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Ansiedad

15 estrategias para manejar el estrés

16/05/2023 by kevin

En el podcast Biblia y Teologia, la consejera Pierina Curran comparte estas 15 estrategias para manejar el estrés.



15 estrategias para manejar el estrés

1. La oración. No estamos hechos para manejar el estrés solos.

2. Trabajar en nuestra actitud y nuestro carácter.

3. Que seamos agradecidos.

4. Confrontar nuestros pensamentos negativos.

5. Cambiar los hábitos que no nos ayudan (escuchar las noticias permanentemente, etc.)

6. La nutrición.

7. El ejercicio. 

8. El sueño.

9. El descanso de la mente.

10. Conectarse.

11. La salud física. 

12. Pensar en nuestra motivación. ¿Importa esta cosa para mi eternidad?

13. Respirar. 

14. La meditación. (La meditación es entrenar la mente a enfocarse. Es bueno meditar en las Escrituras.)

15. Atención plena.

Escucha otros episodos que comparten una definición del estrés y lo que la Biblia dice sobre el estrés.


Si quieres aprender cómo orar en tiempos estresantes, lee el capítulo de mi libro Cuando orar es una lucha llamado “Estoy demasiado estresado”.

Artículo recomendado: Cuando la oración empeora la ansiedad

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La ansiedad nos desvía de lo más importante: un devocional

02/03/2023 by kevin

Nota del editor: Este es un fragmento de Ansiedad: Cómo conocer la paz de Dios (una devocional de 31 días) (P&R Books, 2023), por Paul Tautges.


Por eso les digo, no se preocupen por su vida, qué comerán o qué beberán; ni por su cuerpo, qué vestirán. ¿No es la vida más que el alimento y el cuerpo más que la ropa? (Mt 6:25)

La ansiedad es una parte tan grande de nuestra vida que es natural para nosotros hablar sobre ella con frecuencia. Sin embargo, definirla y entender cómo funciona a veces se siente como tratar de clavar gelatina a la pared. La ansiedad es una emoción, pero es más que un sentimiento. A menudo, incluye una reacción física, pero también es más que eso. Así que, ¿qué es la ansiedad exactamente?

Los escritores del Nuevo Testamento emplean dos palabras diferentes, aunque relacionadas, para referirse a la experiencia que llamamos ansiedad. Combinan el sustantivo merimna, que a menudo se traduce como “preocupación” con el verbo merizo, que significa atraer en diferentes direcciones o distraer. Estar ansioso, entonces, significa tener una preocupación distractora… tener nuestra mente y nuestro corazón en una disyuntiva entre dos mundos. Vemos esto en la advertencia de Jesús sobre las espinas que ahogan la Palabra de Dios, la cual fue diseñada para producir fe. Él identifica estas espinas como “las preocupaciones del mundo” (Mc 4:19) o “las preocupaciones, las riquezas y los placeres de la vida” (Lc 8:14). Las preocupaciones ansiosas típicamente están ligadas con nuestra vida terrenal y casi siempre son temporales, no eternas.

Estas preocupaciones distractoras dividen nuestra energía mental y nublan nuestra vista espiritual; nos mantienen enfocados en el presente en lugar de en el futuro que se nos ha prometido pero no ha llegado. Forman cataratas sobre nuestros ojos espirituales y nos impiden o mantener un enfoque claro en cosas celestiales o mantenernos alerta con diligencia para el regreso del Señor (ver Lc 21:34).

La ansiedad nos desvía de lo más importante. Hace que nuestros ojos vean solo lo que está delante de nosotros en ese momento preciso. Nuestras preocupaciones hacen un gran esfuerzo para mantener nuestra vista enfocada en lo horizontal (las cosas del mundo) en lugar de en lo vertical (las cosas de Dios).

En el pasaje de hoy, Jesús nos ordena no preocuparnos por nuestra comida, nuestra bebida o nuestro vestido. Luego, de inmediato nos apunta a mirar hacia otro lado (ver Mt 6:26). Al mirar las aves del cielo y las flores del campo, trasladamos nuestro enfoque al Padre celestial, quien promete proveer para nosotros incluso mejor que para ellas.

En lugar de permitir que nuestra mente sea distraída por las dificultades del presente, Jesús nos manda: “Busquen primero Su reino y Su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas” (Mt 6:33). A medida que renovamos nuestra mente y disciplinamos nuestro corazón para mantener las cosas eternas como prioridad central, aprendemos a descansar en Dios, quien ha prometido suplir todas nuestras necesidades. Por lo tanto, incluso cuando nuestras responsabilidades temporales requieren cierta atención, siempre podemos mirar al Señor con confianza, en lugar de estar temerosos.


Reflexiona: ¿Qué preocupaciones terrenales te están distrayendo ahora? ¿Qué preocupa tu mente?

Reflexiona: La ansiedad te distrae con cosas temporales, pero Jesús te recuerda centrarte en las cosas eternas.

Actúa: En un diario o cuaderno, anota todas las cosas que te tienen ansioso. Luego, convierte esta “lista de preocupaciones” en una “lista de oraciones”: llévale al Señor cada preocupación y pídele que te muestre cuáles tienen que ver con tus responsabilidades, cuáles requieren acción y cuáles debes confiarle (soltarle) a él en fe.


Recomiendo el libro Ansiedad: Cómo conocer la paz de Dios (una devocional de 31 días) (P&R Books, 2023), por Paul Tautges.

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Diez de los mejores salmos para la ansiedad, la preocupación, y el miedo

17/02/2023 by kevin

Antes de compartir los mejores Salmos para la ansiedad, la preocupación, y el miedo, permíteme brindarte este aliento: si enfrentas ansiedad, miedo, o depresión, Dios conoce tu experiencia. Él guarda tus lágrimas en un frasco (Salmo 56:8). Puede sentir que estás pasando por una gran oscuridad, pero Él es LUZ para la oscuridad (Salmo 27:1).

Los salmistas también enfrentaron situaciones aparentemente desesperadas. ¿Enemigos que quieren comer tu carne? Ve al Salmo 27. ¿Hombres malvados te tientan a alejarte de Dios? Ve al Salmo 42. ¿La tierra literalmente se desgarra por las costuras? Ve al Salmo 46. Y a través de todo, “Dios es nuestro refugio y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones” (Salmo 46:1).

Mientras lees estos Salmos, alaba a Dios por conocer tus luchas y brindarte estas oraciones inspiradas por el Espíritu Santo. También ten en cuenta que esta lista no es exhaustiva, sino solo una muestra de algunos de los mejores y más poderosos Salmos para orar en tiempos de ansiedad.

Diez de los mejores Salmos para la ansiedad, la preocupación y el miedo

1. Salmo 27 – Una oración de suprema confianza en Dios

En medio de la adversidad, David inicia este salmo proclamando:

El SEÑOR es mi luz y mi salvación; 
¿A quién temeré? 
El SEÑOR es la fortaleza de mi vida; 
¿De quién tendré temor? (Salmo 27:1)

Incluso cuando se presenta el peor de los casos, como cuando los malhechores asaltaron a David para comer su carne (versículo 2) o lo inimaginable de que sus padres lo abandonen, David sabe que “El SEÑOR me recogerá” (versículo 10). 

Cuando tenemos luz en la oscuridad, salvación en la adversidad, y fortaleza para la batalla, no debemos temer ninguna situación. Saber esto es lo que lleva a David a adorar. Su anhelo más profundo es habitar “en la casa del Señor todos los días de mi vida, para contemplar la hermosura del Señor” (versículo 4). Cuando tu ansiedad parezca demasiado difícil de manejar, recuerda que Dios es nuestra salvación y hará que tu cabeza se levante sobre los enemigos que te rodean (versículo 6).

2. Salmos 42–43 – Una oración por los deprimidos y abatidos

Si alguna vez te has sentido deprimido, anhelando días mejores cuando Dios parecía estar más cerca, estos Salmos son para ti. El salmista clama en una tierra desértica con sed de Dios (versículos 1-2). Está lejos de Jerusalén, escuchando a sus enemigos gritar: “¿Dónde está tu Dios?” (versículo 3, 10), y recordando los buenos momentos que tenía con el pueblo de Dios (versículo 4). ¿Cómo evita el salmista la desesperación? Predicándose este estribillo clave a sí mismo:

¿Por qué te desesperas, alma mía,
Y por qué te turbas dentro de mí?
Espera en Dios, pues lo he de alabar otra vez.
¡Él es la salvación de mi ser, y mi Dios! (Salmo 42:5–6, 11; 43:5)

Si sientes que estás muriendo espiritualmente de sed, anímate. SIEMPRE hay esperanza en Dios nuestra salvación. Cuando te sientes deprimido, predica eso a ti mismo. Y clama a Dios para que satisfaga tu alma hambrienta.

3. Salmo 46 – Una oración para hacer de Dios nuestro refugio en tiempos de angustia

Dios es nuestro refugio y fortaleza, 
Nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. 
Por tanto, no temeremos aunque la tierra sufra cambios, 
Y aunque los montes se deslicen al fondo de los mares; 
Aunque bramen y se agiten sus aguas, 
Aunque tiemblen los montes con creciente enojo. (Salmo 46:1–3)

El Salmo 46 es una canción poderosa de regocijo en Dios nuestro refugio. La tierra puede estar cayendo a pedazos, pero podemos correr a Dios nuestro refugio para encontrar la seguridad. En momentos de temor, podemos confiar en que Él es “un pronto auxilio en las tribulaciones” (1) y que “está con nosotros” (7, 11). Martín Lutero escribió el himno “Castillo fuerte es nuestro Dios” en 1529 basado en este Salmo.

4. Salmo 56 – Una oración recordando que Dios asegurará nuestros pasos

David escribió este Salmo mientras huía de Saúl y también de los filisteos (aprende más sobre la situación en 1 Samuel 21:10–15). David comienza con el clamor “Ten piedad de mí, oh Dios, porque el hombre me ha pisoteado” (versículo 1). David pronto pone sus ojos en Dios:

En Dios, cuya palabra alabo,
En Dios he confiado, no temeré.
¿Qué puede hacerme el hombre? (Salmo 56:4; cf. 10-11)

Si David está completamente seguro en las manos de su Padre celestial, ¿qué puede hacerle el hombre? Lo peor que le puede pasar es que le quiten la vida. Pero como enseña Pablo, “el vivir es Cristo y el morir es ganancia” (Filipenses 1:21). Nuestros enemigos nunca tendrán la victoria final. 

En este Salmo, David se aferra a la Palabra de Dios y se llena de fuerza. David conoce las promesas de Dios por él y cómo Dios le cuida (versículo 8). Por causa de Dios, su roca, en lugar de estar pisoteado sobre la tierra, Dios protege a David para que él pueda “andar delante de Dios en la luz de la vida” (versículo 13).

5. Salmo 77 – Una oración para recordar las obras poderosas de Dios

Asaf abre este Salmo clamando en voz alta a Dios (versículo 1). “En el día de mi angustia busqué al Señor… Mi alma rehusaba ser consolada” (versículo 2). Asaf confiesa entonces la profundidad de su angustia: “Estoy tan turbado que no puedo hablar” (versículo 4). ¿Ha quitado Dios Su favor, abandonado Sus promesas y callado Su compasión? Asaf se pregunta (versículos 7–9). El punto de inflexión para Asaf llega cuando quita los ojos de su situación y los pone en las gloriosas obras de Dios del pasado:

Me acordaré de las obras del SEÑOR; ciertamente me acordaré de Tus maravillas antiguas. (versículo 11)

Asaf recordó la obra gloriosa de Dios al redimir a Su pueblo de Egipto, dividir el Mar Rojo, y cuidar de Su pueblo en el desierto.

A menudo, durante los ataques de ansiedad, nuestro corazón no puede dejar de meditar sobre nuestras ansiedades. Lo que necesitamos es una nueva perspectiva, una razón para adorar a Dios en lugar de cuestionar su bondad. Cuando luches contra la ansiedad, mira las obras poderosas de Dios en el pasado y no te concentres solo en tu pequeño mundo. Preste especial atención a la muerte y resurrección de Jesús, quien es un nuevo y mejor Moisés. Él redime a los hijos de Dios y los trae desde la esclavitud del pecado a la Tierra Prometida del cielo (ver Hebreos 3:1–6).

6. Salmo 91 – Una oración por la protección espiritual

El Salmo 91 es el Salmo de liberación para los creyentes de todo el mundo, y por una buena razón. La protección que Dios ofrece es integral:

No temerás el terror de la noche, 
Ni la flecha que vuela de día, 
Ni la pestilencia que anda en tinieblas, 
Ni la destrucción que hace estragos en medio del día. 
Aunque caigan mil a tu lado 
Y diez mil a tu diestra, 
A ti no se acercará. 
Con tus ojos mirarás 
Y verás la paga de los impíos…
Pues Él dará órdenes a Sus ángeles acerca de ti, 
para que te guarden en todos tus caminos. (Salmo 91:5–8, 11)

Sin embargo, no debemos tratar el Salmo 91 como un amuleto de la suerte. Recuerde, el diablo tentó a Jesús con las palabras de este Salmo (versículos 11 y 12) para ponerle a prueba (ver Mateo 4:1–11). Más tarde, los hombres malvados crucificaron a Jesucristo. Además, Jim Elliot (cuya biografía La sombra del Todopoderoso toma su nombre del versículo 1 de este Salmo) murió a manos de nativos violentos. Algunos pueden preguntarse, ¿por qué Dios no protegió a Jim Elliot ni a su Hijo Jesús?

En realidad sí lo hizo. La protección ofrecida en el Salmo 91 es mejor que la mera seguridad temporal: es la protección eterna de nuestras almas. Nuestra muerte en esta vida es solo el pasaje a una eternidad de gozo en la presencia de Dios.

¡Eso es lo que yo llamo una liberación gloriosa!

Disfruta este mensaje breve sobre Salmo 91 por Sugel Michelén:

7. Salmo 112 – Una oración por un corazón firme y fiel

Este Salmo comienza con alabanza, recordando a los lectores de la fuente de la bendición de Dios: deleitarse en Sus mandamientos (versículo 1). Continúa describiendo la bendición de los justos, y cómo nunca serán sacudidos (versículo 6). Los versículos 7 y 8 muestran cómo la confianza del hombre justo en Dios obra para combatir la ansiedad y el miedo:

No temerá recibir malas noticias; 
Su corazón está firme, confiado en el SEÑOR. 
Su corazón está seguro, no temerá, 
Hasta que vea vencidos a sus adversarios. (Salmo 112:7–8)

Mira a Dios, deléitate en Su Palabra, confía en Sus promesas, y te mantendrás firme en la adversidad.

8. Salmo 119 – Una oración sobre la naturaleza dadora de vida de la Palabra de Dios

Adapté esta descripción del capítulo “Estoy demasiado estresado” en mi libro Cuando orar es una lucha:

Le pregunté a un consejero amigo mío qué pasajes de la Biblia recomienda para aquellos que luchan contra la ansiedad, y su respuesta me sorprendió al principio: “El Salmo 119”. Pero pronto me di cuenta de la sabiduría de su recomendación: el Salmo 119 es una larga meditación del salmista sobre su deleite en la Palabra de Dios y el reflejo de su poder en su vida. Cuando leo el Salmo 119, las palabras del salmista conmueven mis afectos por Dios e incluso me ayudan a ver los efectos positivos que puede tener mi ansiedad si la someto al Señor: “Bueno es para mí ser afligido, para que aprenda Tus estatutos” (v. 71). Cuando estamos en Jesús, siempre existe un lado positivo para nuestra ansiedad y sufrimiento.

También le puede interesar: Una teología del sufrimiento en formato pequeño

9. Salmo 121 – Una oración por la liberación de nuestro divino ayudante

Este Salmo de Ascensión comienza con las palabras familiares,

Levantaré mis ojos a los montes; 
¿De dónde vendrá mi ayuda? 
Mi ayuda viene del SEÑOR, 
Que hizo los cielos y la tierra. (versículo 1)

Dios no solo es nuestra ayuda en tiempos de angustia (versículos 1–2), podemos descansar confiando en que Él nos guardará y “no se adormecerá” (versículos 3-4). Dios es nuestra ayuda, protector, y libertador en toda situación y en todos los sentidos. 

Resumiendo los versículos 7-8, el Dr. James Hamilton escribe: “Yahweh guardará la entrada y la salida, las idas y venidas, el curso normal de la vida, y Yahweh lo hará así en el presente y en el futuro hasta lo por venir”. Este Salmo no promete una vida perfecta, pero nos recuerda que ningún daño espiritual puede llegar a los que están en Jesucristo.

10. Salmo 131 – Una oración de paz y disfrutando la presencia de Dios

El Salmo 131 es un salmo que oro cuando estoy ansioso. Explico el por qué en Cuando la oración es una lucha:

La actitud que Dios quiere que tengamos al orar se refleja en una poderosa imagen del Salmo 131: “He calmado y acallado mi alma; como un niño destetado en el regazo de su madre, como un niño destetado está mi alma dentro de mí” (v. 2). Un niño destetado ya no se acerca a su madre solo en busca de leche; está allí para disfrutar de la presencia de su madre. Calmar nuestros corazones con el objetivo de pasar tiempo con Dios nunca ha sido más importante que ahora, cuando nuestro mundo se vuelve cada vez más ruidoso y distractor con cada día que pasa. Pero con un esfuerzo consciente y un amor creciente por Dios, nos enfocaremos cada vez más… y oraremos.

No, el Salmo 131 no menciona situaciones preocupantes directamente, pero me recuerda que la paz comienza en la presencia de Dios.

Dios nuestro refugio

Acabas de ver el plato de muestra de los mejores Salmos para combatir la ansiedad, la preocupación, y el miedo. ¡Ahora haz que estas oraciones sean tuyas!


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Filed Under: Biblia y Teología Tagged With: Ansiedad, Salmos

Cuando la oración empeora la ansiedad

11/09/2019 by kevin Leave a Comment

“Por nada estén afanosos; antes bien, en todo, mediante oración y súplica con acción de gracias, sean dadas a conocer sus peticiones delante de Dios. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará sus corazones y sus mentes en Cristo Jesús”, Filipenses 4:6-7.

Año tras año, los datos de búsqueda en los principales sitios web de la Biblia muestran que Filipenses 4:6-7 es uno de los pasajes más populares de las Escrituras, y con razón: nos muestra el camino aprobado por Dios para pasar de la ansiedad a la paz.

Desafortunadamente, nuestros corazones desesperados se desvían fácilmente buscando un remedio para nuestro estrés. Tratamos este precioso pasaje como un talismán, y nos perdemos el verdadero significado del pasaje y, además, nos perdemos del camino hacia la paz. Una situación reciente que me sucedió lo ilustra.

Mientras pensaba en mi situación estresante de manera práctica, mi ansiedad empeoró. Lo mismo sucedió cuando intenté fijar mi atención en otra cosa: la ansiedad aparecía de nuevo en poco tiempo.

Entonces Filipenses 4:6-7 me vino a la mente. ¡La oración es la respuesta!

Entonces me arrodillé para orar.

Mi oración comenzó bien, pero pronto sentí que estaba atrapado en un auto caliente, respirando el mismo aire una y otra vez. Cada línea de mi oración atrapaba mi aliento, y sentía un anhelo más profundo de tomar aire fresco. La oración empeoró mi ansiedad.

¿Qué pasó? ¿Es la promesa de Dios en Filipenses 4:6–7 una farsa?

Al reflexionar sobre este problemático episodio, me di cuenta de que la promesa de Dios no era una farsa, sino que yo estaba equivocado.

Sentirte mal no te dará paz

Mi oración impulsada por la ansiedad no mejoró las cosas. Esto se debe a que Dios no promete que cualquier tipo de oración detendrá la ansiedad. Él prescribe que sea una súplica con acción de gracias (Fil. 4:6). Un corazón que carece de gratitud no encontrará la paz de Dios.

Pronto me di cuenta de mi falta. Mis lamentables intentos por dar gracias a Dios no venían del corazón, sino que siempre venían precedidos por un “pero…”, como si dijera: “Dios, te doy las gracias por esto, pero me debes una”. Pasar por alto la verdadera acción de gracias conduce a un cóctel de otros pecados, que incluyen refunfuños egocéntricos, cinismo, codiciar las situaciones de los demás, reclamar mis derechos y, en última instancia, incredulidad. Todo esto es contrario al agradecimiento.

Yo me lamentaba de mi situación siempre en lugar de regocijarme en el Señor siempre (Fil. 4:4). Debemos orar con acción de gracias “en todo” (Fil. 4:6). Un corazón agradecido no es solo un remedio para la ansiedad; es parte de una dieta espiritual saludable para cada circunstancia (véase 1 Tes. 5:16-18).

Meditar en tu ansiedad no te dará paz

Un segundo error en mi intento de oración fue meditar en lo incorrecto. Mis oraciones repetían los detalles de mi ansiosa situación ante el Señor, y derramaban gasolina sobre el fuego de mi ansiedad.

Lo que estaba haciendo era apoyarme en mi propio entendimiento, lo cual no debemos hacer por varias razones: primero, es lo opuesto a confiar en el Señor, y segundo, hacerlo supone que tenemos la capacidad de comprender nuestras situaciones, sin importar cuán simples o complejas parezcan (Pr. 3:5–6).

La única forma de apagar los fuegos de la ansiedad es, afortunadamente, poner nuestras mentes en las cosas buenas que menciona Filipenses 4:8 (“todo lo que es verdadero, todo lo digno, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo honorable, si hay alguna virtud o algo que merece elogio, en esto mediten”).

Poner nuestras mentes en estas cosas no es una acción única, ya que los fuegos de ansiedad pueden regresar rápidamente; es una mediación continua.

Pablo ofrece otra cosa en qué pensar: en su ejemplo.

“Lo que también han aprendido y recibido y oído y visto en mí, esto practiquen, y el Dios de paz estará con ustedes”, Filipenses 4:9.

Pablo tenía razones para estar ansioso, pues escribió Filipenses y varias otras de sus epístolas desde la prisión. Pero el enfoque de Pablo para combatir la ansiedad no solo era adoptar la perspectiva de Dios, sino también era ser impulsado por Su poder. Pablo podía aprender de la satisfacción a través del hambre, la abundancia, o la necesidad:

“Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”, Filipenses 4:13.

No es Pablo el único ejemplo. Tenemos una gran nube de testigos en las Escrituras (Heb. 11), los ejemplos de hombres y mujeres fieles de la historia de la iglesia, y creyentes en nuestras iglesias de hoy que modelan vidas de paz en la tribulación.

Seguir estos ejemplos te ayudará a luchar.

¿Paz en todo momento?

No se nos promete una vida sin problemas. En todo caso, lo contrario. Lo que distingue la vida cristiana es que, aunque se nos promete que habrán problemas, nuestro Salvador ha superado nuestros problemas porque Él ha vencido al mundo (Jn. 16:33).

Incluso cuando nuestra comprensión de las circunstancias va de mala a inimaginablemente peor, como sucedió con Habacuc, nuestra paz y alegría no descansan en nuestras circunstancias, sino en nuestro Padre fiel que juzga el mal y salva a Su pueblo, y es soberano sobre nuestras circunstancias (Hab. 3:17-19).

Nuestras ansiedades pueden fluir de situaciones mezquinas, graves, o de algún punto intermedio, pero siempre podemos estar seguros de Su presencia fiel y reconfortante (Sal. 23:4; Mt. 20:20).

El camino de la paz

Al reflexionar sobre mi análisis post mortem de mi episodio de ansiedad, me volví menos confiado en mi poder para fabricar paz por mí mismo, y más confiado en la capacidad que Dios tiene para darme la paz en las más sombrías de las circunstancias.

Lo que hace que Su paz sea especial no es que una simple oración elimine todos nuestros problemas de inmediato; es que podemos conocer a Aquel que lo trasciende todo, y podemos llamarlo nuestro Padre soberano y amoroso. Podemos confiar en que a menudo permite que las situaciones de la vida nos atraigan hacia Sí y nos hagan crecer más como Cristo.

Nuestras emociones no son esclavas a nuestras circunstancias, sino que Cristo las liberó para disfrutar de la paz y la alegría celestiales, sin importar lo que pase. Esta es la paz que el mundo anhela, la paz que Dios anhela dar, y la paz que es nuestra en Cristo.

—

Lee más cómo superar los obstáculos en la oración en el libro Cuando orar es una lucha: Una guía práctica para superar los obstáculos en la oración.

 

Artículo publicado originalmente por Coalición por el Evangelio. 

Filed Under: Vida Cristiana Tagged With: Ansiedad, Oración

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