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Anclado en Cristo

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Vida Cristiana

La Copa Mundial a la luz de la eternidad

12/06/2018 by kevin 1 Comment

“Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas las naciones y tribus y pueblos y lenguas…”, Apocalipsis 7:9.

¿No es cierto que este pasaje suena como la Copa Mundial? Precisamente esto fue lo que el mundo pudo ver en este último evento deportivo, el más grande de toda la historia en cuanto a su audiencia: una inmensa multitud de todas las nacionalidades. Pero lo que Apocalipsis describe es algo mucho, mucho mayor: es un vistazo a la celebración más grande de toda la historia.

En la providencia de Dios, empecé a leer el libro de Apocalipsis mientras la Copa Mundial comenzaba, y quedé impresionado de cuántos paralelos encontré entre la adoración en el cielo y la Copa Mundial en la tierra. Mientras que la emoción y los detalles de esta Copa Mundial van quedando en el pasado, la descripción de Juan me llevaba a ver hacia adelante, a algo perdurable, algo más grande y verdaderamente glorioso.

Alcanzando un premio eterno

Atletas y entrenadores dedican gran parte de sus vidas a tratar de obtener un trofeo hecho de oro que no durará para siempre. Nuestra fe, que es más preciosa que el oro (1 P. 1:7) nos asegura el premio sublime que es “una herencia incorruptible, inmaculada, y que no se marchitará, reservada en los cielos para ustedes”, 1 Pedro 1:4. Nosotros no ganaremos trofeos: ganaremos coronas, las cuales pondremos delante del trono de Dios en adoración.

“Los veinticuatro ancianos se postran delante de Aquél que está sentado en el trono, y adoran a Aquél que vive por los siglos de los siglos, y echan sus coronas delante del trono, diciendo: ‘Digno eres, Señor y Dios nuestro, de recibir la gloria y el honor y el poder, porque Tú creaste todas las cosas, y por Tu voluntad existen y fueron creadas’”, Apocalipsis 4:10-11.

Cánticos eternos

Los cantos jubilosos de victoria de los equipos nacionales serán reemplazados por nuevos cantos de adoración a nuestro Dios. Estos cantos se enfocarán en la gloria de Dios y en su bondad hacia nosotros en el evangelio.

Y cantaban un cántico nuevo, diciendo: “Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos, porque Tú fuiste inmolado, y con Tu sangre compraste (redimiste) para Dios a gente de toda tribu, lengua, pueblo y nación. Y los has hecho un reino y sacerdotes para nuestro Dios; y reinarán sobre la tierra”, Apocalipsis 5:9-10.

Vistiendo vestiduras eternas

Camisas, pintura para la cara y atuendos extravagantes muestran el amor que los fanáticos de la Copa Mundial sentían por sus países. Otros ondeaban grandes banderas y pancartas para añadir a su celebración y afiliación. Los ciudadanos del cielo tendremos un atuendo inigualable: celebraremos la limpieza de nuestros pecados vistiendo túnicas blancas y ondeando hojas de palma para celebrar al Rey que redimió a Su pueblo.

”…estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos con vestiduras blancas, y con palmas en las manos” Apocalipsis 7:9-11.

Disfrutando de eterna paz

Mientras que el mundo entero aparenta unirse durante la Copa Mundial, dando la apariencia de una victoria diplomática, la verdad es que esta paz es superficial: solo hay que ver lo que ocurre cuando pierden o ganan equipos contrarios. Además, hay naciones que no tienen acceso, por política o por su tamaño. El evangelio es diferente y hace lo que el hombre nunca podrá hacer por medio de un deporte o de cualquier otra cosa. Cristo llamará de toda nación a un pueblo que le adorará por siempre, trayendo perfecta paz a aquellos que lo siguen.

”¡Oh Señor! ¿Quién no temerá y glorificará Tu nombre? Pues sólo Tú eres santo; Porque  todas las naciones vendrán y adorarán en  Tu presencia , Pues Tus justos juicios han sido revelados”, Apocalipsis 15:4.

Siendo testigos de la justicia eterna

Como tantas cosas en nuestro mundo post-Génesis 3, la Copa Mundial gime por justicia. Malos árbitros, trampas, corrupción, desperdicio y tráfico humano por razón del evento claman injusticia y revelan cuánto anhelamos el juicio justo de Dios y Shalom en la tierra. Podemos tener confianza de que Dios ejecutará su perfecto juicio y corregirá todas las cosas.

“¡Sí, oh Señor Dios Todopoderoso, verdaderos y justos son Tus juicios!”, Apocalipsis 16:7.

Regocijándonos en la victoria eterna

La corona de victoria en la Copa Mundial durará solo cuatro años, y no ayuda para nada en competencias futuras. Cristo es el ganador máximo quien ha derrotado al demonio conquistando el pecado y la muerte. Nosotros compartiremos la victoria de nuestro Señor en el futuro, y tenemos su poder ahora para combatir el pecado y vivir vidas santas. Por la victoria de Cristo, somos más que vencedores (Romanos 8:37) y podemos participar en Su gloria eterna.

“Oí como la voz de una gran multitud, como el estruendo de muchas aguas y como el sonido de fuertes truenos, que decía: “¡Aleluya! Porque el Señor nuestro Dios Todopoderoso reina”, Apocalipsis 19:6.

Anhelando la eternidad

Vivimos en el “ya pero todavía no”. Mientras ponemos nuestra mira en la eternidad, no nos olvidemos de que todavía tenemos mucho trabajo que hacer. Aquí hay unas cuantas preguntas para reflexionar mientras piensa en lo que le resta de su vida aquí en la tierra:

  • ¿Cuál es su mayor premio? La respuesta a esta pregunta revelará a quién y a qué le servirá usted. Haga de su mayor premio lo que el Apóstol Pablo nos dice: “prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús”, Filipenses 3:14.
  • ¿Qué está usted celebrando? Debemos de celebrar la persona de Cristo y Su gloriosa salvación que solo proviene de Él, en nuestras vidas, en nuestros hogares y en nuestras iglesias. No permita que un juego de fútbol o una ganancia del mundo le emocionen más que el ser hallado justo en Cristo y libre del juicio de Dios.
  • ¿Cómo está usted promoviendo la paz y la justicia? Aunque nunca tendremos perfecta paz y justicia hasta que lleguemos al cielo, podemos mostrarle a este mundo un anticipo del perfecto Reino de Dios aquí en la tierra, actuando justamente y mostrando misericordia en una variedad de maneras, tanto personalmente al igual que como iglesia.
  • ¿Está usted viviendo en la confianza de la victoria de Cristo? Al fin de cuentas, la victoria en Cristo debería impactar nuestro amor por Él, nuestra búsqueda de la santidad, nuestra valentía al compartir el evangelio, y cómo  enfrentamos el sufrimiento como siervos de Cristo. ¿Está la victoria de Cristo haciendo una diferencia en su vida?

A medida que la emoción de la Copa Mundial se diluye y su vida vuelve a la normalidad, espero que estas ideas puedan motivarle a vivir a la luz de su futuro hogar y proclame con las multitudes, “La salvación y la gloria y el poder pertenecen a nuestro Dios!”. ¡Maranatah! ¡Ven, Señor Jesús!

Publicado originalmente en Coalición por el Evangelio.

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Cómo tener una vida de oración más gozosa

30/04/2018 by kevin Leave a Comment

Cómo tener una vida de oración más gozosa

https://media.blubrry.com/coalicion_articles_podcast/tgc-audio.s3.amazonaws.com/COALICION/PODCAST/ARTICULOS_TGC/A152-Como_tener_una_vida_de_oracion_mas_gozosa.mp3

Si tuvieras que describir tu vida de oración en una palabra, ¿qué elegirías? ¿Fiel? ¿Eficaz? ¿Gozosa?

¿O elegirías palabras como irregular, inconsistente, o blah?

Yo también he estado allí. Y hasta hace poco, no me había preocupado; pensaba que era normal y que todo estaba bien. Pero después me di cuenta de que estar contento con una vida de oración mediocre expone una visión anémica de Dios. Hace que Dios parezca opcional en vez de supremo, y distante en lugar de accesible a través de la fe en Cristo. Me di cuenta de que Él es digno de mucho más que mis excusas y mi pereza.

Una vida de oración más gozosa puede estar más cerca de lo que piensas, incluso si no tienes idea de cómo llegar allí. Dios quiere que disfrutemos de Él en oración; a veces todo lo que se necesita es una pequeña rampa que nos lleve a la carretera de la oración gozosa y la comunión más profunda con Dios. Aquí cinco ánimos que podrían ayudarte en este camino.

Ánimo #1: Medita en Dios como nuestro Padre.

En las primeras palabras de la oración del Señor, Jesús nos invita a dirigir nuestras oraciones así: “Padre nuestro que estás en los cielos” (Mt. 6:9). Ver a Dios principalmente como Padre nos impide verlo como un juez severo, un poder superior e impersonal, o un genio mágico que otorga deseos.

Nuestro Padre todopoderoso nos ama como sus hijos y busca lo mejor para nosotros. Él tiene el poder y el deseo de guiar nuestras vidas, responder a nuestras oraciones, y cumplir sus propósitos en nosotros. Nuestra relación con nuestro Padre Celestial es imposible de romper y su amor por nosotros infinito.

Conocer las implicaciones esto nos da confianza en la oración: “Si Dios está por nosotros, ¿quién estará contra nosotros? El que no negó ni a Su propio Hijo, sino que Lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también junto con El todas las cosas?” (Ro. 8:31b-32).

Cuando luchas en la oración, anímate reconociendo que tu Padre lo sabe y que incluso así te ama. Cobra ánimo porque, incluso cuando no sientes amor hacia Dios, puedes acercarte a Él sabiendo que Él te ama. Todo lo que se necesita es mencionar la palabra “Padre” para entrar en un mundo de deleite.

Ánimo #2: Confiesa tus pecados.

Durante las temporadas espirituales difíciles de mi vida, la culpa por mi pecado me impidió orar. ¿Cómo podría alguien tan indigno como yo acercarse a un Dios santo? Esta actitud revela una comprensión débil del evangelio. La verdad es que Dios conoce nuestro pecado y nos invita a confesarlo y recibir su purificación (1 Jn. 1:9; cf. Mt. 6:12; Sal. 32).

Según Calvino, “El principio, e incluso la preparación de la oración apropiada es la petición de perdón con una confesión de culpa humilde y sincera… no es extraño que los creyentes abran la puerta a la oración con esta llave…”.

Cuando te sientas abatido por el peso de tu pecado, toma la llave de la confesión y entra por la puerta a la oración. Deja que tu pecado te conduzca a una sincera confesión y a una confiada alegría en el Cristo que vino a rescatar a los pecadores y a darles acceso al Padre (1 Ti. 1:15; ver Heb. 4:16).

Ánimo# 3: Ora las oraciones que Dios quiere contestar.

Dios quiere escuchar tus oraciones porque “la oración de los rectos es su deleite” (Pr. 15:8). Él también garantiza a responder a ciertas oraciones. ¿Por qué no tomarle la palabra a Dios y orar lo siguiente?

Ora por sabiduría

Santiago 1:5 dice: “Si a alguno de ustedes le falta sabiduría, que se la pida a Dios, quien da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada”. Dios nos otorgará sabiduría para cualquier situación; solo tenemos que pedirla.

Ora según la voluntad de Dios

Considera 1 Juan 5:14-15: “Esta es la confianza que tenemos delante de El, que si pedimos cualquier cosa conforme a Su voluntad, El nos oye. Y si sabemos que El nos oye en cualquier cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que Le hemos hecho”. Esta promesa (que también puede expresarse como la oración en el nombre de Jesús) debería envalentonar nuestras oraciones y agudizar nuestras expectativas.

Dado que la Escritura es la voluntad revelada de Dios, al orar las palabras de la Escritura de vuelta a Dios, aplicamos esta verdad de manera poderosa. Ten en cuenta estos ejemplos de oraciones que Dios quiere contestar:

  • Ora para ser santificado (1 Tes. 4:3).
  • Ora por una mente renovada y una vida apartada (Ro. 12:1-2).
  • Ora para dar fruto al permanecer en Cristo (Jn 15:1-8).
  • Ora por la gracia de agradar a Cristo en tu trabajo (Ef. 6:5-8).
  • Ora por la alegría y la presencia del Espíritu en medio del sufrimiento (Ro. 5:3-5).

Ora las oraciones de la Biblia

La Biblia proporciona un almacén de oraciones inspiradas por el Espíritu. Ya sean las oraciones del apóstol Pablo, de Moisés, o de Jesús mismo (cf. Mt. 6:9-14; Jn. 17), orar las palabras de las Escrituras nos ayuda a acercarnos a Dios con palabras de su elección para que pensemos sus pensamientos y pidamos las cosas cerca de su corazón.

He visto cómo Dios ha respondido a mis oraciones haciendo eco de la petición de Pablo en Efesios 1:15-23. En esta oración, Pablo ora para una comprensión espiritual más profunda de tres cosas: la esperanza, el amor, y el poder del evangelio. Nunca hubiera pedido por estas tres cosas sin el ejemplo de Pablo. Estos tipos de respuestas a la oración alimentan mi deseo de orar.

Orar por estas cosas no garantiza que Dios responderá como nos plazca, sino que actuará como una baranda de protección para asegurar que nuestros corazones estén en línea con sus propósitos.

Ánimo #4: Da gracias.

La acción de gracias nos ayuda a no enfocamos en nuestras circunstancias, sino en todo lo que Dios ha hecho por nosotros en Cristo. Cuando se combina con la oración genuina, la acción de gracias nos lleva a experimentar la paz de Dios que trasciende el mundo (Fil. 4:6-7).

El famoso comentarista de la Biblia Matthew Henry proporciona un ejemplo perfecto de cómo la acción de gracias lleva a la alegría. Al reflexionar sobre el robo de su billetera, escribió en su diario las siguientes palabras:

“Señor, ayúdame a estar agradecido; primero, porque nunca antes he sido robado; segundo, porque aunque se llevaron la cartera, no me quitaron la vida; tercero, porque aunque se llevaron todo lo que yo tenía, no era mucho; y cuarto, porque fui yo quien fui robado y no quien robó”.

La gratitud de Henry convirtió una situación traumática en una oportunidad para contemplar la gracia de Dios. Como hijos de Dios comprados con su sangre y esperando una herencia eterna, siempre tenemos razones para dar gracias (1 Tes. 5:18).

Permite que un corazón agradecido y centrado en el evangelio te conduzca a una comunión gozosa con el Padre.

Ánimo #5: Medita en las promesas de Dios.

Las riquezas del evangelio son demasiado grandes y gloriosas para entenderlas completamente. Solo se pueden captar de manera creciente a medida que meditamos en ellas para comprenderlas. Calvino dice: “Nosotros excavamos por la oración los tesoros que fueron señalados por el evangelio del Señor, y que nuestra fe ha contemplado”. Algunos tesoros del evangelio solo son desenterrados con la pala de la oración.

Meditar en las “preciosas y maravillosas promesas” de Dios (2 Pe. 1:4) nos llevará más profundamente en las inescrutables riquezas de Cristo y causará que el asombro brote en nuestros corazones.

Te sugiero meditar en promesas específicas para las circunstancias de tu vida: tus luchas con el pecado, tus dudas, tus relaciones, tu trabajo, etc. A medida que las promesas de Dios se apoderen de tu mente y corazón, tendrás mayor alegría.

Spurgeon comenta: “El mejor hombre que ora es el hombre que está más fielmente familiarizado con las promesas de Dios. Después de todo, la oración no es otra cosa que tomar las promesas de Dios para él, y decirle: ‘Haz lo que has dicho’”.

Oración: el camino hacia una alegría más plena en Dios

Conocer las indicaciones para la oración gozosa no es lo mismo que usarlas a diario. Debemos crecer en oración al planear tiempo para buscar a Dios diligentemente. Esto no es solo un propósito de Año Nuevo, es un propósito de la vida.

En muchos sentidos, este artículo tiene un nombre inapropiado. Nuestro objetivo no debe ser simplemente la oración gozosa, sino el gozo en Dios a través de la oración. A medida que nos disciplinamos con ese objetivo, nuestra fe se fortalecerá y se enriquecerá al vivir cada vez más en Su presencia donde hay plenitud de gozo (Sal. 16:11).

Artículo originalmente publicado en Coalición por el Evangelio.

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Lee más cómo superar los obstáculos en la oración en el libro Cuando orar es una lucha: Una guía práctica para superar los obstáculos en la oración.

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Esperanza gloriosa para asesinos en serie

24/10/2017 by kevin Leave a Comment

“¡¿Cómo no se daba cuenta que su padre era un asesino en serie?!”

Durante un almuerzo reciente, esta fue la pregunta que dirigió la conversación entre mis compañeros del trabajo y yo. Una amiga de una compañera había conocido a la hija de un asesino en serie famoso aquí en Estados Unidos. Esta misma hija confesó que no tenía idea que su padre estaba regularmente matando a gente durante su niñez.

¡¿Cómo no lo podía ver?! ¿Cómo sucede algo así?

Este asesino era astuto en esconder sus pecados; y no es el único. Al ver entrevistas en la televisión, muchas veces los amigos o vecinos de los asesinos dicen algo parecido a, “¡Parecía un hombre bueno y amable! No tenía idea que sería capaz de algo así!”

Escondiendo nuestros pecados

La terrible verdad es que todos escondemos pecado. Gracias a Dios, la mayoría de nosotros no escondemos pecado de asesinato, pero hay otros pecados que luchamos para esconder.

Algunos se ponen la máscara de buenas obras, éxito, la religión, o la falta de religión para esconder su pecado. Otros se burlan de la necesidad de poner este tipo de mascara. Algunos llaman al pecado un “error”, o dicen que solo si la gente tuviera más educación o una mejor crianza, todo estaría bien.

Aunque el pecado debe ser evidente, muchas personas no creen en la pecaminosidad de la humanidad. No es muy común ver a alguien entrar a una tienda y decir, “¡Aquel fulano es un pecador que merece el infierno!”. Pero sigue siendo verdad. Fuera de Cristo, todos somos pecadores camino al infierno. Si no fuera por el testimonio del Espíritu Santo y nuestra conciencia, todo nuestro tiempo sería básicamente uno de pecar y esconder el pecado. Estoy de acuerdo con G.K. Chesterton quien dijo que el pecado original es, “la única parte de teología cristiana que realmente puede ser probada”.

Esconder nuestro pecado puede funcionar por un rato en este mundo, pero habrá un día cuando todo lo que hemos hecho ha será revelado delante del Dios Altísimo. Vamos a rendir cuentas a Dios por todos nuestros pecados: sea una mentirita o un homicidio doble. Las máscaras serán rasgadas de nuestras caras y se revelarán los corazones sucios de la humanidad.

¿Qué puede ser más terrible que estar de pie delante un Dios santo en el día de juicio?

Nuestra esperanza gloriosa

Las buenas noticias para los cristianos es que Cristo nos ha liberado de este temor. Él murió en la cruz y pagó la deuda que nunca podríamos pagar. Colosenses 2:13-15 nos dice:

Y cuando ustedes estaban muertos en sus delitos y en la incircuncisión de su carne, Dios les dio vida juntamente con Cristo, habiéndonos perdonado todos los delitos, habiendo cancelado el documento de deuda que consistía en decretos contra nosotros y que nos era adverso, y lo ha quitado de en medio, clavándolo en la cruz. Y habiendo despojado a los poderes y autoridades, hizo de ellos un espectáculo público, triunfando sobre ellos por medio de El.

Las buenas noticias del evangelio es para todos los que creen: no importa si son un miembro pecaminoso de los jóvenes de la iglesia (como era yo), un fulano en la tiendita, un miembro de las maras salvatruchas, o un asesino serial como David Berkowitz.

Esperanza gloriosa para un asesino serial

David Berkowitz mató a seis mujeres en la ciudad de Nueva York en los 1970s. Desde su niñez, su vida era difícil; tenía ataques epilépticos, pensamientos suicidas, y sufrió la muerte de su madre cuando tenía catorce años.

Su vida, que ya estaba bien oscura y aislada, se oscureció más cuando empezó a experimentar con el satanismo después de conocer algunos satanistas en una fiesta. Rápidamente se sumergió en la oscuridad y, durante un año entre el verano de 1976 y 1977, siguió las instrucciones de demonios para matar a seis mujeres brutalmente.

Berkowitz cubrió sus hechos y escapó la ley… por un tiempo. Su pecado eventualmente lo alcanzó. Él recibió el castigo de 365 años consecutivos en la cárcel (una sentencia de vida por cada mujer que mató). Él describió su sentencia como el ser “enterrado vivo tras los muros de la cárcel.”

Aunque la situación de Berkowitz parecía sin esperanza, la esperanza no estaba lejos.

Diez años había pasado en la cárcel cuando otro prisionero empezó una amistad con él y compartió el evangelio con David. Al principio, Berkowitz rechazó a tal prisionero. Poco tiempo después, se dio cuenta que anhelaba relaciones y amistades, y decidió hablar más con él. Su amigo nuevo pronto le regaló una Biblia y le instruyó a empezar a leer los Salmos. Aquí una descripción de lo que sucedió en las propias palabras de Berkowitz:

Una noche, leí Salmo 34. Leí el sexto verso, que dice, “Este pobre clamó, y el Señor le oyó, y lo salvó de todas sus angustias”. En este momento exacto, en 1987, empecé a derramar mi corazón a Dios. Todo me golpeó a la vez. La culpabilidad de lo que hacía…la repugnancia de la persona que era…tarde esa noche en mi celda fría, me arrodillé y clamé a Jesucristo. Le dije que yo estaba enfermo y cansado de mi maldad. Pedí a Jesús a perdonar todos mis pecados. Pasé mucho tiempo en mis rodillas en oración al Señor. Cuando me puse de pie, sentí como una cadena pesada y invisible que había estado alrededor de mí había sido rota. Una paz inundó mi corazón. No entendía lo que estaba sucediendo, pero en mi corazón, yo sabía que mi vida, en alguna manera, iba a ser muy diferente.

Hoy, Berkowitz ministra a otros prisioneros; y aunque está encarcelado, tiene un ministerio escribiendo cartas para compartir su testimonio y advertir acerca de los peligros del satanismo. Dios aun ha abierto la puerta para compartir su testimonio en televisión nacional de los Estados Unidos varias veces.

La historia de David Berkowitz es evidencia de que Jesús nos da libertad verdadera. Podemos ser honestos con Dios y nosotros mismos y recibir perdón.

Esperanza gloriosa para ti y para mí

Tu pecado probablemente no es tan horrible como el de David Berkowitz, pero si eres humano, tienes pecado suficiente para condenarte para la eternidad.

Ahora, si estás en Cristo, puedes estar seguro que tu pecado ha sido borrado. No tienes que esconder tu pecado porque estamos libres porque podemos confiar en la sangre de Jesucristo para limpiarnos de todo pecado. Y aunque luchamos contra el pecado diariamente, tu corazón nuevo y tu identidad nueva en Cristo te ayudan a decir “no” a la impiedad y hacer lo bueno (Tito 2:11-12). No te enfocas en cubrir tus pecados porque estás enfocándote en hacer buenas obras para el Señor (Tito 2:14). Tus ojos están puestos en Jesús, quien oyó tu clamor y te salvó de todas tus angustias.

Mientras algunas odian la verdad de que asesinos en serie pueden ser perdonados, debemos regocijarnos en gran manera. Pudiéramos ser nosotros con una sentencia larguísima: no una sentencia de vida tras las rejas, sino una eternidad de tormento y el juicio de Dios por rechazar el perdón que Cristo nos ofrece.

En Cristo hay perdón.

No conozco mejores noticias para un asesino en serie, para la hija de un asesino en serie, o para cualquier otra persona.


Puedes encontrar este artículo en inglés aquí.

Imagen de Berkowitz: By Source, Fair use, https://en.wikipedia.org/w/index.php?curid=39082375

Filed Under: Vida Cristiana

Una oración para una vida de trabajo que honre a Dios

10/10/2017 by kevin Leave a Comment

“Todo lo que hagan, háganlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres, sabiendo que del Señor recibirán la recompensa de la herencia. Es a Cristo el Señor a quien sirven” Colosenses 3:23-24.

Padre, vengo a ti agradecido de la oportunidad de glorificarte con poder trabajar. Gracias porque puedo trabajar duro y dormir cansado cada día. Gracias por los días buenos y los días malos, y por los dones que me has dado para ayudar a este mundo a ser un lugar mejor.

Mientras que entiendo que el trabajo es bueno, también entiendo que hoy no es lo que querías que fuera, y que es a menudo difícil y algo frustrante. Experimentamos las consecuencias del pecado: trabajo laborioso, injusticia y pruebas causadas por el trabajo; y también el dolor de querer trabajar sin la posibilidad de encontrarlo. Que estas situaciones me conduzcan a anhelar más la venida de Cristo y la consumación de todas las cosas: incluyendo nuestro trabajo.

Que la Palabra moldee mis hábitos y actitudes en el trabajo. Ayúdame a evitar ambos peligros, el de ser perezoso y el de idolatrar mi trabajo. Ayúdame a ser un empleado humilde, enseñable, que trabaja duro y sin quejarme, aun cuando las tareas que hago no son mis favoritas. Que yo pueda trabajar lleno de fe y motivado por el amor a Ti y a aquellos se benefician de mi trabajo.

Confirma la obra de mis manos, ayudándome a ser productivo, paciente, enfocado, y perspicaz. Protégeme de las distracciones y de la tecnología que pueden estar obstaculizando mi trabajo en vez de ayudarme a hacerlo mejor. Que el Espíritu me guie en mi trabajo a ser gozoso, creativo, productivo y estar en constante adoración; recordándome siempre de tu amor y de que eres la razón por la que respiro. Enséñame a alinear mi trabajo, mi familia, mi participación en mi iglesia y mi descanso en una manera que maximice el fruto que doy para tu reino.

Haz que mi trabajo y mi actitud a adornen el evangelio y haz brillar la luz de Cristo en este mundo oscuro. Ayúdame a bendecir mi lugar de trabajo viviendo una vida digna del evangelio frente a mis compañeros, y ayúdame a honrar a mi jefe como te honro a ti.

Y mientras trabajo, fija mis ojos en Jesús y su obra consumada en la cruz que me da un tesoro que no podría ganar, descanso que no podría experimentar, y una esperanza viva que me anime a trabajar para la gloria de Dios.

Oro estas cosas sabiendo que me escuchas, en Cristo Jesús y para tu gloria. Amén.

Publicado originalmente en Coalición por el Evangelio.

Filed Under: Vida Cristiana Tagged With: Trabajo

50 cosas que pierdes cuando no vas a una iglesia

20/09/2017 by kevin Leave a Comment

Descargar mp3 | Gracias a Coalición por el Evangelio por la grabación.

http://tgc-audio.s3.amazonaws.com/Coalicion_Radio_Podcast/A080-50_cosas_que_pierdas_cuando_no_vas_a_una_iglesia.mp3

Los cristianos crean todo tipos de excusas para huirle al mandato de no dejar de congregarnos (Hebreos 10:24-25).

Algunos creen las mentiras de la sociedad secular, que dice que la iglesia no es necesaria y que nosotros mismos podemos ser las autoridades de nuestras vidas. Otros rechazan la institución de la iglesia porque líderes han abusado del poder. Otros dicen que pueden encontrar a Dios en lugares como la naturaleza o haciendo sus pasatiempos favoritos. Para otros, no piensan mucho en la iglesia porque no entienden su importancia para nuestras vidas espirituales y como testigo público.

Es triste ver la actitud de muchos cristianos que evitan la iglesia, especialmente al pensar en hermanos y hermanas en necesidad que hacen grandes sacrificios para congregarse. Oí una vez de un pastor que alquila un autobús para los servicios de su iglesia. Pero no es para traer a más personas al edificio de la iglesia: el autobús es su edificio, y la iglesia da vueltas por la ciudad para evitar a la policía y la persecución.

Desafortunadamente, para muchas personas en lugares más cómodos, la iglesia no es una prioridad. Cosas como dormir, los partidos de fútbol, Netflix, o las vacaciones son la prioridad.

Cuando evitamos la agenda de Dios y al pueblo de Dios, cosechamos las consecuencias. Si ya estás involucrado en una iglesia, que estas verdades te recuerden de todas las bendiciones que disfrutas a través de su cuerpo. Si no lo estás, que te pueda servir de aliento y advertencia.

50 cosas que pierdes

1. Te pierdes de obedecer el mandato de no dejar de congregarte (Hebreos 10:24-25).

2. Te pierdes de amar a Dios con tu obediencia, y por resultado, el experimentarlo más profundamente (Juan 14:21).

3. Te pierdes de amar a Jesús amando a su esposa por la cual dio su vida (Efesios 5:25-27; Hechos 20:28).

4. Te pierdes de escuchar la Palabra de Dios proclamada, y el crecimiento espiritual que vendría de ello.

5. Te pierdes de escuchar aplicación de la Palabra de Dios a tu vida, tu comunidad, y tu cultura (1 Corintios 2:5; 2 Timoteo 4:1-2).

6. Te pierdes el aprender cómo leer la Biblia mejor por ser instruido por personas con dones divinos de enseñar y predicar.

7. Te pierdes la oportunidad de estar equipado para discernir doctrinas engañosas y peligrosas que niegan o cambian el evangelio (Efesios 4:11-14).

8. Te pierdes de animar a otros hacia el amor y las buenas obras, y también recibir el ánimo que otras te pueden dar (Hebreos 10:25).

9. Te pierdes de usar tus dones para edificar al cuerpo de Cristo para la gloria de Dios (1 Pedro 4:10-11; Efesios 4:11-14).

10. Te pierdes la oportunidad de beneficiarte de los dones de otros creyentes (1 Pedro 4:10-11; Efesios 4:11-14).

11. Te pierdes de beneficiarte de los líderes que Dios te ha dado (Efesios 4:11-14; Hebreos 13:7).

12. Te pierdes el someterte a los líderes que Dios te ha dado, y por consecuencia, de someterte a Dios mismo (Hebreos 13:17).

13. Te pierdes de ser pastoreado a través de los gozos y dificultades de la vida (Santiago 5:13-14; 1 Pedro 5:1-2).

14. Te pierdes el aprender de y seguir el ejemplo de tu pastor (1 Timoteo 4:12; Hebreos 13:7; Tito 2:7).

15. Te pierdes el rendir cuentas por tus acciones a través de la disciplina de la iglesia, que es la disciplina de Dios (Mateo 18:15-17).

16. Te pierdes de ministrar a otros con tu presencia, es decir, animar a otros por tu presencia y compromiso al pueblo de Dios (Hebreos 10:24-25; Hechos 4:32-33).

17. Te pierdes de estar capacitado para la obra del ministerio y el fruto que tal capacitación produce (Efesios 4:11-14).

18. Te pierdes de dar y recibir oración para crecimiento personal y necesidades personales (Santiago 5:16).

19. Te pierdes las bendiciones de la oración grupal y la instrucción que viene de escuchar las oraciones de otros (1 Timoteo 2:1-2; Hechos 6:1-6).

20. Te pierdes el cuidar de los pobres como cuerpo de Cristo, o el recibir cuidado necesario (Hechos 11:29; 2 Corintios 8:4; 1 Juan 3:17).

21. Te pierdes el servir a otros, quitando tu enfoque de ti mismo (Romanos 12:9-13).

22. Te pierdes estar en el centro de la voluntad de Dios, la cual es revelada más mientras lo obedecemos y renovamos nuestras mentes en su verdad (Proverbios 3:5-6; Romanos 12:1-2; 1 Tesalonicenses 5:15-18).

23. Te pierdes de celebrar el evangelio a través del bautismo (Romanos 6:4; Mateo 28:19).

24. Te pierdes la participación regular de la Santa Cena para unirte con creyentes a través de la historia para celebrar la obra salvadora de Cristo y su reino venidero (1 Corintios 11:23-26).

25. Te pierdes de la ministración de “los unos a los otros” entre hermanos y hermanas en Cristo (Juan 13:34-35; Efesios 4:12; Romanos 12:10-16; Gálatas 5:16; etc.)

26. Te pierdes el cantar alabanzas a Dios con la iglesia de Cristo (Colosenses 3:16).

27. Te pierdes el demostrar la unidad del evangelio al hacer amigos con personas diversas en un mundo dividido por raza, nacionalidad, clase económica, y lengua (Efesios 2:11-22; Efesios 4:3; Santiago 2:1; Apocalipsis 5:9).

28. Te pierdes el hablar la verdad en amor a otros creyentes que creen o practican doctrinas que no son bíblicas (Efesios 4:15-16).

29. Te pierdes de dar gozo al Señor como su pueblo reunido (Sofonías 3:17; Salmos 149:4).

30. Te pierdes de regocijarte al ver a personas creer en Cristo y abrazarlos como hermanos (Hechos 16:5).

31. Te pierdes de invitar amigos y familiares que no son creyentes a la iglesia para escuchar del Cristo que salva (Mateo 28:18-20; Colosenses 4:5).

32. Te pierdes de aceptar a otros como Cristo te ha aceptado (Romanos 15:7).

33. Te pierdes el experimentar cómo el amor de Dios es perfeccionado a través de su cuerpo (1 Juan 4:12).

34. Te pierdes el recibir la ayuda que la Palabra de Dios, el Espíritu de Dios, y el pueblo de Dios te dan para crecer en madurez cristiana (2 Timoteo 3:16-17; Salmos 19:7; Efesios 4:11-14).

35. Te pierdes de experimentar el Espíritu Santo morando en la comunión de la iglesia (2 Corintios 13:14).

36. Te pierdes el recibir recordatorios de tu identidad y posición en Cristo (2 Corintios 5:17; Tito 3:3-7).

37. Te pierdes ser influenciado por hombres piadosos y mujeres piadosas que aman a Jesús más que el mundo, y la oportunidad de influenciar a otros (Tito 2:1-8).

38. Tierdes ver cómo Jesús, la cabeza de la iglesia, obra a través de su cuerpo para llevar a cabo su misión en el mundo (Efesios 5:23; Colosenses 1:18).

39. Te pierdes de amistades cercanas con personas que invocan al Señor con un corazón puro (2 Timoteo 2:22).

40. Te pierdes recordatorios de vivir una vida centrada en Dios, enfocada en sus planes para el mundo y tu papel en ellos (Efesios 1:3-7; Efesios 3:9­-10).

41. Te pierdes de entender con todos los santos cuál es la anchura, la longitud, la altura, y la profundidad del amor de Cristo (Efesios 3:18).

42. Te pierdes la oportunidad de dar a Dios ofrenda de lo que te ha dado (2 Corintios 9:6-8).

43. Te pierdes la oportunidad de que la Palabra de Cristo more en ti en abundancia por cantos, himnos, y canciones espirituales (Colosenses 3:16).

44. Te pierdes de compartir los sufrimientos de Cristo por llorar con los que lloran y llevar las cargas de otros (2 Corintios 1:3-5; Romanos 12:15; Gálatas 6:2).

45. Te pierdes de dar a conocer la infinita sabiduría de Dios a los principados y potestades en los lugares celestiales a través de la iglesia (Efesios 3:9-10).

46. Te pierdes el potencial de recibir el llamado al ministerio (1 Timoteo 4:14; 1 Samuel 3).

47. Te pierdes el enseñar a otros, en palabra y hecho, cómo seguir a Cristo (Tito 2).

48. Te pierdes el recibir ayuda al luchar contra el pecado y ayudando a otros a luchar contra pecado (1 Pedro 2:11; Santiago 5:16; Gálatas 6:1-2).

49. Te pierdes el apoyar a misioneros como iglesia (Filipenses 4:16-17).

50. Te pierdes ver cómo la iglesia es edificada y fortalecida cuando cada miembro del cuerpo funciona como debe, madurando el cuerpo y edificándolo en amor (1 Corintios 12:12-20; Efesios 4:16).

Hay mucho más que puedo añadir… esta lista solo sirve para empezar.

La idea central: Por el diseño perfecto de Dios, nosotros necesitamos la iglesia.

Cuando Jesús apareció a Saulo en el camino a Damasco, no dijo, “¿Por qué persigues a mi iglesia?” Dijo Jesús, “¿Por qué me persigues?” (Hechos 9:4). Jesús se identifica tanto con la iglesia que un ataque a su cuerpo es un ataque a Él.

Podría ser que Jesús mismo te esté diciendo no solo, “¿Por qué evades a mi iglesia?” sino también, “¿Por qué me evades a mí?”

Mi deseo no es forzar reglas legalistas a los lectores; al contrario, quiero despertar a los que están perdiendo una relación abundante con el Señor por causa de evadir a su cuerpo. En lugar de ser algo que evitar, la iglesia es una bendición grande de la mano de Dios, y debemos amarla y regocijarnos en ella.

5 maneras de responder

1. Confía en Jesucristo. Jesús murió en la cruz para reconciliar rebeldes con Dios el Padre y crear un pueblo santo para sí mismo. Cree en Él y su plan para ti, lo cual incluye a la Iglesia.

2. Estudia para tener una perspectiva bíblica de la Iglesia. Te recomiendo que leas Efesios, porque Pablo explica los propósitos gloriosos de Dios para la Iglesia y da sentido a por qué Dios nos manda a no dejar de congregarnos (Hebreos 10:24-25). También puedes escuchar un mensaje llamado “Pasión de la Iglesia” por Sugel Michelén.

3. Si no asistes a una iglesia saludable que predica la Biblia, busca una. Considera usar el directorio de Coalición por el Evangelio o Iglered.

4. Involúcrate. Comprométete a una congregación buena, involucrándote en un estudio bíblico, o incluso pidiendo que un creyente más maduro te enseñe en la verdad. Tal vez esto es lo que necesitas para superar dudas o debilidades que impiden tu crecimiento espiritual.

5. Ora que el Señor te guíe acerca de cómo participar en una iglesia y usar los dones que te ha dado para bendecir a otros y edificar la iglesia.

Publicado originalmente en Coalición por el Evangelio. 

Este artículo está disponible en inglés también.

Filed Under: Vida Cristiana Tagged With: Iglesia

La importancia de meditar en las Escrituras y cómo hacerlo

18/09/2017 by kevin 1 Comment

Las luchas que muchos cristianos tienen en recordar lo que leen en las escrituras no son el resultado de una mala memoria, sino un mal método, según Donald Whitney. En el capítulo tres de su libro Disciplinas Espirituales Para La Vida Cristiana, comparte su solución: meditar en la Biblia, y además da dos ilustraciones para probar su punto.

¿Por qué es necesario meditar en las escrituras?

1. Una taza de té.

“Una analogía sencilla sería una taza de té. En esta analogía, su mente es la taza con agua caliente y la bolsita de té representa su asimilación de las Escrituras. Escuchar la Palabra de Dios es como sumergir la bolsita de té en la taza una vez. El agua absorbe algo del sabor del té, pero no tanto como ocurriría si sumergiera la bolsita por más tiempo. Leer, estudiar y memorizar la Palabra de Dios son como las zambullidas adicionales de la bolsita de té en la taza. Mientras más veces entre el té en el agua, más penetrante será su efecto. La meditación, sin embargo, es como sumergir completamente la bolsita y dejarla en remojo hasta que todo el sabor intenso del té se haya extraído y el agua esté completamente castaño-rojiza. Meditar en las Escrituras es dejar que la Biblia se remoje en la cabeza”. (Página 52)

2. Acercarse a un fuego.

“La meditación también puede compararse con permanecer cerca del fuego. Imagine que usted estuvo afuera en un día helado, y luego entra adonde hay una chimenea con fuego vivo y caliente. Mientras camina hacia él, usted siente mucho frío. Extiende sus manos hacia el fuego y las frota enérgicamente durante los dos segundos que tarda en pasar más allá del resplandor y el calor. Cuando llega al otro lado de la sala, cae en cuenta: Todavía tengo frío. ¿Qué le pasa? ¿Hay algo mal dentro de usted?…No, el problema no es usted; es su método. Usted no se quedó cerca del fuego. Si quiere calentarse, tiene que permanecer cerca del fuego hasta que le caliente [el cuerpo.]…El no permanecer es la razón por la que muchos no recuerdan o no logran calentar su corazón cerca del fuego de la Palabra de Dios”. (Página 54)

Cómo meditar en las Escrituras

Whitney recomienda 17 métodos de meditación en las escrituras. Todos son útiles, pero algunos van a ayudarles más que otros. Yo sugiero las siguientes dos formas de meditar.

El patrón de oración:

  • Adoración: ¿Cómo me ayuda este pasaje a alabar a Dios por su carácter y sus obras?
  • Confesión: ¿Cuáles pecados necesito confesar que relatan en este texto?
  • Acción de Gracias: ¿Por cuáles cosas mencionadas en este texto puedo dar gracias al Señor?
  • Suplicas/Peticiones: ¿Cómo necesito que Dios me ayude a obedecer y creer esta verdad completamente?

También recomiendo que sigan el patrón de la teología bíblica:

  • Creación: ¿Cómo apunta este pasaje a la buena creación de Dios?
  • Caída: ¿Qué dice este pasaje sobre mi pecaminosidad y el pecado en todo ser humano?
  • Cristo: ¿Cómo apunta este pasaje a la persona y la obra de Cristo?
  • Consumación: ¿Cómo puede este pasaje avivar mi corazón a anhelar más el reino perfecto de Cristo?

Usando uno de estos métodos te ayudará a masticar la verdad de la Biblia en pedazos digeribles no sólo para alimentar tu alma, también para recordar la verdad de las Escrituras firmemente en tu memoria.

Una Última Exhortación

Whitney: “Lea menos (si es necesario) para meditar más…Si no puede ampliar su horario para meditar en la lectura bíblica, lea menos para tener un poco de tiempo tranquilo para la meditación.” (75-76)

Estoy de acuerdo. La meditación en la Biblia es una clave descuidada para la transformación espiritual. Cristiano, disciplínate a meditar en la Palabra de Dios y encontrarás un gran tesoro espiritual, gozo divino, y la bendición de Dios (Salmo 1; Salmo 19:10).

imagen

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jorge_hemaJorge Hernández@jorge_hema·
31 Mar

Que Dios nos ayude a organizar nuestro tiempo en el día a día para tener tiempos de calidad de lectura y meditación de Su Palabra.

Su Palabra nos ayuda a:
Conocer más a Cristo
Conocer Su voluntad
Tener sabiduría
Tener prudencia
Ser transformados
Vivir para Su gloria

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30 Mar

La actitud que Dios quiere cuando nos enfrenta una calamidad (Joel 2:12–14)

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kph_esKevin Halloran - ES@kph_es·
29 Mar

Que Dios levante más obreros como Esdras:

“Esdras había dedicado su corazón a estudiar la ley del Señor, y a practicarla, y a enseñar Sus estatutos y ordenanzas en Israel”. Esdras 7:10

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AbrelaBibliaAbre la Biblia@AbrelaBiblia·
29 Mar

¿Y si Él era el Mesías?

🎞️ El cielo, cómo llegué aquí: Una noche con el ladrón en la cruz

Streaming el 2 y 5–9 de abril aquí: https://www.youtube.com/watch?v=0pcr8BpP3RQ

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kph_esKevin Halloran - ES@kph_es·
29 Mar

Cómo el padrenuestro puede ayudarte en tus luchas con la oración

https://ancladoencristo.org/como-el-padrenuestro-puede-ayudarte-en-tus-luchas-con-la-oracion/

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