicamente, muchas personas hicieron eso para apoyar la esclavitud en los siglos XVI y XVII, y muchos lo hacen hoy para defender puntos de vista seculares sobre el pecado y la sexualidad. No olvidemos que Satanás tentó a Jesús con las Escrituras en el desierto (Mt. 4:1-11), ¡y ciertamente no estaba predicando la Biblia!

La verdadera predicación bíblica explica y aplica las Escrituras de acuerdo con el propósito de Dios; hace que la Palabra de Dios sea la autoridad, no la palabra del predicador; exalta a Dios, no al hombre; e intenta producir fe y arrepentimiento, además de elevar al Cristo resucitado, quien es el único que puede salvar. 

Si este tipo de predicación es ajena a tu iglesia, es probablemente el momento de dejarla.

¿Qué hacer si tu iglesia no predica la Biblia?

Debido a que cada situación es diferente, estos pasos son sugerencias que se deben considerar cuidadosamente.

1. Ora.

Dios se preocupa por tu situación y por tu deseo de escuchar Su Palabra cada semana en la iglesia. Pídele sabiduría y humildad sobre la decisión que debes tomar. Pídele al Señor que evite que tu corazón engañoso influya erróneamente en la situación.

2. Busca consejo bíblico.

Busca creyentes maduros que te ayuden a evaluar la situación. Si hablas con otras personas en tu iglesia, habla cuidadosamente para no crear una disensión o división innecesaria. Esto puede ser difícil para ti si tus únicas conexiones cristianas asisten a tu iglesia, o a una similar.

3. Habla con tu pastor.

Este paso no es para todos, y debe darse en oración, humildad, y con mucha consideración. Puedes acercarte al pastor con una pregunta como: “¿Cuál es su opinión sobre la manera en que la Biblia debe influenciar la predicación?”, o “¿Puede ayudarme a entender cómo su predicación comunica la Biblia?”.

Tu pastor podría tener una excelente respuesta y ayudarte a hacer diferencia entre el estilo de predicación y el contenido. Tu pastor también podría desenmascararse y decirte que no quiere ofender a las personas con las Escrituras, o que estas son irrelevantes para la vida del siglo XXI.

Rechazar la autoridad y la suficiencia de las Escrituras es una grave señal de advertencia, y una gran razón para abandonar una iglesia. Debido a que los pastores son pecadores y (esperamos) están creciendo en teología y ministerio, Dios podría usar una conversación así para alentar a tu pastor a tener un ministerio más fiel.

4. Si te sientes llamado a quedarte, sé una influencia piadosa en tu iglesia.

Esto significa buscar oportunidades para servir a los demás y transmitir la Palabra de Dios en diversos entornos, como en los grupos pequeños, la escuela dominical, o en las relaciones interpersonales. Cada miembro de la iglesia está llamado al ministerio (Ef. 4:11-14). El Señor puede usarte en la vida de tu pastor y en tu iglesia para moverlos hacia un modelo más bíblico de predicación. (Esto no es fácil, y el Señor no llamará a todos a hacer esto).

5. Si te sientes llamado a partir, encuentra una iglesia comprometida con el ministerio bíblico.

No existen iglesias perfectas; así que asegúrate de que tu razón para irte sea buena. Hay personas que constantemente cambian de iglesia, encontrando fallas en todas. En algunos casos, las iglesias son buenas, y la culpa recae en el detector de fallas.

Cuando no hay una respuesta clara

Desafortunadamente, algunos de los que leen este artículo pueden no tener buenas opciones. Si te sientes atrapado, díselo a Dios. Dios quiere que sus hijos lo adoren en iglesias saludables que proclamen la Biblia (He. 10:24-25), y te guiará a donde Él quiera que vayas (Pr. 3:5-6).

Deja que tu anhelo te lleve a orar por los obreros del evangelio (Mt. 9:38). Aprovecha los excelentes recursos en línea para profundizar en la Palabra (considera que escuchar un sermón en casa es diferente a asistir a la iglesia, y es por lo tanto insuficiente). Para algunos, el anhelo profundo de una iglesia que proclame la Biblia en su ciudad puede ser el llamado de Dios para que ingrese al ministerio a tiempo completo y plante una iglesia.

Me doy cuenta del carácter delicado de este artículo, y estaré orando por ti, para que encuentres una comunidad de creyentes donde se predique la Biblia, y donde puedas crecer en Cristo y usar tus dones para ayudar a otros a crecer también.

Artículo Recomendado: 50 cosas que pierdes cuando no vas a una iglesia


[1] Peter Adam en Speaking God’s Words (Hablando las palabras de Dios; INTERVARSITY: 1996), 27.
[2] Vea “Staying on the Line”, en el libro Dig & Discover de LRI.

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¿Cómo puedo ser santo si sigo pecando?

12/08/2020 by kevin

En este diálogo de mesa redonda de Coalición por el Evangelio, hablo con Nathan Díaz y Sugel Michelén acerca de la santificación, el pecado, y cómo debe lucir un cristiano en proceso de crecimiento.

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¿Qué quiere Dios de nosotros? Miqueas 6:8 tiene la respuesta

15/06/2020 by kevin

Yo creo que la pregunta más importante del mundo es ¿Qué espera Dios de nosotros?

Nadie quiere vivir su vida y pensar que está agradando a Dios y darse cuenta que ha desperdiciado toda su vida y que no ha logrado lo que Dios espera.

El profeta Miqueas comparte lo que Dios espera de nosotros en un versículo que resume el corazón de la vida cristiana, y es un versículo con tanta influencia que está escrito en el edificio de la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos. El hecho de poner este versículo allí demuestra la importancia que los fundadores vieron en el versículo y cómo es algo fundamental para una sociedad.

La Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos en Washington, DC.

El versículo es Miqueas 6:8 (NVI) que dice:

¡Ya se te ha declarado lo que es bueno! Ya se te ha dicho lo que de ti espera el Señor: Practicar la justicia, amar la misericordia, y humillarte ante tu Dios.

Para entender el versículo profundamente, necesitamos pensar un momento en el contexto. Miqueas era un profeta del Antiguo Testamento que escribió al pueblo de Dios y los reprendió por ser religiosos por fuera, pero corruptos por dentro. Miqueas describió el pueblo de Dios como un pueblo idólatra que robaba la propiedad y las herencias de los pobres, un pueblo violento, un pueblo de mentiras que solo buscaba sus propios intereses.

Y en los dos versículos antes del versículo de hoy, Dios describió la religión vacía. Los de Israel sabían que habían pecado contra Dios y están diciendo prácticamente, “OK, OK yo sé que soy culpable, pero ¿Cuánto cuesta limpiarme de mis pecados?” Y en versículos 6 y 7 de capítulo 6 Israel estaba subiendo lo que ofrece a Dios cada vez más:

¿Cómo podré acercarme al Señor 
y postrarme ante el Dios Altísimo? 
¿Podré presentarme con holocaustos 
o con becerros de un año? 
¿Se complacerá el Señor con miles de carneros, 
o con diez mil arroyos de aceite? 
¿Ofreceré a mi primogénito por mi delito, 
al fruto de mis entrañas por mi pecado? (Miqueas 6:6–7)

La religión vacía del pueblo de Dios quiere comparar perdón y una conciencia limpia. Es una religión de transacciones: “Dios, te doy estas cosas y me debes perdón.” Tal persona parece ser muy religiosa, pero peca en su religiosidad. 

Dios no se agrada en montones de animales muertos ni en sacrificios grandes—Dios quiere corazones que valoren lo que Él valora y que sean piadosos en la manera correcta.

Y vemos en versículo 8 tres cosas que Dios quiere de nosotros en vez de una religión muerta. Practicar estas tres cosas no nos asegura la salvación, sino que esto es cómo se ve la vida de alguien que agrada a Dios.

Practicar la justicia

La justicia es lo que es justo, imparcial; es vivir una vida de integridad, tratar a los demás en la manera que Dios quiere. Es no pedir sobornos, no favorecer a nadie, ni oprimir a los pobres, o vivir solo por uno mismo.

En Miqueas 3:1–2, Miqueas reprendió a los líderes de Israel por su falta de justicia:

¿Acaso no les corresponde a ustedes conocer la justicia? Ustedes odian el bien y aman el mal…

Practicar la justicia significa amar el bien y odiar el mal de manera que va a influenciar tus pensamientos y tus acciones a los demás.

Hay tanta injusticia en este mundo, y Dios quiere que reflejemos su carácter justo y quiere que bendigamos a otras personas practicando la justicia. Hay injusticias grandes como la esclavitud sexual, el robo, el racismo, el asesinato, violaciones; y hay injusticias más pequeñas, pero todavía serias: defraudar en los impuestos, robar tiempo de nuestro empleado, o hablar una verdad parcial con la intención de engañar.

Dios odia estas cosas. Él nos llama a practicar la justicia en cada área de nuestra vida pública y privada. Esto significa hacer lo bueno aun cuando te cuesta, servir a los demás aun cuando no recibes nada, defender los derechos de los pobres y oprimidos, aun vivir en integridad y santidad cuando estás solo. Es no callarnos cuando hay injusticias. ¿En cuales áreas de tu vida está Dios llamándote a practicar la justicia?

Amar la Misericordia

Es interesante que no dice que debemos “practicar la misericordia” como si fuera simplemente un hecho, dice “amar la misericordia”— es un afecto del corazón.

La misericordia es compasión mostrada a alguien que no la merece. Los que aman la misericordia quieren mostrarla en cada oportunidad que tienen. Esto significa que como seguidores de Cristo, hay que perdonar como Cristo nos perdonó (Efesios 4:32). ¿Cuál es tu actitud hacia personas que te han causado daño? Naturalmente estamos enojados. Naturalmente queremos venganza.

En los tiempos de Miqueas, el pueblo idolatra no mostraba misericordia. Sino eran violentos, mentirosos, se aprovechaban de sus vecinos, y así se quebrantaba la ley de Dios. Sabían que necesitaban la misericordia de Dios (por eso trataban de agradar a Dios con sacrificios extravagantes que Dios no pedía).

Para nosotros, sabemos que Dios nos ofrece misericordia porque podemos ver el ejemplo supremo de la misericordia de Dios: la muerte de Jesucristo en la cruz. Jesús murió en nuestro lugar y tomó el castigo de nuestros pecados en su cuerpo.

Si repito la pregunta que hacían los pecadores en el pueblo de Dios (la pregunta detrás las preguntas), “¿Cuánto cuesta limpiarme de mis pecados?”, La respuesta es que costó la sangre del Hijo de Dios.

Jesucristo, el Hijo de Dios, quien practicaba la justicia cada segundo de su vida, dio su vida voluntariamente para salvar a pecadores como tú y como yo. Y este mismo libro de Miqueas muestra la gran misericordia de Dios en 7:18–19:

¿Qué Dios hay como tú, que perdone la maldad y pase por alto el delito del remanente de su pueblo?
No siempre estarás airado, porque tu mayor placer es amar.
Vuelve a compadecerte de nosotros.
Pon tu pie sobre nuestras maldades y arroja al fondo del mar todos nuestros pecados. 

No sé si algunos de ustedes han estado en un barco y han dejado caer su celular, o lentes de sol en el mar, pero la verdad es que no vas a encontrar esos lentes—se perdieron para siempre. Esa es la realidad. Pero es igual con el perdón que Dios nos ofrece en Cristo Jesús: Él arroja al fondo del mar todos nuestros pecados. Dios no va a castigarte por estos pecados, están en el fondo del mar—te da perdón completo.

Esta es la misericordia. Esto es lo que nos da poder de mostrar misericordia a otras personas. ¿A quiénes en tu vida necesitas mostrar misericordia, ya que sea perdón, servicio a personas que necesitan ayuda, o amando a una persona que no lo merece?

Para amar la misericordia, necesitamos recordar la misericordia de Dios y darnos cuenta que Dios puede ministrar su misericordia a través de nosotros. Tenemos la gran oportunidad de ser sus manos y sus pies a este mundo perdido que anhela la misericordia.

Humillarnos ante nuestro Dios

Prefiero otras traducciones que dicen “andar humildemente con tu Dios” (como LBLA porque es una traducción de la Biblia más literal del hebreo original) porque enfatiza que humillarte ante Dios no es algo que hacemos una vez y después volvemos a hacer lo que queremos. Es un estilo de vida: andar diariamente humillándonos ante nuestro Dios, recordando que Dios es Dios y que nosotros somos sus criaturas, pecadores que necesitan de su gracia, pero pecadores que han recibido Su gracia en Cristo Jesús.

Las primeras dos características (practicar la justicia y amar la misericordia) se hacen a su hermano, pero esta última cosa es algo que se trata de nuestra relación con Dios.

Para andar humildemente con nuestro Dios necesitamos cultivar una relación con Él: escuchando su voz en su Palabra y dándole nuestras alabanzas y cargas en oración. Necesitamos amar lo que Dios ama y odiar lo que Dios odia. Hay que querer seguir y agradar a Cristo más que cualquier otra cosa, y no tratar de comprar su aprobación con sacrificios extravagantes. Dios ya hizo el único sacrificio necesario. Este sacrificio de su Hijo en la cruz te da la oportunidad de disfrutar una relación con Él.

Cuando andamos humildemente con nuestro Dios, nuestra vida hace eco de lo que Miqueas dice en Miqueas 4:5:

Todos los pueblos marchan en nombre de sus dioses, pero nosotros marchamos en el nombre del Señor, en el nombre de nuestro Dios, desde ahora y para siempre.

Conclusión

¿Cuál es la motivación de tu religión? ¿Cuál es la motivación tuya de asistir a tu iglesia? ¿Cuál es la motivación tuya de tus interacciones con las demás personas, sean familiares, vecinos, pobres, o enemigos?

No necesitas preocuparte más de lo que Dios espera de ti.

¡Ya se te ha declarado lo que es bueno! Ya se te ha dicho lo que de ti espera el Señor: Practicar la justicia, amar la misericordia, y humillarte ante tu Dios.

Justo como la Biblioteca del Congreso de Los Estados Unidos tiene este versículo colgado para que todas las personas lo vean, deseamos que Dios escriba este versículo en nuestros corazones tanto que el mundo pueda ver que Cristo vive en nosotros.

Oración

Padre celestial, Te damos gracias por Tu Palabra. Gracias que no necesitamos adivinar lo que Tú quieres de nosotros. Pedimos la ayuda de tu Espíritu para entender estas verdades en las partes más profundas de nuestros corazones para poder vivir este mensaje de manera que glorifique a Jesucristo y sirva a nuestro prójimo. Pedimos todo en el nombre del Señor Jesucristo, amén.

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El sencillo secreto de la productividad espiritual de John Stott

12/05/2020 by kevin Leave a Comment

Un joven llamado John Stott, de 29 años de edad, estaba abrumado con las responsabilidades de su ministerio como rector de All Souls Church.

¿Cómo no lo ahogarían todas sus tareas administrativas? ¿Cómo podría alimentarse a sí mismo espiritualmente para alimentar a quienes servía?

Stott no sabía qué hacer, hasta que asistió a una conferencia y escuchó el consejo de un pastor mayor y más sabio:

“Tómese un día tranquilo una vez al mes”, dijo. “Váyase al campo, si puede, donde pueda estar seguro de estar tranquilo. Retroceda, mire hacia adelante, y considere a dónde va. Permita que la mente medite en la perspectiva de Dios. Trate de ver las cosas como las ve Dios. ¡Relájese!”.

¿La respuesta de Stott?

“Me fui a casa, e inmediatamente marqué un día al mes en mi diario para silencio. Y empecé a disfrutar estos días, la carga intolerable se levantó y nunca ha vuelto. De hecho, estos días demostraron un valor tan grande que por muchos años he intentado manejar uno por semana. Los uso para los artículos que necesito planear sin interrupciones, problemas en que debo pensar y orar, cartas difíciles, preparación, lectura, y escritura. Estos días tranquilos han traído inmensa bendición a mi vida y mi ministerio”.1

Seguir la sugerencia práctica del predicador le dio a Stott la tranquilidad y la claridad mental y espiritual que necesitaba para el ministerio, y también puede ayudarle a usted.

La vida del siglo XXI es agitada y llena de responsabilidades exigentes. Y el ministerio es complicado: nunca se acaba hasta que Cristo venga. Tener un sábado de silencio en su agenda puede prevenir que se sienta abrumado y le dará frescura al buscar al Señor a través de la Palabra y la oración.

El problema para muchos de nosotros (incluyéndome) es que a menudo no tenemos la capacidad de tomar un día de silencio por mes, y mucho menos uno por semana. Probablemente no mantendremos el mismo horario que Stott, pero podemos tratar de incorporar regularmente el descanso, la oración, la planificación, los proyectos especiales, y el estudio de maneras que se ajusten a nuestros horarios.

Cómo aplico este principio

Para mí, esto significa que cada mes, me tomo una hora o dos durante el día de trabajo para reflexionar sobre lo que he logrado y lo que espero lograr. Me acerco a Dios en oración, no siempre por una necesidad urgente, sino con un deseo humilde de permanecer en Él.

Tengo un archivo de la aplicación OneNote que me sirve como diario de trabajo donde puedo escribir mis éxitos, sueños para el futuro, frustraciones, y luchas. Utilizo este tiempo para tomar una visión a largo plazo de mi vida y reflexionar sobre mis sueños más grandes para impactar el Reino. Luego anoto ideas de cómo podría, por la gracia de Dios, dar pasos hacia esos sueños más grandes.

Cuando oro, pido a Dios que me guíe, bendiga el trabajo de mis manos, aclare mi pensamiento mostrándome la verdad y el error, y use mis esfuerzos para su gloria y la edificación de su Iglesia.

A menudo salgo a caminar, porque así me es más fácil meditar en estas cosas profundas y mantener una mente enfocada. Si intento hacerlo en mi escritorio, mi lista de tareas no me dejaría pensar.

He encontrado esta práctica extremadamente útil por varias razones:

  1. Dependo más del Señor en oración para los frutos del ministerio.
  2. Dios a menudo trae claridad o una perspectiva necesaria a situaciones complejas.
  3. Renuevo mi mente en la verdad y mi propósito en el Reino.
  4. A menudo tengo ideas muy buenas que nunca hubieran venido durante unas horas normales de trabajo.
  5. Renuevo mis energías para trabajar.

Lo que podría significar para ti

Dado que tomar un día tranquilo semanal como Stott puede ser imposible para usted, puede ser que necesite creatividad para poder experimentar la frescura y el descanso que desea.

A veces la mejor manera de avanzar en la vida es presionar el botón de pausa y empezar a ver la vida como Dios la ve.

Aquí hay unas ideas, algunas pequeñas y otras grandes, para ayudarle:

  1. Encuentre algunas horas para salir de su rutina normal. Apague toda la tecnología y solo ore y piense en su vida. Piense en cómo Cristo tiene gracia para satisfacer todas sus necesidades y situaciones.
  2. Ayune de todos los medios de comunicación social y utilice el tiempo que normalmente suele pasar en Facebook o Instagram para orar, pensar, memorizar las Escrituras, o leer. Si su teléfono sigue siendo una tentación, elimine las aplicaciones tentadoras.
  3. Ayune de comida u otra cosa especifica para enfocarse en Dios.
  4. Si conduce al trabajo, pase tiempos tranquilos y seguidos de alabanza, oración, acción de gracias, y comunión con Dios.
  5. Considere la posibilidad de tomarse un tiempo fuera del trabajo o ministerio para un retiro espiritual. Utilice sus días de vacaciones, deje a los niños con sus abuelos o con algunos amigos, y haga que su tiempo se trate acerca de buscar a Jesús y hablar con Él acerca de su vida.
  6. Si usted es un pastor o está en el ministerio a tiempo completo, considere tomar un sabático (o pida permiso para tomar uno) para recargarse.

Descanso para el alma

La idea realmente es solo aplicar el acercarse a Jesús, la única fuente de descanso verdadero:

“Vengan a Mí, todos los que están cansados y cargados, y Yo los haré descansar. Tomen Mi yugo sobre ustedes y aprendan de Mí, que Yo soy manso y humilde de corazón, y hallaran descanso para sus almas. Porque Mi yugo es fácil y Mi carga ligera”, Mateo 11:28-30.

A veces la mejor manera de avanzar en la vida es presionar el botón de pausa y empezar a ver la vida como Dios la ve. Esa simple perspectiva nos ayudará a encontrar reposo para nuestras almas y experimentar un dulce anticipo del descanso celestial en la presencia de Cristo.

Compartí este artículo originalmente en Coalición por el Evangelio.


[1] Como se contó en la página 48 de The Challenge of Preaching [El Desafío de la Predicación].

Filed Under: Vida Cristiana Tagged With: John Stott, Productividad

El ex Backstreet Boy que rechazó la fama y la fortuna para seguir a Cristo

30/03/2020 by kevin

Elegirías a Dios sobre la fama y la fortuna instantánea? Eso es lo que hizo Burk Parsons[1].

Durante los primeros años de los noventas, Burk tuvo la mejor propuesta de su vida: Ser una estrella en el mundo de la música, con una banda de chicos destinada a la grandeza y la riqueza, una banda que eventualmente se convertiría en los Backstreet Boys. Pero él lo rechazó. Esta es su historia.

Los padres de Burk Parsons se divorciaron en su adolescencia. Este importante evento en su vida le hizo pensar mucho sobre quién era Dios y quién era él. Influenciado por el divorcio de sus padres, Burk llegó a conocer a Cristo y a sentir el llamado al ministerio. Buck dijo sobre el divorcio de sus padres: “Dios usó el divorcio de mis padres para obligarme a depender solo en Él.”

El abuelo de Burk era un líder de big band en los años 40 y su madre también pasó un tiempo en la industria del entretenimiento. El padre de Burk soñaba con que su hijo asistiera a la facultad de derecho e impactara al mundo como abogado o como político. Su madre soñaba con un futuro en el estrellato en el mundo del entretenimiento. A medida que su historia continúa, Dios tenía mejores planes para Burk.

El ministerio o la fama

Un evento que dio forma a la vida de Burk fue la pérdida de su padre por cáncer. A pesar de los grandes dolores en su vida, el padre de Burk finalmente volvió a la fe que rechazó cuando era niño y también como adulto. Dios usó su influencia para atraer a Burk a sí mismo y profundizar su pasión por Cristo. Día a día crecía su pasión por las Escrituras, hasta que esto le llevó a confesar a su padre su deseo ferviente de servir en el ministerio pastoral.

Burk creció en Cristo durante su adolescencia, pero el enemigo estaba trabajando para distraerlo de su llamado al ministerio. Los placeres de la escuela secundaria y los pequeños roles en la industria del entretenimiento lo distrajeron de cumplir con su llamado.

Después de estar conectado con Lou Pearlman, el hombre en el negocio de la música encargado de los Backstreet Boys, a través de su agente, Parsons fue a una audición y fue aceptado para estar en una nueva banda de jóvenes que prometían ser “los próximos Beatles.”

Esto parecía ser perfecto en el momento perfecto para el joven Burk, ya que podía usar sus ganancias para ayudar a su familia, que estaba pasando dificultades económicas y pagar los tratamientos médicos que su hermana anémica necesitaba. Todo encajaba perfectamente en su mente.

Inquietud en su corazón

Era el año 1993, y durante varios meses Burk trabajó junto con un grupo de jóvenes que eventualmente se convertirían en The Backstreet Boys. Si bien disfrutó del grupo al principio, estaba muy inquieto e inseguro de cómo esta nueva oportunidad se podría unir con su llamado.

Muchos cristianos trataron de animarlo a aprovechar la oportunidad diciéndole: “¡es una puerta abierta del Señor!” o “¡Qué buena oportunidad de servir al Señor en ese ámbito!” Y en un sentido, parecía que tuvieran la razón y buenas intencionadas. Él les creyó por un tiempo.

Burk tenía sus reservas sobre el grupo. No le gustaba la música pop ni el baile, y su madre se inquietaba con eso. Una charla con el director de su escuela cristiana hizo que Burk llegara al punto de dudar continuar con la banda. Él le dijo: “No puedes servir a Dios y al mundo al mismo tiempo.”

Esas palabras hicieron eco en la cabeza de Burk y comenzó a luchar con las siguientes preguntas:

Honestamente ¿Cómo podría servir a nuestro Señor cantando música llena de lujuria y sacudiendo mi cuerpo para las adolescentes jóvenes que podrían ser mis hermanas menores? … ¿dónde tendría la oportunidad de hablar sobre la fe y mi conversión a Cristo cuando incluso nuestras historias de vida se reescribieron e incluso se ocultaron? … ¿cómo podría permanecer fiel a lo que le dije a mi difunto padre acerca de mi llamado al ministerio pastoral si persigo una vida en el mundo del espectáculo, una vida en la que él no hubiera estado de acuerdo?

A pocas semanas de firmar su contrato para hacer oficial su membresía en el grupo de los Backstreet Boys, Burk decidió que no podía continuar. Esto no le cayó bien a Lou Pearlman, el mánager del grupo.

Esto fue el final de su carrera artística. Burk tomó la difícil decisión y sin importar si a Lou le gustaba o no, siguió adelante, les dijo adiós a los sueños de hacerse rico y famoso con los Backstreet Boys.

La última oportunidad

Hacía el año de 1995, dos años se fueron rápidos, mientras tanto Burk crecía y Dios lo usaba en el ministerio, de maneras emocionantes desde que cortó lazos con los Backstreet Boys. Parecía que la decisión que Burk había tomado había sido la correcta.

Hasta que un día Burk recibió una llamada de Lou con otra oportunidad increíble:

“Burk, te voy a dar otra oportunidad. Estoy empezando un nuevo grupo llamado ‘N Sync y será mejor y más exitoso que los Backstreet Boys. Ahora sabemos exactamente qué hacer y cómo crear una banda que alcance una popularidad instantánea … Quiero que seas el primer miembro de este grupo … Dentro de un par de años, serás multimillonario.”

Esta llamada fue una sorpresa para Burk, y volvió a hacerse las viejas preguntas con las que luchó anteriormente: ¿cómo puedo servir a Dios y al mundo? ¿Dios y la fama? ¿Dios y el dinero?

Después de pensarlo durante una semana, Burk llegó a la misma respuesta simple que decidió dos años antes: “No puedo aceptarlo.”

Esta decisión fue confirmada después de observar a un hombre solitario y relativamente desesperado en el cine. Burk sintió en su corazón que Dios le decía que ministrara a personas como él, y que no solo los pudiera entretener descuidando los asuntos más importantes de su vida que el evangelio aborda. Al día siguiente, Burk llamó a Lou y le expresó su decisión.

En el año siguiente, la banda ‘N Sync debutó y eventualmente vendió millones de discos, y cada miembro se hizo rico.

Confirmación de su llamado

Es fácil ver en retrospectiva y juzgar el pasado, como en la historia de Burk.

Algunos podrían argumentar que Burk podría haber llegado a la industria del entretenimiento y haber sido una influencia para Cristo, lo que podría haber sido cierto. Pero si Dios realmente lo alejó de ese estilo de vida fue para servirlo de una manera diferente, confirmando su llamado al ministerio.

En el 2000, cinco años después del segundo rechazo de la oferta de Lou, Burk se encontró con Lou y varios de sus managers en un restaurante. Muchos de los managers de Lou escucharon atentamente la conversación entre Burk y Lou, deseando saber por qué desperdició la oportunidad de su vida, ¡dos veces!

Burk compartió su historia y su llamado al ministerio en medio de algunas risas. En ese momento Dios confirmó abrumadoramente su llamado. Uno de los hombres de Lou incluso confesó cómo una vez tuvo deseos de servir en el ministerio, pero eligió otro camino.

Burk compartió sus pensamientos:

La pregunta a la que muchos cristianos aún no han encontrado respuesta en sí mismos ni tampoco en sus héroes que  sirven al demonio del mundo es esta: si nuestro Dios es un Dios santo que nos ordena desde el Nuevo Testamento a estar en medio del mundo para brillar como una luz en medio de las tinieblas para proclamar vida, libertad que es Jesucristo en ese mundo, ¿cómo podemos servir a Dios y al mundo, a Dios y a la fama, a Dios y al dinero, a Dios y a uno mismo? No olvides que Dios no necesita que tengamos una gran audiencia para que miles o millones de personas puedan querernos o para que puedan llegar a seguirlo. Jesús tuvo un grupo pequeño y no les ordenó ganar la atención del mundo imitando al mundo. Él nos dijo que su reino es todo lo contrario, y que el Evangelio es lo que salva, no nuestra buena apariencia, talento o fama.

Muchos de los miembros de Backstreet Boys y ‘N Sync terminaron en centros de rehabilitación por las drogas o alcohol y fueron crudamente exhibidos en portadas de revistas. Los Backstreet Boys demandaron en varias ocasiones a Lou Pearlman, quien ha estado en la cárcel por fraude, malversación de fondos y varios otros delitos.

Servicio y aprendizaje en Ministerios Ligonier

En medio del drama de la banda de chicos y su crecimiento cristiano, Dios usó a varios maestros de la Biblia en la vida de Burk para desafiarlo. Uno de ellos fue R.C. Sproul, fundador de los Ministerios Ligonier y autor de los libros clásicos La Santidad de Dios (ve los videos gratis) y Cómo Estudiar e Interpretar La Biblia.

Burk conoció el ministerio del Dr. Sproul en 1994 y comenzó a trabajar para los Ministerios Ligonier como estudiante de seminario en 1999, haciendo llamadas para su departamento de desarrollo. En sus días de estudiante en Ligonier, el Señor hizo crecer a Burk en su llamado y desarrolló relaciones importantes que pronto lo llevarían a su papel actual en el personal de R.C. Sproul en la Iglesia de St. Andrews. El Dr. Sproul incluso seleccionó a Burk como el próximo en ocupar el púlpito en St. Andrews cuando partió con el Señor.

Actualmente Burk es el co-pastor de la Iglesia St. Andrews y el editor de la revista mensual de Ligonier Ministries, TableTalk, sigue creyendo firmemente que su llamado es: “… ante todo servir al rebaño de Dios como pastor para equipar al pueblo de Dios para el ministerio. Esa es mi vocación y mi más sincero deleite.”

La vida de Burk es un gran testimonio de las palabras de nuestro Señor Jesús, con las cuales cerraré:

“Porque el que quiera salvar su vida[a], la perderá; pero el que pierda su vida[b] por causa de mí y del evangelio, la salvará.“ Marcos 8:35


[1] Este artículo comparte parte de la historia de Burk Parsons. Mucha de la información en este artículo viene de una entrevista que hizo con Tim Challies y este artículo de RTS. Todas las citas en el artículo son de la entrevista con Challies, y las fotos son usadas con amable permiso de RTS.

Lee este artículo en ingles.

Filed Under: Vida Cristiana Tagged With: Burk Parsons, Ministerios Ligonier, R.C. Sproul, Testimonio

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