Humíllense, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que Él los exalte a su debido tiempo, echando toda su ansiedad sobre Él, porque Él tiene cuidado de ustedes. (1 Pedro 5:6–7)
Querido Padre Celestial, mi corazón se angustia con tanta facilidad. Muy a menudo te trato como un genio mágico que se llevará mis preocupaciones con un chasquido de sus dedos. Me olvido que Tú eres mi amoroso Padre Celestial y tienes propósitos más grandes para mí.
Si conocieras mis problemas y no te importaran, serías frío y sin amor. Si Te importara pero no tuvieras el poder de cambiarme a mí y a esta situación, serías inútil. Gracias por ser Dios Todopoderoso, así como mi Padre que me conoce, se preocupa por mí y trabaja en mí.
Señor, sé que quieres que eche mis preocupaciones en Ti en oración y que dé gracias de corazón. Mi problema es que a menudo, durante la ansiedad, no puedo apartar los ojos de mí mismo. Medito sobre lo que me irrita, echándole leña al fuego del estrés.
Por el poder de Tu Espíritu Santo, lléname de gratitud por todas las cosas buenas que has hecho. Humíllame. Fija mis ojos en Ti en esta prueba temporal, y ayúdame a recordar —y a creer— que Tú me has equipado para vivir en santidad y paz en todo momento. Cuando me sienta ansioso, quiero estar emocionado porque esta es una oportunidad de luchar en Tu poderosa fuerza.
Dios, ¡Tu gracia es suficiente para mi ansiedad! Tú me ayudarás a superarla. Tú puedes hacer todas las cosas, incluso permitir mi ansiedad para mi bien y Tu gloria. Tú eres mi fuerza y mi escudo. Te alabo de antemano por escucharme y por librarme de este estrés.
En el nombre de Jesús, amén.
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Para obtener más recursos sobre cómo superar la ansiedad, la preocupación y el miedo, lea el capítulo “Estoy demasiado estresado” de mi libro Cuando la oración es una lucha: Una guía práctica para superar los obstáculos en la oración.
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